enero 17, 2012

Desde Famatina


El Famatina no se toca
Norma Giarracca

(Publicado en Plaza de Mayo www.plazademayo.com)


El departamento de Famatina, con sus fincas nogaleras, vitivinícola, horticultura y los viejos olivares, posee antiguas poblaciones que no pasan los siete mil habitantes. Alto Carrizal, una de ellas, de antiguas casas de adobe y puertas de madera que rememoran tiempos complicados de caudillos y montoneras, ha sido escenario desde el 2 de enero de una de las movilizaciones sociales más importantes que recuerde esta provincia de La Rioja. Primero fueron las asambleas de autoconvocados que defienden hace tiempo el territorio de la actividad minera y luego el pueblo entero, quienes eligieron este lugar para cortarle el paso a la Osisko Minimg Corporation a quien el gobernador de La Rioja, Luis Beder Herrera, intenta otorgar la consignación del cerro Famatina para la explotación de oro a cielo abierto. Para ello, sabiendo de la voluntad de estas poblaciones para impedir ingresar a las mineras, no tuvo mejor idea que arrogarse en su propia persona la licencia social por el reciente triunfo electoral.
Nuevamente las poblaciones deciden tomar el presente y futuro en sus propias manos y demostrarle a la empresa y al Estado en todos sus niveles, que no permitirán entrar la minería en el Famatina ni en el resto de la provincia. Desde el 2 de enero se lleva a cabo una pueblada que sobrepasa a las expectativas de los propios asambleístas. Escribo estas líneas bañada en un mar de personas de todas las edades, condiciones sociales, profesiones y biografías personales. Al caer la tarde del domingo 15, vísperas de la fecha que el gobernador fijó como límite para facilitar la entrada de la empresa, multitudes de jóvenes, familias con niños, turistas que paseaban por el Noroeste llegaron conmovidos hasta aquí, preparando la vigilia de un día clave. El lunes 16 de enero es un momento simbólico, un hito que todos aquí saben que sobrepasarán con facilidad y celebrarán; no obstante todo está preparado para el caso de que llegue el desalojo: las campanas de la iglesia de Famatina que sonarían para avisarle a todo el pueblo y a las poblaciones vecinas; el Niño de Hualco, imagen de piedra de larga y fuerte mística popular está preparado para volver al corte en caso de peligro y una población segura de que en estos tiempos del nuevo siglo están luchando por derechos conseguidos no sólo en este país que se relacionan con el medio ambiente sino con la elección de una política de vida.
Lo llaman “el corte”, hablan de “subir al corte” se trata de un lugar que marcará esta lucha y que quedará marcado por ella durante muchos años. Carpas (ya se instalaron más de 70), una gran despensa armada con la generosidad y solidaridad de todos, el sitio para las grandes ollas donde dos veces al día se prepara la comida, la mesa de dibujo de los niños, la mesa “de prensa” que durante 25 horas transmite no sólo a radios locales sino a muchas otras de todo el país, la casilla de guardia que controla el ir y venir de vehículos y que deja pasar a casi todos y esa entrada formada significativamente con una gran bandera argentina. Más allá los canales de riego, en esta época con bastante agua, debajo de viejos árboles que permiten a los distintos grupos discutir, hacer música, refrescarse…todo frente a la casa de ese vecino generoso que les ha permitido ocupar el gran terreno donde esta verdadera comuna en lucha se organizó.
El lunes se realizan encuentros en todo el país, aquí se marcha en caravana desde la plaza de Famatina hacia el corte y durante todo el día TN y canal 13 lo sacan en vivo preparando su informe especial de la noche. Esta presencia como muchos otros factores habilita la reflexión crítica acerca del papel de los medios en los conflictos sociales. Esta vez el país sabe y sólo quienes están ligados a las actividades mineras por intereses o por ideologías desarrollistas pasadas de moda, pueden ignorar lo que ocurre acá.
La Rioja como Catamarca, a diferencia de Tucumán, tuvieron un lugar marginal en el desarrollo del capitalismo agroexportador y de industrialización sustitutiva de importaciones del país, pero algunos gobernadores en épocas anteriores al neoliberalismo lograron infraestructuras de riego y condiciones para una reproducción material de la vida digna. Luego llegó Carlos Menem y sus políticas clientelares. Gran parte de la provincia pasó a convertirse en “subsidio dependiente”. Fue la preparación para la entrada del agronegocio olivícola y la actividad minera que tanto él como Angel Maza desde el Poder Ejecutivo de los noventa prepararon prolijamente. Nada cambió en los gobiernos posteriores, al contrario se profundizó. Por eso ahora Beder Herrera habla de una “provincia pobre” para justificar sus propios negocios con las empresas mineras. El peligro de perder subsidios calla a parte de esta provincia y explica el porcentaje conseguido en las elecciones para gobernador. Estrategia que se repite en una y otra región con la finalidad de romper las actividades que llevan décadas y “demostrar” que la única salida es la minería.
Pero a pesar de todo esto, el pueblo riojano está defendiendo su territorio, no se calla, no admite que el triunfo electoral lo habilite para darle piedra libre a estas empresas que necesitan la licencia social de las poblaciones y no de un gobernador con vocación monacal.
Hoy, lunes 16, es un día de festejos, se ha ganado una de las muchas batallas que las poblaciones saben de sobra que deberán dar. Esta vez lo han hecho con alegría, con mucha música y con una férrea decisión de pueblo pacífico, respetuoso, con la religiosidad a flor de piel, con fuertes sincretismos que combinan distintas culturas indígenas, tradiciones de tantos lugares como capas migratorias tuvo; lo hizo desde sus propias entrañas.
Para quienes miran la sociedad desde “arriba” desde las instituciones del poder, no está todo dicho. Es cierto. Pero también es innegable que estos procesos permiten reconocer una construcción entramada, una lucha societal que, a mediano y largo plazo, también deciden los derroteros de este país.

Alto Carrizal, 16 de enero de 2012

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