agosto 04, 2013

No queremos legisladores extractivistas ¿qué hacer?

¿Quiénes se oponen al desarrollo extractivista? O No queremos legisladores pro-actividades extractivas Norma Giarracca Nos interrogamos qué significa ser partidos de oposición, hoy en la Argentina. Oposición a “quienes” lo tenemos claro porque remite a sacar a quien detenta el gobierno y ofrecerse para ocupar ese lugar tan codiciado, sea mayoría parlamentaria, poder ejecutivos, etc.; lo difícil es entender oposición a “qué” políticas públicas en marcha en los distintos niveles gubernamentales. Muchos reconocen que no cambiarían políticas sociales, estatizaciones o nacionalizaciones ya realizadas. Por otro lado, algunos economistas dirían que las principales diferencias residen en la política económica ya que el gobierno nacional ha tomado en ciertas áreas medidas consideradas “heterodoxas” y cuando se escuchan a los economistas de la oposición se les nota fuertes reminiscencias neoliberales: volver al endeudamiento, devaluación etc., y agregaríamos que con relación a la política exterior y en materia de DDHH en la última dictadura, también encontramos diferencias. ¿Pero qué pasa en relación con las actividades extractivas; algún partido de oposición con chances de lograr senadores y diputados tiene una idea distinta a la vigente? A través de un simple ejercicio con los amigos de @pirataClandestino, en las redes sociales nos propusimos registrar las oposiciones de los candidatos a lo que nosotros denominamos “modelo de desarrollo extractivista”, basado en actividades primarias, generadoras de importantes rentas, destinadas mayoritariamente a la exportación y a nuestro juicio, devastadoras de los territorios y con graves consecuencias ambientales y sociales tales como la violencia desatada contra comunidades campesinas y Pueblos Indígenas. Lo sorprendente es que con la excepción de los partidos pequeños con candidatos comprometidos con las causas antiextractivistas como Enrique Viale, Itai Hagman, Claudio Lozano, Christian Castillo, recibimos respuestas evasivas o simplemente no se respondió, dando muestras de lo poco que les interesa el diálogo con el elector. Aclaremos que Jorge Altamira siguiendo a los partidos de centro izquierda con exposición mediática, no respondió pero luego los militantes buscaron los modos de hacernos llegar que en su plataforma existe una declaración anti extractivista. Los candidatos de la centroizquierda basan sus discursos en los problemas de gestión administrativa gubernamental (corrupción, supuesto respeto a principios republicanos, etc.), por “ingenua” convicción o por conversión (Pino Solanas) y el interrogante que siempre hacemos es a qué se refieren con tales demandas que reenvían a una supuesta “república perdida”. Dudamos que alguna vez pudiera darse en éste o cualquier otro país, democracias que gestionando al capitalismo pivoteado por las grandes corporaciones, cumplan esos supuestos principio “éticos” y republicanos. No obstante se pueden recordar muchas formaciones capitalistas y sobre todo la argentina sin desarrollo extractivista ; por ejemplo en nuestro desarrollo agroexportador ya que hasta la década de 1930 no se introdujeron agroquímicos en el campo argentino y hasta los noventa fue una actividad regulada por el Estado donde convivieron diferentes agentes económicos en un sistema agrícola no extractivo (como es el sojero, por ej.); que la minería de metales a socavón en las primeras décadas del siglo XX desapareció y que YPF, creada por Mosconi y desarrollada por el peronismo demostró preocupaciones ambientales y sociales. Que la “oposición” de centro izquierda no se comprometa explícitamente a modificar el patrón de acumulación basado en gran parte en las actividades extractivas, que no garantice votar en contra de proyectos que favorecen a estas actividades (Ley de semillas, por ej.), es muestra de la poca creatividad y audacia política que la caracteriza así como su compromiso con las corporaciones. ¿Y entonces que podemos aspirar como “representantes” legislativos todos aquellos que estamos en radical desacuerdo con este tipo de actividades? El partido de gobierno no niega su seducción y compromiso económico con el extractivismo y a nuestro juicio, está equivocado y por eso no lo hemos votado ni lo votaremos. Entonces, qué podemos votar; es cierto que en las elecciones de agosto podemos apostar a los partidos pequeños que tienen posiciones opuestas y claras. Pero ¿y si no llegan al 1.5% necesario en CABA para ser elegidos en octubre por la fragmentación que presentan? En síntesis, es paradójico que con tanta verborrágica oposición y crítica desaforada, muchos argentinos con conciencia ecologista y conectados con el pensamiento social del siglo XXI, en la CABA como seguramente en el resto del país, podamos llegar a enfrentarnos a una ausencia de candidatos que nos representen en el Congreso. O será que estos problemas y las miradas descoloniales con los que los abordamos, no pueden ser decodificados por el lenguaje electoral. Están demasiado atados todos a la lógica de poder y a viejas ideas del siglo XIX y XX para darse cuenta de lo que en el siglo XXI necesitamos para una vida digna. Por eso además, los debates y las campañas resultan tan aburridos aunque Clarín y La Nación digan lo contrario. Socióloga. Instituto Gino Germani. UBA

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