diciembre 27, 2011

Sin Retorno, Ley Antiterrorista, E.Grüner


Una reflexión personal sobre la ley “(anti)terrorista”





Eduardo Grüner


1. Cuando ocurrió el conflicto con “el campo”, en el 2008, una de las consecuencias “íntimas” o “cotidianas” que más lugar ocupó en los comentarios registraba la división (ideológica, política, y aún “actitudinal”) en el interior de las familias, los grupos de amigos, los compañeros de trabajo, los colegas de la facultad, los vecinos, incluso las parejas. Los que hasta entonces estaban afectivamente cercanos se alejaban, y aún se enemistaban. En las reuniones familiares o los cumpleaños se evitaba prudentemente el tema, hasta que alguien no aguantaba más; entonces bastaba el más tímido o alusivo de los enunciados, para que estallara la bronca contenida de uno u otro lado, y ahí “se pudría todo”. Se comparaba ese estallido de las redes que hasta allí parecían indiscutibles con lo que había sucedido durante el primer peronismo, o incluso durante la guerra civil española: una manifiesta exageración, sin duda. Pero exagerada o no, era una interesante micro-sociología a lo Erving Goffman, o algo así. ¿Pasará lo mismo ahora? ¿Soportarán nuestros amigos, colegas, vecinos, etcétera, que les digamos que lo que veníamos percibiendo como “giros a la derecha” aparecen condensados en este verdadero volantazo que ya deja cerca de cero resquicio a la duda? ¿Valdrá la pena, aún así, la discusión? Miguel Briante (alguien a quien siempre recuerdo con enorme cariño) solía decir –creo que citando a Chesterton- que “por un buen chiste, vale la pena perder un amigo”. Pero, claro, esto no es un chiste, ni bueno ni malo. Y, pensándolo bien, tampoco es en nada comparable a lo del 2008. Porque aquello –que algunos pensábamos que era una “interna” de la burguesía- de todas maneras parecía ser en contra de lo que se ha dado en llamar (no por primera vez en la historia) el gobierno nacional y popular. Esto no. Esto viene del gobierno nacional y popular.
2. El gobierno nacional y popular tiene ahora, para empezar, y entre muchos otros, un problema “semántico”: ¿puede ser “nacional” un gobierno que resigna su soberanía nada menos que para dictar leyes, sometiéndose a las presiones de un organismo económico internacional como el GAFI, comandado a control remoto por el Imperio? ¿puede ser “popular” un gobierno que propone leyes “antiterroristas” que, en manos de jueces conservadores o simplemente desaprensivos, podría castigar con severas penas de cárcel a unos obreros que ocupen una fábrica, unos campesinos que protesten por la contaminación de la minería a cielo abierto, unos maestros que instalen “carpas blancas” demandando aumento de salarios? ¿se puede seguir diciendo que un gobierno que hace eso no “criminaliza” o no “judicializa” la protesta social? La réplica de que la ley introduce una cláusula explícitamente aclaratoria de que ella no está hecha para eso no resiste el menor análisis, y además insulta nuestra inteligencia: si hay que aclarar eso ¿para qué se incluyó la duda en primer lugar? Si la ley está hecha únicamente para los delitos económicos de las grandes empresas concentradas, o lo que fuere, ¿por qué no se dijo eso clara, directa e inequívocamente desde el principio? La respuesta no puede ser más que una: unas cosas hacen pasar las otras. A los representantes “populares” que la han votado –y cuya obsecuencia ha sido realmente vergonzosa, precisamente porque son representantes “populares”- se les sirvió en bandeja una coartada , bajo el argumento de que la ley contiene también cláusulas presuntamente “progresistas”. Para colmo, se la hace pasar en voz baja, poco menos que “traspapelada” entre otras leyes dizque asimismo “progresistas” (el estatuto del peón rural, papel prensa). Mientras tanto, por supuesto, en las cláusulas “puramente” económicas se siguen evitando cuidadosamente medidas realmente progresivas –que no es lo mismo que “progresistas”-, como sería una serie de profundas reformas financieras, fiscales e impositivas (¡no digamos, Dios mío, una reforma agraria, ya que de “ruralidades” hablamos!) que podrían hacerse perfectamente sin “patear” ningún tablero ni flamear banderas rojas, o siquiera rosaditas desteñidas; ¿cómo se explica que –en una situación de infinita mayor debilidad que la actual- el gobierno, como no deja de refregársenos por la cara constantemente, pudo bajar el retrato de Videla, rechazar el ALCA o reestatizar las AFJP, y después del 54 % se produce este grandioso retroceso ? ¿O será que no es ningún “retroceso”, sino la tan mentada profundización del “modelo” (que profundiza, por ejemplo, la ya bastante siniestra ley antiterrorista del 2007)? Lo de los “representantes populares” no es ninguna broma: hay entre ellos –y ellas- antiguos luchadores por los que, más allá de diferencias políticas, podíamos guardar algún respeto. Ya no. Ver a esas personas (con alguna de las cuales varias veces hemos tomado café, o cenado, o conversado, o discutido) votando afirmativamente esta barbarie, eso es de por sí “terrorífico”. Este es, como se dice, un punto sin retorno. Qué lástima. Para mí, digo, no sé si para ellos.
3. Pero los problemas “semánticos” continúan. Usar una palabra como “terrorismo” en un país con la historia reciente de la Argentina, ¡hay que atreverse! Quizá haya sido finalmente eso (entre muchas otras cosas, se entiende) lo que ha decidido a personas con posición política tan inequívoca como Horacio Verbitsky, Mempo Giardinelli o el juez Zaffaroni , a manifestar su enérgica oposición a la ley. Ni qué hablar, como era dable esperarse, de todos los organismos de DDHH (con la excepción, hasta ahora, de Hebe). La enorme ironía –habría que decir, más bien, sarcasmo – es que este gobierno, que se precia con razón de haber impulsado tantos juicios por crímenes de lesa humanidad, sólo había empleado el término “terrorismo” para hablar del… terrorismo de Estado . Habría mucho que decir sobre esta verdadera perversión lingüística que viene a sumarse a la legal, invirtiendo el uso de palabras “sagradas”: hasta ahora, los “terroristas” eran ellos (Videla y Cía.), ahora podemos serlo también nosotros , casi cualquiera. Sobre todo cuando –como han insistido todos los que se oponen a la ley, incluidos los simpatizantes del gobierno- el contenido semántico de la palabra es por lo menos “difuso”. Y esa “difusión”, esa indeterminación, esa “incerteza”, es el fundamento verdadero del Terror. En alguna parte, Hanna Arendt habla de la diferencia entre los campos de concentración nazis y los franceses de Vichy. En los primeros, es sabido, se cosía una estrella amarilla en el uniforme a los judíos. Eso servía para fracturar la solidaridad: los otros prisioneros –gitanos, comunistas, opositores políticos, lo que fuera- sabían que los de la estrella estaban peor que ellos, si eso era posible (y lo era). Los franceses, en cambio –siempre tan cartesianos y atentos al valor de los signos- cosían en el uniforme de sus prisioneros muchas diferentes imágenes arbitrarias sin sentido preciso. Ya no se trataba entonces de la fractura, sino del estallido de la solidaridad: cualquiera podía estar peor que yo, o yo peor que cualquiera. Así funciona el Terror: cuando no se sabe exactamente cuándo nos va a tocar, y por qué. Así funcionó durante la dictadura de esos que, hasta antes de ayer, eran los terroristas (estatales). Pero ahora no estamos en dictadura. No es un gobierno nazi. Es el gobierno “nacional”, “popular”, “democrático” y “progresista” de los Derechos Humanos. Nos lo van a tener que explicar. Muy despacio y con mucha claridad.
4. Nos van a tener que explicar, muy despacio y con mucha claridad, pero ahora , e imperiosamente, cómo es que esto era necesario ahora . Cómo es que era necesario, con la fuerza del 54 % de los votos, someterse sin discusión al mandato de ese Imperio siniestro que –los que votaron a altas horas de la noche, casi en la clandestinidad, rapidito para no “hacer olas”, no ignoran esto; al contrario, lo han denunciado muchas veces, y eso hace más insoportable lo que hacen ahora-, ese Imperio siniestro, decíamos, usó y sigue usando la palabra “terrorismo” para justificar verdaderos genocidios como los cometidos en Afganistán o en Irak, y antes en Vietnam, en Nicaragua, en Chile, en la Argentina. Nos lo van a tener que explicar muy cuidadosamente a todos los ciudadanos argentinos, pero muy particularmente, en este caso, a los que en su momento, equivocados o no (y ahora, lamentablemente, sabemos que sí), salimos a defenderlos contra la soberbia “destituyente” del “campo”, y sin ahorrarnos nuestras críticas ni identificarnos irreflexivamente con un gobierno al que no habíamos votado, del cual sabíamos desde siempre cuáles eran sus límites y sus posibilidades, sin embargo privilegiamos la necesidad de posicionarnos contra lo que considerábamos “lo peor”. Pero, sobre todo, se lo van a tener que explicar muy claramente a los que desde el principio confiaron , y trabajaron arduamente para llevarlos al poder, para transformarlos en sus representantes. A todos esos jóvenes honestos de la “nueva militancia” con los que se llenan la boca. A los obreros, los piqueteros, los miembros de los movimientos barriales, los pobres, los “tercerizados”, que a veces pusieron el cuerpo por ellos , y que si ahora cortan una calle podrán ser considerados “terroristas”. Y no sabemos si no correrán algún riesgo los miles que fueron espontáneamente al velorio de Néstor o a los festejos del Bicentenario, cortando muchas calles. Y no es que el terrorismo no exista, no somos ingenuos: es algo de lo que siempre estuvimos enfáticamente en contra, porque considerábamos que ninguna vanguardia iluminada que ejerciera la violencia indiscriminada, con el riesgo tantas veces realizado de masacrar inocentes, iba a “liberar” a ningún “pueblo”. Que esa era una tarea del propio pueblo, de las masas trabajadoras organizadas y en conjunto. Que “sólo el pueblo salvará al pueblo” (una antigua consigna peronista ¿la recuerdan?). Todo esto lo sabíamos. Pero ya no lo sabemos más. Porque ya no sabemos qué quiere decir “terrorista”. Esos votos nos han quitado hasta el lenguaje . Y, como advertía Freud: se empieza por ceder en las palabras, y se termina entregando todo . Nos lo van a tener que explicar.
5. Que se nos entienda bien. Esas “explicaciones” no se las estamos exigiendo al gobierno . Eso sí que sería una flor de ingenuidad. No. Se las estamos exigiendo a nuestros “representantes” (porque son nuestros aunque no los hayamos votado ni nos sintamos “representados” por ellos), muy sobre todo a aquellas ex militantes de la “patria socialista” y aquellos ex comunistas, que tienen compañeros desaparecidos, asesinados, torturados, secuestrados, arrojados de los aviones… por “terroristas”. Ellos ya no están en condiciones de pedir explicaciones. ¿O sí? ¿No se las deben, por lo menos, a su memoria , que tanto les gusta honrar en los actos oficiales, como en ese acto oficial en que honraron a las Madres de Plaza de Mayo media hora antes de entrar al recinto del Congreso de la Nación (aunque ahora nos preguntamos de cuál) a votar este mamarracho –así lo llamó Zaffaroni, pero se olvidó de agregar:- monstruoso ? A ellos se las estamos exigiendo, e incluso por su propio bien. ¿O necesitamos una vez más caer en el ya cansado sentido común de recordarles el viejo poema de Brecht (“Primero vinieron…”)? ¿No se dan cuenta del potencial instrumento que acaban de poner en manos de este o de cualquier gobierno futuro, y del que no pueden garantizar que se les vuelva en contra a ellos mismos? Porque podrán decirnos –aunque quién sabe con qué argumentos, a esta altura- que este gobierno no va a usar “mal” ese instrumento. Pero entonces, ¿para qué lo quieren? ¿Para el próximo, que podría ser, por ejemplo, Macri? Y si están confiados en que el próximo va a ser del mismo signo que este, que “no reprime”, entonces ¿para qué? ¿Nos toman por idiotas? A ellos se las estamos exigiendo, las explicaciones. Se las estamos pidiendo, también, a los intelectuales progresistas que saben recitar a Benjamin, por ejemplo aquello de que “si el enemigo sigue ganando, ni los muertos van a estar a salvo”. Y que ahora se están dando cuenta –suponemos- de que no, no están, los muertos, a salvo. No están a salvo, ya, aquellos desaparecidos, etcétera. No están a salvo los muertos del 19 / 20 de diciembre del 2001 que –porque el círculo de perversiones no parece tener fin- fueron conmemorados “oficialmente” el mismo día que se votaba esto. No están a salvo Kostecki y Santillán, ni Julio López, ni Luciano Arruga, ni “los Ferreyra” (Mariano y Cristian), ni los qom , ni los del Indoamericano, ni los campesinos jujeños del Ingenio Ledesma. Tampoco están a salvo esos queridos, llorados, amigos y maestros que podrían habernos ayudado a encontrar esas explicaciones: León Rozitchner, David Viñas, Nicolás Casullo, tantos otros. Todos, pero para este caso especial León, para quien el Terror era justamente uno de sus temas que más le desgarraban el pensamiento. Muertos, están, todos ellos; pero no a salvo de que –porque la ley no tiene efecto retroactivo, pero el lenguaje sí- ahora sean todos ellos “terroristas”. De que sean, pues, equiparados –porque el círculo de perversiones no parece tener fin- con los que asesinaron a las víctimas de la Embajada y de la Amia, dos actos terroristas incalificables que ahora están siendo usados -porque el círculo de perversiones no parece tener fin- para justificar esto . A ellos, a todos ellos, y ellas, se las estamos exigiendo, las explicaciones.
6. Y estamos esperando –“desesperadamente”, si se disculpa el mal juego de palabras- la próxima Carta Abierta. Que no dudamos llegará rápidamente. ¿Verdad que sí?

diciembre 20, 2011

Comunicado MOCASE por nuevos hechos

Un campesino baleado y otro golpeado ferozmente por matones del empresario Ricardo Villa y el Comisionado Municipal de Villa Matoque
En el paraje Villa Matoque, noroeste de Santiago del Estero, balearon a Néstor Palacios y golpearon a Ariel Palacios, campesinos que defendían los territorios de la comunidad frente al avance de los alambradores custodiados por una banda armada, al servicio de Ricardo Villa de la empresa Servicios y Negocios y su socio el comisionado municipal “Chillín” Santillán.
El conflicto es con la empresa Servicios y Negocios S.A deYerba Buena Tucumán CUIT: 30-65756128-9 S, que desde el 2009 intenta acaparar los lotes Cruz Bajada, Saucioj y Pilpinto, unas 15 mil has contratando grupos armados al mando de “el Paraguayo” y de Martin Caldera con el apoyo de Miguel Gimenez de Quimilí y con la disposición de los bienes de la comisión Municipal de Villa Matoque para alambrar. Ésta situación afecta a más de 50 parajes campesinos indígenas.
El chango baleado es Nestor Palacios y el golpeado Ariel Palacios, del paraje Mistolito. Este Lunes 19, a las 11 de la mañana, estaban ellos junto a otros compañeros de Mocase –UPSAN intentando impedir que los alambradores de la empresa sigan acaparando tierras de las comunidades; de repente, aparacieron el Comisionado Municipal Chillín Santillán y miembros de su familia armados y Luis Jeremias Santillán le disparó cerca del corazón a Néstor. Fue llevado a Quebrachal y de ahí a Salta porque esta grave, la bala atravesó el cuerpo, presuntamente de un rifle. Ariel fue golpeado y esta en Quebrachal siendo asistido.
El conflicto se viene denunciando desde el 2009 en Juzgado de Monte Quemado cuando Ricardo Villa llega a la zona, primero a Saucioj y luego a Rumy, La Soledad, Platero y obliga a algunos pobladores a firmar contratos de venta de posesión, que nunca se cumplen. Luego de intentar desalojar de esta manera, ante la resistencia de las comunidades, se llevan a cabo dos alambrados custodiados por un grupo de armados al mando del Paraguayo.
El comisionado de Villa Matoque Hugo “Chillín” Santillán junto a su familia son encargados de realizar el alambre, amenazar y obligar a los pobladores para que firmen, y tramitar con los jueces y políticos amigos los permisos truchos de desmontes. Su familia son Alonso Santillán Secretario de gobierno (padre de Luís Jeremías el que hizo el disparo a Néstor ), Andrés Villalba Policía del destacamento N°15 de Villa Matoque (cuñado de Hugo Santillan), Alonso Santillán (Hijo del secretario del Comisionado y policía en la Seccional 22 de Monte Quemado), hoy estaba de servicio mientras su hermano le disparaba a Néstor y Julio Amaya suegro del Comisionado. Esta banda de políticos responden a Gerardo Zamora.
Desde Agosto de 2010 Ricardo Villa junto con todo este grupo alambra el campo comunitario de los parajes Platero, la Soledad, Dos Paraísos y Rumy. Se lleva a cabo un desmonte y destruyen la casa de los compañeros Jorge Ricardo Argañaraz y Dalia Abigail Belizán, sin ninguna orden de desalojo. Luego en Diciembre 2010 el juez coloca una medida de No Innovar que no es respetada por la empresa y continua alambrando y desmontando, existen constataciones policiales de esto. Sin embargo en enero de 2011 el Juez Fringes Sarria por pedido de la empresa levanta la medida y se declara incompetente. Sin embargo libra ordenes de detención para campesinos de la zona que impedían los alambrados, Juan Luna, Ricardo Cuellar y Roque Gonzalez.
Durante este año la familia Argañaraz y Perez siguieron sufriendo amenazas, disparos en la casa y matanza de animales.
En Diciembre de 2010, fue llevada una comisión del Gobierno al lugar por las organizaciones campesinas e indígenas. Todos los funcionarios del ejecutivo provincial avalaron el accionar de la empresa, incluso cuando se detectaron topadoras y tractores robados con los que llevaban a cabo los trabajos así como personal de seguridad armado de la empresa sin registrar. En la comisión estaban Publio Araujo, Director de Bosques, quien avaló el plan de desmonte, la Directora de Colonización, el Jefe Camaño de la Policía de Santiago, la Escribana de Estado y personal del Comité de Crisis y Registro de poseedores dependientes de la Jefatura de Gabinete.
A un mes del asesinato de Cristian Ferreyra, otras víctimas de la inacción del gobierno o, más bien, de su accionar delictivo, ya que el comisionado es parte del gobierno así como toda la plana mayor del ejecutivo provincial que participó de los operativos y que permitieron y avalaron el accionar criminal de la empresa.
Exigimos la inmediata detención del agresor Jeremías Santillán, del Comisionado Hugo Chillín Santillán y del empresario Ricardo Villa responsables directos e investigación a todos los cómplices que han permitido y avalado que la situación siga agravándose.
Exigimos el desarme inmediato de las bandas armadas que siguen operando al servicio de los empresarios en los departamentos Copo, Pellegrini, Alberdi, Figueroa, Moreno, entre otros.
Denunciamos la complicidad del Gobierno provincial de Gerardo Zamora y exigimos se asuman las responsabilidades políticas.
Denunciamos las maniobras del Ministro de la Producción Luís Gelid, de la Sociedad Rural y la CRA a las que responde, para garantizar la “seguridad jurídica” de los agronegocios, que no es más que impunidad y atropellos a los derechos de las comunidades campesinas indígenas, como así también la campaña de presión para liberar a Ciccioli, empresario detenido por el asesinato de Cristian Ferreyra.
Seguiremos en Asamblea y Movilización Permanente en defensa de nuestros territorios campesinos indígenas.