junio 26, 2014

Argentina:avatares en torno de los fondos buitres Miguel Teubal

No cabe duda que los acontecimientos recientes en torno a los fondos buitres están creando escozor en los medios económicos y políticos del país. Nuevamente fue puesta sobre el tapete la tan mentada problemática del endeudamiento externo. Creo que ésta requiere que sea repensada y que analicemos algunos de los momentos que fueron antecedentes de la crisis actual . En primer lugar cabe destacar que el clima en el que desenvuelve ésta problemática aparece como parte de los criterios ultra en torno al mercado que podría tener la Tea Party de los EE.UU. aplicables al mundo financiero. Esto significa darles todo el poder a los sectores financieros, y muy especialmente a los “muy malos” (Scaletta). En algún momento aparecieron otras voces “más razonables” (inclusive el FMI aparece en términos comparativos ecuánime en la coyuntura actual), pero nó, nada de negociaciónes, nada de darle algún resquicio o margen a los países que pretenden adoptar “otros caminos posibles” o que se atreven a defaultear su deuda en el marco del capitalismo actual. Esto último es un factor que tiene implicaciones para una serie de países en el mundo que tienen abultadas deudas externas que mucha veces superan a sus respectivos PBIs y que, con las medidas de rigor que surgen de la actual coyuntura, no tendrán márgenes para renegociar sus respectivas deudas. El gobierno hace hincapié en que no fue el responsable por el endeudamiento externo del país, y que dos momentos críticos el Blindaje y el Megacanje del gobierno de de la Rúa fueron los que provocaron un aumento exponencial de la deuda que condujeron a la crisis del 2001 y 2002 y a la coyuntura actual. Creo que también hubo otros momentos importantes que merecen destacarse. El inicio del enorme periplo de endeudamiento externo se produjo durante el gobierno militar con la conducción de su ministro de economía Martínez de Hoz cuando pasó de 7000 millones de dólares en 1976 a unos 46 000 millones en 1983 antes del fin de la dictadura y la asunción de Alfonsín al poder. En 1981 se produjo la devaluación del peso en 500% de Sigaut el Ministro de Economía de este momento, los deudores que eran casi todos privados, recibieron un seguro del tipo cambio post factum y el Estado se hizo cargo del pago de la misma. Luego la deuda externa privada fue transferida al sector público en 1982 o sea fue nacionalizada por completo estando Domingo Cavallo y sus sucesores a cargo del Banco Central. Durante el gobierno de Alfonsín este esquema es legitimado con la firma de un nuevo programa de estabilización con el FMI. La deuda fue posteriormente creciendo y pasó por diversos avatares. Asimismo crecieron los depósitos de argentinos en el exterior a la par del endeudamiento externo a lo largo del período e incluso en la presente década. El Plan Austral (de la administración Alfonsín) tenía como condición implícita que la deuda no fuera investigada o cuestionada.Posteriormente se dejó sin consideración el proceso judicial iniciado por Alejandro Olmos para declarar ilegítima y odiosa la deuda externa, precisamente porque estaba sustentada sobre depósitos de argentinos en el exterior y por el hecho de que había sido contraída durante una dictadura militar. De este modo se estableció la responsabilidad de los funcionarios de la dictadura que la contrajeron y la corresponsabilidad de los organismos internacionales como el FMI, que aprobaron préstamos illícitos y fraudulentos. (véase Teubal, 2011: 64/65). Durante los años ´90 la deuda fue creciendo sostenidamente. Enmarcados en el Plan Brady los títulos de la deuda de los bancos fueron canjeados por otros títulos que pasaron al poder de sectores del público en general. El centro de la cuestión fue que mediante éste mecanismo los bancos extranjeros lograron deshacerse de su exposición a la deuda externa argentina, y ésta fue transferida a tenedores individuales del exterior (jubilados europeos y japoneses entre otros). Por ésta razón en 2002 cuando se declaró el default sobre la deuda argentina los principales acreedores afectados fueron éstos sectores que habían sido (mal) aconsejados por los bancos para que compraran éstos bonos argentinos (debido a su alta rentabilidad aunque los riesgos involucrados no siempre fueron considerados). El surgimiento de los holdouts o fondos buitre surge como consecuencia de las quitas realizadas durante la corriente decada. Como consecuencia de la devaluación realizada tras la crisis del 2001/2002 la deuda argentina acumulada en dólares se transformó en impagable. La renegociación de la deuda en 2005 estableció una importante quita así como también la que se realizó posteriormente en 2011. Sólo 7% de la deuda no entró en las quitas propuestas por el gobierno argentino. Fueron los denominados holdouts o fondos buitre los que compraron bonos “basura” (cuyos valores fueron altamente devaluados) y accionaron en la justicia para cobrarlos a un precio mucho mayor. El gobierno argentino no se percató de que podría haber comprado éstos mismos bonos a un precio vil, como entiendo hizo Ecuador en su momento. Se hubiera evitado gran parte del problema que se manifiesta en la actualidad. Tampoco se percató de que podía haber cambiado la jurisdicción establecida durante la dictadura militar para la resolución de los conflictos que pudieran surgir en torno a este endeudamiento externo. En la actual coyuntura aparece una situación por lo demás insólita. El gobierno argentino manifiesta que está dispuesto a seguir pagando lo acordado con los bonistas que aceptaron la reestructuración de la deuda en los años 2005 y 2011. Y que también acepta negociar con los fondos buitre pero no lo dejan porque podrían surgir otros reclamos de parte de otros buitres y tenedores de bonos reestructurados que el gobierno no esta dispuesto a considerar. En el interín se han entablado negociaciones para regularizar las deudas correspondientes al Club de Paris que fueron defaulteadas en el 2001, y se ha resuelto el conflicto de Repsol que surgió como consecuencia de la renacionalización de YPF, así como también algunos conflictos vinculados al CIADI del Banco Mundial. La crisis actual congela todas éstas actuaciones que en lo esencial configuran parte de una suerte de “ajuste responsable” encarado por el gobierno. En este contexto tanto el FMI como otros organismos financieros internacionales y sectores vinculados con la inversión extranjera que se proyecta realizar en el país ven con escozor las derivaciones judiciales que se manifestan en torno a los fondos buitre en Nueva York, ya que constituyen un impedimento a la “normal” regularización del endeudamiento argentino que se venía manifestando esencialmente con los acuerdos en torno al Club de Paris, En la actualidad el gobierno dejó sin efecto la perspectiva de no pagar a los buitres según lo que había dispuesto el Juez Griesa. Esto posibilitaría según fuentes oficiales que se entablen negociaciones con los fondos buitres. Se trata de un cambio de rumbo acorde a lo que dictaminan los economistas “responsables”. Y lo hace, entre otras razones, porque lo que están en juego son los grandes proyectos de “desarrollo” que podrían verse perjudicados debido a la postura intransigente del los tribunales que han tomado a su cargo los reclamos de los fondos buitre. Según observadores, tanto del gobierno como de la oposición, sólo si se encaminara en un sentido “positivo” éste problema en torno a los reclamos de los fondos buitre podrán resolverse los demás problemas que aquejan a nuestro país: la deuda con el Club de París, el fracking en Vaca Muerta con el concurso de una serie de companías extranjeras que se manifiestan interesadas en “contribuir” a su realización, las posibilidad de recibir nuevo endeudamiento a futuro, y más que nada la posibilidad de recibir nuevas inversiones de capital extranjero para impulsar las diversas manifestaciones del extractivismo en el país. Respecto al fracking se habla de grandes inversiones que se materializarían en un aumento sustancial de la producción de gas y petróleo que pronto nos transformaría en una gran potencia petrolífera. No se consideran para nada los pasivos sociales y ambientales generados por esta actividad. Ni tampoco son impulsados el desarrollo de fuentes alternativas de energía que fuesen más amigables y sustentables en términos sociales y ambientales. Por cierto no son buenas noticias para comunidades indígenas y campesinas de la region de Vaca Muerta en donde el fracking está siendo impulsado masivamente. Seguramente muchas serán desplazados, y el agua y el medio ambiente serían seriamente contaminados. Los pasivos ambientales y sociales que seguramente nos enfrentaremos como consecuencia del impulso que se le está dando al extractivismo en todas sus manifestaciones – fracking, minería a cielo abierto y agronegocios fundamentalmente sojero – habrán de seguir su curso. Seguramente “resolver” el asunto de los fondos buitres constituye una “necesidad” adicional para seguir impulsanso a fondo el extractivismo en el país. Las soluciones que se manejan en la actualidad respecto de los fondos buitre son todas soluciones que se enmarcan en el modelo en sus distintas fases del neoliberalismo. En un modelo alternativo no se hubiese llegado a ésta situación, si se hubiese denunciado la deuda odiosa e ilegitima, si hubiera habido la intención de preservar nuestros recursos naturales sin convirtirnos en acólitos de las grandes empresas – Chevron, Monsanto, Barrick Gold – estaríamos en otra situación, sin tantos autos de alta gama, y la proliferación de viviendas de lujo, tendríamos una sociedad menos colonial y más digna.