abril 25, 2010
DEbate con un gran productor sojero
Réplica a la respuesta de Gustavo Grobocopatel
Más debate por la soja
La entrevista a Gustavo Grobocopatel publicada en Cash provocó la reacción de los investigadores Teubal y Giarracca. Luego, el empresario agropecuario les respondió, y ahora esos especialistas nuevamente salieron al cruce de sus afirmaciones.
Por Norma Giarracca y Miguel Teubal
Si bien no es nuestro estilo discutir con agentes económicos a quienes solemos entrevistar e incorporar en nuestras investigaciones, en este caso fuimos nosotros quienes iniciamos el debate y trataremos de responder a Gustavo Grobocopatel. Simplemente haremos explícitos los datos estadísticos que respaldan nuestros dichos e interpretaciones y finalmente realizaremos dos pequeños comentarios.
Cuando Grobocopatel dice que el modelo agropecuario “hizo que Argentina produzca tres veces más en 20 años”, inferimos que se refiere a la producción granaria, que aumentó de 38,2 millones de toneladas en 1990/91 a 93,1 millones de toneladas en la campaña 2007/8. Este crecimiento se basó en gran medida en la producción sojera, mientras que para los demás cereales y oleaginosos la producción aumentó mucho menos, se estancó o se redujo. En este mismo período la producción sojera aumentó de 10,8 millones de toneladas en 1990/91 a 35 millones en 2002/2003 y a 47 millones en 2008/2009. Estimaciones corrientes establecen una producción sojera record para el corriente año de 53 millones de toneladas (Cash, 18/4/2010). La soja representaba 10,6 por ciento de la producción granaria total en 1980/81, pasó a representar el 28,4 por ciento en diez años después y al 50 por ciento en el 2007/2008. Igual tendencia ocurrió con la superficie destinada a la producción sojera, que en la actualidad, con 16,6 millones de hectáreas de soja, representa el 53 por ciento del total. Entre 1990/91 y 2007/8, 60 por ciento del aumento de la producción granaria total correspondió a la soja.
La soja es un producto de exportación; no es un producto de consumo masivo y en el proceso de estos últimos años resultó un sustituto de otros productos alimentarios y de consumo popular. Por eso el gran aumento de la producción agropecuaria no se tradujo en una mayor disponibilidad de alimentos para la mayoría de la población. No sólo se produce menos trigo per cápita, un alimento de consumo masivo, sino que la producción de carne en 2008 es igual a la de 1980: el stock ganadero de 51 millones de cabezas se redujo en un 17 por ciento con relación a 1977. También la producción de lácteos es igual a 15 años atrás, cuando en el país había el doble de la cantidad de tambos que existen en la actualidad y la población ha crecido en ese período.
También se ha expandido la soja hacia el interior del país, sustituyendo al algodón en el Chaco y a otros cultivos industriales y producciones alimentarias locales en otras regiones. Asimismo avanza sobre la yunga, y el bosque nativo en Salta, Santiago del Estero y Formosa, donde con violencia se desplazan a campesinos y comunidades indígenas. En Santiago del Estero se deforestaron en el período 2002/2006 más de 515 mil hectáreas; en Salta, 477 mil; y en Santa Fe, 3.553.290 hectáreas.
Tampoco es cierto que esta expansión agropecuaria basada en el modelo sojero haya reducido los costos de los alimentos y facilitado el acceso a la alimentación. Todo lo contrario. No ha habido una caída en los precios de los alimentos. Y en la coyuntura inflacionaria actual los alimentos lideran los aumentos de precios en general como lo vinieron haciendo en la década de los noventa, incidiendo significativamente sobre el presupuesto familiar de los sectores de más bajos ingresos.
El consumo per cápita anual de la leche pasteurizada ha pasado de 3,37 litros/cápita en 1999 a 2,87 litros/cápita en el 2006. El consumo anual de la yerba mate pasó de 8,20 kg/per cápita en 1999 a 6,01 kg/per cápita en 2006. Y la harina de trigo bajó su consumo de 84,5 kg/per cápita en 1999 a 83,7 kg/per cápita en 2006. En cambio, el consumo de aceite de soja aumentó de 3,71 litros por año per cápita a 12,81 litros por año, sustituyéndose el consumo del aceite de girasol (se redujo de 12 litros en 2000 a 9,6 litros en 2006).
Los consumos per cápita de la población o en el consumo aparente no registran aumentos, y menos aún con relación a los incrementos de productividad, que en muchos casos no fueron tan significativos como se pregonan. En síntesis, cuando planteamos reflexionar sobre los cambios agrarios y sus efectos en la alimentación –mostremos o no los datos–, la información confiable está sustentando nuestras palabras así como una larga experiencia de “campo” recorriendo distintas realidades nacionales.
En segundo lugar, Grobocopatel insiste en el argumento de que la siembra directa es una medida ambientalista y que el glifosato no es el peor agroquímico que existe, o bien es inocuo. Durante 2009, la superficie implantada con soja recibió más de 200 millones de litros de glifosato, un aumento de más del 1400 por ciento de lo aplicado en 1996 (14 millones de litros). A este herbicida, parte indispensable de la siembra directa y del paquete tecnológico que involucra al modelo sojero, se suman las aplicaciones de 2-4D, atrazina y endosulfán, los cuales sumarán entre 32 y 37 millones de litros. Son múltiples las consecuencias de la fumigación masiva de la soja con estos productos: se han afectado pobladores y existen sólidas denuncias basadas en registros de médicos hospitalarios de las regiones fumigadas que así lo establecen.
Por último, Grobocopatel tiene razón cuando dice que no está clara nuestra opción de desarrollo pues, en efecto, formamos parte de un grupo grande de especialistas e intelectuales de todo el mundo que se ocupa justamente de generar críticas activas al “desarrollo” y en particular al que hoy denominamos “extractivista”. Intelectuales y especialistas de todo el mundo, así como un interesante grupo de argentinos, emprendimos esta importante tarea de desactivar la narrativa que eternamente promete progreso, trabajo, bienestar como un futuro al que nunca se alcanza. Fuimos y seremos “pueblos sin desarrollo” por “algo” que siempre nos falta (y nos faltará). Pero también estamos atentos a otras voces que proponen mediante prácticas concretas otros modos de reproducción material de la vida, de relación con la naturaleza, de respeto entre los hombres, de equidad social, de justicia, libertad. Son propuestas que recorren la América latina y un mundo horrorizado por el futuro de cambio y hostilidad climática así como la imparable hostilidad geológica. Son propuestas que recuperan otros epistemas (otro modo de conocer/nos) que ya la Cancillería de Bolivia plasmó en un libro y que muchos países discuten para dotarlas de sentido de acuerdo a sus propias culturas.
Por último, Gino Germani se sentiría muy orgulloso de todo el conocimiento, debate e intervenciones que producen muchos investigadores de todas las generaciones del Instituto que lleva su nombre en la Universidad de Buenos Aires. Ya lo dijo Pierre Bourdieu, la sociología (y muchas otras disciplinas) es “una ciencia que incomoda”. Son disciplinas que aun guardando todas las reglas de la generación de conocimiento no son neutrales. No se puede ser neutral frente al sufrimiento social, y por lo tanto son portadores de las “malas noticias” en los momentos en que las narrativas del orden (“desarrollo extractivo”, en este caso) necesitan consenso social y vuelven a prometer lo que no pueden cumplir
* Socióloga, titular de Sociología Rural e Investigadora en el Instituto Gino Gemani (IIGG) - UBA.
** Economista, doctor en Economía Agraria. Investigador superior en el IIGG.
Link a la nota:
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El gobierno de los Kirchner no apunta a una redistribución del poder social
Entrevista realizada a Maristella Svampa por el diario Crítica de la Argentina
Domingo, 25 de abril de 2010
Link a la nota. http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=41887
Maristella Svampa es una de las pensadoras más agudas, prolíficas y provocadoras de la realidad argentina. Sin embargo, hace un año se llamó a silencio disgustada por el rumbo que tomó el debate político. Autora de una decena de ensayos, activista social y doctora en Sociología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Svampa regresa en esta entrevista para denunciar los motivos de su malestar: la exclusión de las opiniones que se resisten a encasillarse en la disputa entre kirchnerismo y antikirchnerismo. “Es tan ensordecedor el ruido, la vocinglería, que no se escucha”, acusa.
–¿Qué escenario político va a quedar después del kirchnerismo?
–¿Qué escenario político va a quedar después del kirchnerismo?
–El escenario político cambió en la Argentina y en América Latina. Si se analiza al kirchnerismo con perspectiva histórica, se observa que el gobierno de Néstor Kirchner tuvo la capacidad de amalgamar tendencias contradictorias, desde sectores de derecha que pregonaban el retorno al orden hasta grupos de centroizquierda que hablaban de una apertura de lo político. Por otro lado, el kirchnerismo mostró desde el principio una tendencia a la concentración del poder en todos los espacios. Fueron los dos rasgos más marcados. Ahora bien, ese sistema estalla en mil pedazos en 2008 con la crisis que confronta al Gobierno con los sectores agrarios. Y liquida su capital político y simbólico. Lo que viene después es otra cosa.
–¿Qué cambió en 2008?
–Se instala la lógica binaria. Un esquema que busca polarizar posiciones. No sólo lo hace el kirchnerismo sino también la oposición, que legitima un esquema binario que no permite comprender los matices. Y se agrava el año pasado con la discusión sobre la ley de medios. Yo creo que hay que desnudar esa lógica binaria. Detrás de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández no hay un gobierno nacional y popular que apunte a una redistribución del poder social, sino tendencias contradictorias. Y del lado de la derecha no hay un bloque monolítico que enuncie claramente un proyecto. Es una derecha muy fragmentada que incluyó sorpresas, como la emergencia de nuevos liderazgos. Me refiero por ejemplo a Julio Cobos, aunque es cierto que cuesta imaginarlo como un líder. Pero también Lilita Carrió, que protagonizó un pasaje espectacular desde la centroizquierda a la derecha conservadora. Ni que hablar de la revitalización de la UCR, que era un partido que creíamos muerto. Es el regreso de los muertos vivos a la política argentina. Desde la consigna “que se vayan todos” a la actual degradación institucional del debate en el Congreso, me parece que el panorama es para lamentar.
–¿Cuál es el efecto del esquema binario que adoptó la política argentina entre kirchnerismo y oposición?
–Produjo una simplificación que impide ver matices y que pareciera cerrar el paso a la construcción de terceras posiciones. Ahora bien, en las elecciones parlamentarias se abrieron dos escenarios. El Gobierno prefiere ver la realidad con un solo ojo; muchas veces también la oposición. Me refiero a la creencia de que por fuera del kirchnerismo sólo se puede construir una alternativa de derecha. En cambio, las elecciones también mostraron que se puede construir un espacio de centroizquierda por fuera del kirchnerismo. Lo mostró Pino Solanas y en menor medida Sabbatella. Habrá que ver cómo pueden aportar la constituyente de la CTA y los movimientos sociales que tienen una dinámica diferente de la partidaria. Pero se abrió un espacio. Dejó de ser un monopolio del kirchnerismo. El estallido del kirchnerismo en 2008 no sólo es favorable a la derecha sino también a una centroizquierda que había sido silenciada.
–Pero la forma como se plantea el debate político actualmente parece excluir la posibilidad de terceras posiciones.
–Porque hay un bloqueo sistemático, sobre todo en el Congreso y en los medios de comunicación, que silencia cualquier expresión diferente que apunte a romper el esquema binario. Y, la verdad, tampoco dan ganas de hablar. Yo hace un año que no escribo un artículo periodístico. Antes tenía el impulso de intervenir. Ahora escribo libros, doy charlas, hablo con diferentes actores de la vida política y social, pero no dan ganas de intervenir.
–¿Por qué?
–Porque uno se siente usado de un lado y del otro. Cuando se dio el debate sobre la criminalización de la protesta, unos querían que hablara para señalar cómo la derecha distorsiona la tarea de las organizaciones sociales, como cuando Lilita Carrió salió a decir que estaban armadas (una irresponsabilidad que demostraba que esta señora no sabe lo que dice). Pero, por otro lado, desde otros medios, me llamaban para que denunciara el clientelismo que apuntala al Gobierno. En definitiva, unos y otros querían usarme según sus intenciones. Es un momento muy incómodo. Y creo que hay muchos ciudadanos argentinos muy disgustados con esta lógica destructiva de la política. Si alguno cree que esto es la política, estamos muy mal. La política es conflicto, es adversativa, es verdad, pero no es esta lógica de destrucción y exterminio del otro.
–Pero el silencio de las terceras posiciones favorece el esquema binario.
–Cuando digo que no quiero intervenir no significa que no escriba. Por ejemplo publiqué un libro sobre minería con la idea de abrir la agenda, con los temas que el Gobierno no quiere mostrar porque tiene intereses creados con las grandes trasnacionales. Y acabo de terminar un libro de entrevistas al sanitarista Floreal Ferrara, que dejó un mensaje ético y político muy importante de alguien que puede definirse como un peronista honesto, al estilo de John William Cooke. Pero no es lo que quieren oír. No hay un problema de invisibilización sino de audición. Se ven las cosas pero no se escucha más allá de lo que se quiere oír. No se quieren escuchar otras voces que rompan con el esquema binario que se ha instalado. Es tan ensordecedor el ruido, la vocinglería, que no se escucha.
–Su tesis doctoral analizó un esquema binario que aparece en la formación de la Argentina: civilización o barbarie. Hubo otros, como peronismo y antiperonismo. La actual simplificación entre kirchnerismo y antikirchnerismo ¿es herencia de esa tradición, responde a la forma que tiene el peronismo de confrontar, es una particularidad del kirchnerismo o una derivación de la puja de intereses?
–Es todo eso. No se puede atribuir a una causa única. Pero es cierto que hay una larga historia de esquemas binarios en la República Argentina. Civilización o barbarie es una fórmula que sintetiza un proyecto de construcción de la Nación que tiene una gran fuerza excluyente hacia el interior. Fue un relato fundacional que dio sentido a los momentos de gran conflicto a la historia argentina. Por lo tanto es anterior al peronismo y se actualiza con Yrigoyen. Sin duda asume nuevas dimensiones con el peronismo. Pero esto es como el baile, hacen falta dos. Si el peronismo construyó una visión binaria basada en la idea de que existen antagonismos irreductibles entre pueblo y oligarquía, también estuvieron los otros actores que le dieron carnadura a ese relato.
–La discusión sobre el modelo de desarrollo aparece fuera del debate entre kirchnerismo y oposición. Y da la impresión de que hay toda una tradición de intelectuales que la soslayó largamente.
–No estoy de acuerdo con que haya habido una tradición de intelectuales que la soslayó. En realidad, planteó la discusión bajo determinados marcos. Uno de ellos fue la obsesión por alcanzar el desarrollo de acuerdo con el modelo de los países centrales. Es la tradición del CEPAL, en los años 50, y de los dependentistas, como Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto. Lo curioso en la izquierda es que había una minimización de los costos sociales y ambientales que podía traer esa dinámica de desarrollo. Es el gran dilema con el cual nos enfrenta actualmente el escenario latinoamericano. Ya no se puede omitir que, más allá de la lógica de saqueo económico, también existe un gran peligro de destrucción de las formas de vida de los pueblos y los territorios y de expropiación ambiental.
–¿Y cuál es la respuesta de los gobiernos latinoamericanos frente a la amenaza?
–En América Latina existe una gran paradoja. Por un lado, se convirtió en un escenario sumamente vital, dinámico, con países que son verdaderos laboratorios políticos, como Bolivia y Ecuador, que dieron nacimiento a Estados pluriculturales, donde se están pensando nuevas fronteras del derecho que proteja no sólo lo individual sino también lo colectivo. Pero paralelamente avanza una dinámica de acumulación que opera por despojo y desposesión. Hay un gran contraste. Los actuales gobiernos latinoamericanos parecen haber hecho una opción en términos de desarrollo. Como los países industrializados tienen cada vez más demanda de materias primas y América Latina es un reservorio de recursos naturales, se optó por un modelo neodesarrollista con una base netamente extractivista. Se sobreexplotan los recursos naturales y avanzan las fronteras sobre territorios que antes eran considerados improductivos: la frontera sojera, la forestal, la minera, la energética. El desarrollismo tiene diferentes variantes y momentos, pero en líneas generales privilegia la producción en sí misma y continúa asimilando desarrollo a crecimiento económico; pero lo que hace décadas aludía a un modelo industrial-productivista, con intervención del Estado, hoy ha sido reemplazado por un modelo de base extractivista, en gran parte trasnacionalizado, que se apoya sobre nociones muy tramposas como las de desarrollo sustentable, gobernanza y responsabilidad social empresarial. Los gobiernos latinoamericanos optaron por aprovechar esta “oportunidad” del sistema económico mundial, y muchas veces sin cuestionar sus consecuencias. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la Argentina.
–Entonces, ¿cuál es el modelo de desarrollo que debe implementar América Latina? Porque las urgencias de la pobreza son una realidad y me cuesta pensar que la actitud de los gobiernos se explique por la perversidad, más bien parece un reflejo dirigencial frente a las demandas inmediatas.
–Pero no podemos insertar la discusión del modelo de desarrollo en una visión cortoplacista, que implica en el mediano plazo la destrucción de tierras y territorios. Y que compromete, además, el pacto entre generaciones. Tenemos que preguntarnos qué país vamos a dejar a nuestros hijos. En la Argentina, por ejemplo, por un lado aparece el modelo agrario, que se asocia sobre todo al sistema sojero. Y fue muy complicado abrir la discusión sobre las consecuencias que trajo un modelo anclado en el monocultivo, la concentración, la expansión de la frontera y la deforestación. Se abrió parcialmente a partir de otra discusión, que tuvo que ver con el reparto del excedente. Y ya estamos viendo las consecuencias, alcanza con ir a los pequeños y medianos pueblos para ver el efecto de las fumigaciones y el desplazamiento de poblaciones. El otro modelo es el minero, que es mucho más difícil de discutir, porque las empresas aparecen asociadas al Estado. Habría que fortalecer las economías de pequeña escala. Pero por qué les vamos a pedir a las agrupaciones sociales que elaboren un macromodelo que sustituya a este monstruo que sólo contribuye con las lógicas de acumulación global. Es difícil pensar en alternativas macro. Es mejor pensar en modelos microsociales, a escala pequeña o mediana, que se adapten a cada caso.
Postal a Carta Abierta
Para Maristella Svampa, los intelectuales de Carta Abierta, que responden a la Casa Rosada, “deberían contribuir a abrir la agenda y colocar los temas irritantes”.
“A veces tengo la impresión de que esos intelectuales sólo siguen la agenda que coloca el Gobierno y contribuyen a su legitimación”, agrega. Para esta pensadora, la “función” del intelectual “es abrir la agenda, forzarla, colocar los temas que son irritantes y que conllevan una reflexión sobre los modelos de país”.
Modelo de desarrollo
Hay otros países que están abriendo la discusión sobre el modelo de desarrollo. Cuando Rafael Correa asume en Ecuador, por ejemplo, tenía en su gobierno un ala “extractivista” (de los recursos naturales) y otra ecologista. La Constitución ecuatoriana fue muy novedosa, se habla, por ejemplo, de la filosofía del buen vivir, que reemplazaría al modelo extractivista. Se está debatiendo un modelo posextractivista. Y se trata de un país netamente petrolero. Pero en Bolivia, que está atravesando uno de los procesos políticos más interesantes de América Latina por todo lo que significa la llegada de un presidente indígena, hubo muy poca discusión sobre el modelo de desarrollo. La idea de la explotación y el control por parte del Estado de los recursos naturales excluye toda posibilidad de discutir la forma de desarrollo y sus consecuencias. La propuesta es que el Estado distribuya los beneficios de su explotación entre la población; en otras palabras, se discute la disputa por el excedente. En la Cumbre Climática que se desarrolló en Bolivia, el gobierno de Evo Morales buscó cerrar la discusión y priorizar el cambio climático y la responsabilidad de los países centrales sin entrar en los problemas particulares de su desarrollo. Pero la presión de los movimientos sociales es tan grande en Bolivia que no va a poder evitarlo.
–¿Qué cambió en 2008?
–Se instala la lógica binaria. Un esquema que busca polarizar posiciones. No sólo lo hace el kirchnerismo sino también la oposición, que legitima un esquema binario que no permite comprender los matices. Y se agrava el año pasado con la discusión sobre la ley de medios. Yo creo que hay que desnudar esa lógica binaria. Detrás de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández no hay un gobierno nacional y popular que apunte a una redistribución del poder social, sino tendencias contradictorias. Y del lado de la derecha no hay un bloque monolítico que enuncie claramente un proyecto. Es una derecha muy fragmentada que incluyó sorpresas, como la emergencia de nuevos liderazgos. Me refiero por ejemplo a Julio Cobos, aunque es cierto que cuesta imaginarlo como un líder. Pero también Lilita Carrió, que protagonizó un pasaje espectacular desde la centroizquierda a la derecha conservadora. Ni que hablar de la revitalización de la UCR, que era un partido que creíamos muerto. Es el regreso de los muertos vivos a la política argentina. Desde la consigna “que se vayan todos” a la actual degradación institucional del debate en el Congreso, me parece que el panorama es para lamentar.
–¿Cuál es el efecto del esquema binario que adoptó la política argentina entre kirchnerismo y oposición?
–Produjo una simplificación que impide ver matices y que pareciera cerrar el paso a la construcción de terceras posiciones. Ahora bien, en las elecciones parlamentarias se abrieron dos escenarios. El Gobierno prefiere ver la realidad con un solo ojo; muchas veces también la oposición. Me refiero a la creencia de que por fuera del kirchnerismo sólo se puede construir una alternativa de derecha. En cambio, las elecciones también mostraron que se puede construir un espacio de centroizquierda por fuera del kirchnerismo. Lo mostró Pino Solanas y en menor medida Sabbatella. Habrá que ver cómo pueden aportar la constituyente de la CTA y los movimientos sociales que tienen una dinámica diferente de la partidaria. Pero se abrió un espacio. Dejó de ser un monopolio del kirchnerismo. El estallido del kirchnerismo en 2008 no sólo es favorable a la derecha sino también a una centroizquierda que había sido silenciada.
–Pero la forma como se plantea el debate político actualmente parece excluir la posibilidad de terceras posiciones.
–Porque hay un bloqueo sistemático, sobre todo en el Congreso y en los medios de comunicación, que silencia cualquier expresión diferente que apunte a romper el esquema binario. Y, la verdad, tampoco dan ganas de hablar. Yo hace un año que no escribo un artículo periodístico. Antes tenía el impulso de intervenir. Ahora escribo libros, doy charlas, hablo con diferentes actores de la vida política y social, pero no dan ganas de intervenir.
–¿Por qué?
–Porque uno se siente usado de un lado y del otro. Cuando se dio el debate sobre la criminalización de la protesta, unos querían que hablara para señalar cómo la derecha distorsiona la tarea de las organizaciones sociales, como cuando Lilita Carrió salió a decir que estaban armadas (una irresponsabilidad que demostraba que esta señora no sabe lo que dice). Pero, por otro lado, desde otros medios, me llamaban para que denunciara el clientelismo que apuntala al Gobierno. En definitiva, unos y otros querían usarme según sus intenciones. Es un momento muy incómodo. Y creo que hay muchos ciudadanos argentinos muy disgustados con esta lógica destructiva de la política. Si alguno cree que esto es la política, estamos muy mal. La política es conflicto, es adversativa, es verdad, pero no es esta lógica de destrucción y exterminio del otro.
–Pero el silencio de las terceras posiciones favorece el esquema binario.
–Cuando digo que no quiero intervenir no significa que no escriba. Por ejemplo publiqué un libro sobre minería con la idea de abrir la agenda, con los temas que el Gobierno no quiere mostrar porque tiene intereses creados con las grandes trasnacionales. Y acabo de terminar un libro de entrevistas al sanitarista Floreal Ferrara, que dejó un mensaje ético y político muy importante de alguien que puede definirse como un peronista honesto, al estilo de John William Cooke. Pero no es lo que quieren oír. No hay un problema de invisibilización sino de audición. Se ven las cosas pero no se escucha más allá de lo que se quiere oír. No se quieren escuchar otras voces que rompan con el esquema binario que se ha instalado. Es tan ensordecedor el ruido, la vocinglería, que no se escucha.
–Su tesis doctoral analizó un esquema binario que aparece en la formación de la Argentina: civilización o barbarie. Hubo otros, como peronismo y antiperonismo. La actual simplificación entre kirchnerismo y antikirchnerismo ¿es herencia de esa tradición, responde a la forma que tiene el peronismo de confrontar, es una particularidad del kirchnerismo o una derivación de la puja de intereses?
–Es todo eso. No se puede atribuir a una causa única. Pero es cierto que hay una larga historia de esquemas binarios en la República Argentina. Civilización o barbarie es una fórmula que sintetiza un proyecto de construcción de la Nación que tiene una gran fuerza excluyente hacia el interior. Fue un relato fundacional que dio sentido a los momentos de gran conflicto a la historia argentina. Por lo tanto es anterior al peronismo y se actualiza con Yrigoyen. Sin duda asume nuevas dimensiones con el peronismo. Pero esto es como el baile, hacen falta dos. Si el peronismo construyó una visión binaria basada en la idea de que existen antagonismos irreductibles entre pueblo y oligarquía, también estuvieron los otros actores que le dieron carnadura a ese relato.
–La discusión sobre el modelo de desarrollo aparece fuera del debate entre kirchnerismo y oposición. Y da la impresión de que hay toda una tradición de intelectuales que la soslayó largamente.
–No estoy de acuerdo con que haya habido una tradición de intelectuales que la soslayó. En realidad, planteó la discusión bajo determinados marcos. Uno de ellos fue la obsesión por alcanzar el desarrollo de acuerdo con el modelo de los países centrales. Es la tradición del CEPAL, en los años 50, y de los dependentistas, como Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto. Lo curioso en la izquierda es que había una minimización de los costos sociales y ambientales que podía traer esa dinámica de desarrollo. Es el gran dilema con el cual nos enfrenta actualmente el escenario latinoamericano. Ya no se puede omitir que, más allá de la lógica de saqueo económico, también existe un gran peligro de destrucción de las formas de vida de los pueblos y los territorios y de expropiación ambiental.
–¿Y cuál es la respuesta de los gobiernos latinoamericanos frente a la amenaza?
–En América Latina existe una gran paradoja. Por un lado, se convirtió en un escenario sumamente vital, dinámico, con países que son verdaderos laboratorios políticos, como Bolivia y Ecuador, que dieron nacimiento a Estados pluriculturales, donde se están pensando nuevas fronteras del derecho que proteja no sólo lo individual sino también lo colectivo. Pero paralelamente avanza una dinámica de acumulación que opera por despojo y desposesión. Hay un gran contraste. Los actuales gobiernos latinoamericanos parecen haber hecho una opción en términos de desarrollo. Como los países industrializados tienen cada vez más demanda de materias primas y América Latina es un reservorio de recursos naturales, se optó por un modelo neodesarrollista con una base netamente extractivista. Se sobreexplotan los recursos naturales y avanzan las fronteras sobre territorios que antes eran considerados improductivos: la frontera sojera, la forestal, la minera, la energética. El desarrollismo tiene diferentes variantes y momentos, pero en líneas generales privilegia la producción en sí misma y continúa asimilando desarrollo a crecimiento económico; pero lo que hace décadas aludía a un modelo industrial-productivista, con intervención del Estado, hoy ha sido reemplazado por un modelo de base extractivista, en gran parte trasnacionalizado, que se apoya sobre nociones muy tramposas como las de desarrollo sustentable, gobernanza y responsabilidad social empresarial. Los gobiernos latinoamericanos optaron por aprovechar esta “oportunidad” del sistema económico mundial, y muchas veces sin cuestionar sus consecuencias. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la Argentina.
–Entonces, ¿cuál es el modelo de desarrollo que debe implementar América Latina? Porque las urgencias de la pobreza son una realidad y me cuesta pensar que la actitud de los gobiernos se explique por la perversidad, más bien parece un reflejo dirigencial frente a las demandas inmediatas.
–Pero no podemos insertar la discusión del modelo de desarrollo en una visión cortoplacista, que implica en el mediano plazo la destrucción de tierras y territorios. Y que compromete, además, el pacto entre generaciones. Tenemos que preguntarnos qué país vamos a dejar a nuestros hijos. En la Argentina, por ejemplo, por un lado aparece el modelo agrario, que se asocia sobre todo al sistema sojero. Y fue muy complicado abrir la discusión sobre las consecuencias que trajo un modelo anclado en el monocultivo, la concentración, la expansión de la frontera y la deforestación. Se abrió parcialmente a partir de otra discusión, que tuvo que ver con el reparto del excedente. Y ya estamos viendo las consecuencias, alcanza con ir a los pequeños y medianos pueblos para ver el efecto de las fumigaciones y el desplazamiento de poblaciones. El otro modelo es el minero, que es mucho más difícil de discutir, porque las empresas aparecen asociadas al Estado. Habría que fortalecer las economías de pequeña escala. Pero por qué les vamos a pedir a las agrupaciones sociales que elaboren un macromodelo que sustituya a este monstruo que sólo contribuye con las lógicas de acumulación global. Es difícil pensar en alternativas macro. Es mejor pensar en modelos microsociales, a escala pequeña o mediana, que se adapten a cada caso.
Postal a Carta Abierta
Para Maristella Svampa, los intelectuales de Carta Abierta, que responden a la Casa Rosada, “deberían contribuir a abrir la agenda y colocar los temas irritantes”.
“A veces tengo la impresión de que esos intelectuales sólo siguen la agenda que coloca el Gobierno y contribuyen a su legitimación”, agrega. Para esta pensadora, la “función” del intelectual “es abrir la agenda, forzarla, colocar los temas que son irritantes y que conllevan una reflexión sobre los modelos de país”.
Modelo de desarrollo
Hay otros países que están abriendo la discusión sobre el modelo de desarrollo. Cuando Rafael Correa asume en Ecuador, por ejemplo, tenía en su gobierno un ala “extractivista” (de los recursos naturales) y otra ecologista. La Constitución ecuatoriana fue muy novedosa, se habla, por ejemplo, de la filosofía del buen vivir, que reemplazaría al modelo extractivista. Se está debatiendo un modelo posextractivista. Y se trata de un país netamente petrolero. Pero en Bolivia, que está atravesando uno de los procesos políticos más interesantes de América Latina por todo lo que significa la llegada de un presidente indígena, hubo muy poca discusión sobre el modelo de desarrollo. La idea de la explotación y el control por parte del Estado de los recursos naturales excluye toda posibilidad de discutir la forma de desarrollo y sus consecuencias. La propuesta es que el Estado distribuya los beneficios de su explotación entre la población; en otras palabras, se discute la disputa por el excedente. En la Cumbre Climática que se desarrolló en Bolivia, el gobierno de Evo Morales buscó cerrar la discusión y priorizar el cambio climático y la responsabilidad de los países centrales sin entrar en los problemas particulares de su desarrollo. Pero la presión de los movimientos sociales es tan grande en Bolivia que no va a poder evitarlo.
abril 20, 2010
Otros Bicentenarios. Mayo La Rioja, Programación
GACETILLA DE PRENSA
El 7 y 8 de mayo próximos, en la biblioteca Mariano Moreno de la ciudad de La Rioja, se realizará el Encuentro "Otros Bicentenearios" una propuesta alternativa al autocomplaciente "festival" oficial del Bicentenario de mayo de 1810.
Otros Bicentenarios -que en forma de Encuentros y Seminarios viene sucediéndose desde 2008- es una idea de construcción colectiva entre movimientos sociales,comunidades indígenas, intelectuales de diversos mundos, artistas, científicos y periodistas para " encontrarnos, conocernos y reconocernos ".
Las ideas principales que activan este movimiento son la contextualización histórica de nuestro presente, la redefinición de un sentido común de la preservación de la vida, esto es," la preservación de la biodiversidad, la tierra, las semillas, el agua, los cerros, las cordilleras, los glaciares....". Aprender a desprender-nos de la "mala sociedad" para religar-nos, a pesar de las distancias territoriales, de las diferencias de origen, de historias y de experiencias de vida en territorios de culturas milenarias, de europeos convertidos en colonos, de africanos convertidos en mano de obra esclava por el virreinato, de criollos y mestizos explotados, de inmigrantes venidos de los barcos...
Se trata de buscar modos y maneras "otras", nuevas, de producir lazos de convivencia también desde las imágenes, los pensamientos del silencio, los saberes decoloniales, la recuperación de los saberes ancestrales, la música, la plástica, la artesanía, la palabra...
"Otros Bicentenarios" pretende ser el puente para "encontrarnos y reconocernos en las múltiples trayectorias y sujetos emancipatorios" y encontrar los canales para " decolonizar los sistemas de justicia" en busca de un pluralismo jurídico que nos permita habitar estos estados, forzándolos al reconocimiento de lo que es nuestro, tanto en los recursos materiales como en los simbólicos (territorios y lo que el estado moderno/colonial llama Derechos). Quebrar esta carcaza jurídica colonizadora que obliga a comunidades originarias a modos de vida y de producción que les son ajenos.
La alternativa, sería un pluralismo jurídico que legitime la coexistencia genuina de lo diferente; la preservación de los lugares de apego y saber que desde allí, desde esa situación de pertenencia "toda lucha es una fiesta"; sólo desde la integridad de esos lugares de apego -tanto urbanos como rurales- podremos evitar esta sistemática destrucción del presente y el futuro, podremos "Construir el otro mundo".
Otros Bicentenarios
Programa del Encuentro:
"Otros Bicentenarios"
Desde el fondo de los tiempos, otros tiempos: Encontrarnos, conocernos y reconocernos.
7 y 8 de mayo - Biblioteca Mariano Moreno - La Rioja
Organizan: Asambleas Ciudadanas Riojanas
Viernes 7 de mayo. CONFERENCIA DE PRENSA 11 hs. Biblioteca Mariano Moreno, Peat. 9 de julio 69
VIERNES 7 DE MAYO –18 HS.- 22 HS
17:30hs.: Apertura palabras de la Prof. Norma Giarracca- Lucia Avila Por qué “otros Bicentenarios y por qué desde los territorios cordilleranos"
De historias e historiografías
Dr. Luis Reyes ( Filosofía, Catamarca) - Acerca de los monumentos:" La lucha histórica y la lucha simbólica del indigenismo".
Gustavo Daniel Gonzales (Sociólogo-UBA) - “El bicentenario y los indios desvanecidos”
Adriana Milán (Loncopué)- "Los pueblos mapuches y las poblaciones patagónicas en la lucha contra la mega minería"
Magter. Mirta Antonelli (docente investigadora, Universidad Nacional de Córdoba) : La otra escena en Bolivia. "Comunidades originarias y pueblos indígenas en la agenda hegemónica de la mega-minería".
Coordina : Pablo Díaz
19 hs. Escuela Normal de La Rioja
Arquitecta Natalia Brizuela – Lic.Diana Guzmán – Prof. Lucia Avila. "La preservación de la identidad colectiva en el imaginario social, ref: Demolición del edificio histórico de la Escuela Normal Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros” .
Coordina: - Pablo Díaz
19:30 hs.Territorios y la reproducción material de la vida
Dr. Jorge Montenegro (Geógrafo, Brasil ): "Los mapas de la expropiación y los mapas de la vida: la cartografía en busca de autor"
Dr. Miguel Teubal (Economista-CONICET) : "El modelo de desarrollo extractivita: De Potosí a La Barrick Goold"
El Zapallar : " La tenencia de la tierra frente al mayorazgo de los Brizuela y Doria"
Asamblea De Chilecito - Famatina: “Nuestra experiencia….”
Coordina: Tomás Palmissano (UBA)
20:30 Debate
21:30 hs. Espacio Artístico: " La pacota"
SÁBADO 8 DE MAYO - 9 hs.- 13-
9 hs. Frente Riojano de Organización Popular:- “Experiencia cooperativa, campesina y política.”
Coordina. Daniela Sánchez
9:30 hs. Narrativas desde la experiencia del aquí y ahora
Asamblea El Algarrobo: “Pueblada de Andalgalá”-
Expresos políticos – “La memoria en el bicentenario”
Chepes - “el problema del Agua”
Asamblea de Sanagasta – “La preservación de las fuentes arqueológicas frente a la minería de uranio”
Coordina. Daniela Sánchez
11:30 Conferencias de cierre
Lic. Horacio Machado (Sociólogo, Catamarca) - "El colonialismo en el bicentenario"
Lic. Pilar Lizárraga (economista) - "La descolonización del territorio"
Carlos Vacaflores (agrónomo, Bolivia) -"El origen colonial de las instituciones del despojo de la tierra en Tarija, Bolivia.
Coordina Gabriela Romano
13.30 hs Almuerzo Comunitario Biblioteca Dario Santillan: Las Heras 676 (y Av. Facundo quiroga)
Para información logística comunicarse con luciaavila_72@hotmail.com tel.03825419810 – 0382215663412 Mayor información y materiales: www.otrosbicentenarios.blogspot.com
Día de la Lucha Campesina
17 de abril Día de la Lucha Campesina
Norma Giarracca
En esta fecha se recuerda el Día de la Lucha Campesina porque en la localidad de Dorado Das Carajás en Brasil, un 17 de abril de 1996, trabajadores sin tierra fueron masacrados en una situación aún sin resolver en términos judiciales. A partir de allí, Vía Campesina, la federación de miles de organizaciones de pequeños agricultores del mundo, recuerda la fecha como el día de la lucha por la tierra, para recordar a los 19 “sin tierra” masacrados y con ellos hacer presente la actualidad de esa búsqueda de una vida digna.
Vía Campesina, una de las organizaciones internacionales más tenaces en su lucha y en sus ideas, es la que pone sobre la agenda pública mundial esos problemas que el capitalismo del “agronegocio” oculta como cuestiones ajenas. Nos dice, por ejemplo: la tierra es para producir alimentos y no debe estar concentrada en pocas manos; las semillas y la biodiversidad deben ser patrimonio de la humanidad; la mejor riqueza de la humanidad es la diversidad biológica y cultural (que van juntas), etc. En 2009 llevó a Copenhague otra de sus ideas simples y potentemente transformadoras: “Los campesinos podemos enfriar el planeta”. Y, en efecto, si fueron capaces de mantener los recursos para esta y las próximas generaciones, no dudamos de la capacidad de utilizar las energías limpias capaces de contribuir a limitar el recalentamiento mundial. Es decir, la propuesta de Vía Campesina se base en otra manera de concebir el mundo, de producir, de alimentar, de cuidar los recursos, el planeta y el futuro. Vía Campesina y las propuestas de los mundos indígenas piensan no sólo para este presente sino para muchas próximas generaciones.
Desde hace años ha quedado claro que Vía Campesina es una opción “decolonial” (Walter Mignolo), es decir una serie de modos de mirarnos y mirar al mundo recuperando los significados apropiados por el usurpador territorial y enlazándolos en nuevas tramas y configuraciones de sentidos. Esas tramas son globales (“globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza”) pero no tiene pretensión universal como las propuestas del mundo occidental moderno; saben de los particularismos de cada territorio, de los diferentes senderos de cada nación. Tampoco Vía Campesina propone un “proyecto” (en el sentido moderno) para el mundo. Recuerda nuevamente lo que importa, desactiva el “epistemicidio” producido por los llamados conocimientos científicos para el agro (“tecnociencias”) y recupera los saberes que habilitan la recuperación de la tierra y la pone al servicio de la producción alimentos para todos.
Por eso luchan los campesinos y esas acciones se dan en distintos niveles: la recuperación de la tierra apropiada por la lógica del puro negocio (“agronegocio”, y otras actividades extractivas) para destinarla a la “soberanía alimentaria” (es decir pueblos sin pobreza, miseria, indigencia y niños desnutridos); en lo jurídico para que se reconozca el derecho de la “tierra común” (como con los indígenas); en lo epistemológico para recuperar los conocimientos ancestrales que permiten articular distintos modos de conservar la salud, la alimentación, la cultura, etc. Y en esas luchas se encuentran no sólo con las comunidades aborígenes (con quienes comparten no sólo historias y territorios) sino con una parte importante de los habitantes de este planeta (este país incluido) que llevan adelante otras luchas “decoloniales” tan importantes como estas. Luchas que se orientan a que nos miremos en un espejo en el que nos reconozcamos, que seamos “nosotros” y no esas imágenes al que el promesante “desarrollo” hace siglos, dice conducirnos. En este año del Bicentenario es importante recordar quiénes somos, de qué procesos de aniquilamientos y “epistemicidio” venimos y hacia dónde queremos ir. La lucha campesina de la Argentina (junto a muchas otras) contribuye a ello.
Socióloga. Titular de Sociología Rural e Investigadora del Instituto Gino Germani-UBA.
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