agosto 06, 2012

Debate sobre el futuro transgenico en el pais

La Voz del Interior Domingo 5 de agosto de 2012 El cuco transgénico El anuncio de que Argentina tendrá las dos plantas de producción de semillas más grandes del mundo renovó viejos temores. Para unos, es un demonio; para otros, una bendición económica. La polémica no tiene ni tendrá, seguramenteGusanos que fabrican telas de araña. Vacas que producen leche maternizada. Ratones con reacciones humanas a los medicamentos. Zapallos resistentes al ataque de los insectos. Rosas con pétalos azules y conejos verdes fosforescentes. El repertorio con el que cada día nos sorprende la ingeniería genética la confirma como uno de los más fértiles campos del avance del conocimiento científico en las últimas décadas. Y también como uno de los más dinámicos, ya que pocas disciplinas pueden mostrar una historia con tantos y tan impactantes logros en un pestañeo histórico como el que va desde la identificación de las funciones del ADN, a mediados del siglo pasado, al nacimiento de la oveja Dolly (primer animal clonado de la historia, en 1996) y hasta la actualidad. Biotecnología en la mesa. En esa carrera por aprender a decodificar y manipular el código en el que está escrita la naturaleza, uno de los campos más productivos es el vinculado a la producción de alimentos. La manipulación genética de la comida de los seres humanos no es un proceso nuevo, es algo que la humanidad viene haciendo desde hace milenios, desde el nacimiento de la agricultura, sólo que ahora la modificación de los organismos biológicos se aprendió a hacer en los laboratorios. En la antigüedad, la selección de las mejores semillas y de los mejores ejemplares de una especie fue una de las maneras más comunes de conseguir, por ejemplo, una planta de maíz como la conocemos ahora, con sus mazorcas dentadas y enormes. En sus orígenes, el maíz era una hierba con semillas pequeñas que difícilmente hubiera saciado el hambre de una persona, pero siglos de manipulación agrícola variaron su disposición genética. El Consejo Argentino para la Información y Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio), en un libro que publicó sobre este tema, Alimentos transgénicos: mitos y realidades , resalta la “larga historia de la biotecnología”. Esta se hace evidente en las primeras épocas en que el hombre comenzó con la fabricación del vino, el pan, el queso y el yogur. “Aunque el hombre desconocía la existencia de microorganismos y la base bioquímica de las fermentaciones, podía usar esos procesos empíricamente para su beneficio”. Hoy, la principal avanzada en la manipulación genética de alimentos está en manos de grandes compañías que, en primer lugar, apuntan a conseguir beneficios para la producción agrícola. Buscan plantas más resistentes a las plagas y mejores rindes por hectárea. Simultáneamente, otros desarrollos avanzan para favorecer no sólo a los productores sino más directamente a los consumidores, que podrán contar, por ejemplo, con frutas que maduren de manera más lenta, que tengan más vitaminas, o con carnes con menor contenido graso. El momento ecologista. Estos avances genéticos son observados con preocupación –cuando no con verdadero espanto– por numerosas organizaciones ecologistas, que cada vez con mayor ahínco se dedican a denunciarlos, por considerar que entrañan un peligro para la supervivencia de la humanidad. La organización Greenpeace, por ejemplo, los califica dramáticamente como “una amenaza para el planeta” que destruirán la biodiversidad, arruinarán los suelos, harán aparecer nuevas enfermedades y contaminarán la genética de las especies originales. La empresa que se encuentra a la cabeza de los emprendimientos biotecnológicos relacionados con alimentos es la estadounidense Monsanto, que anunció la radicación en la ciudad de Malvinas Argentinas 
–unos 25 kilómetros al nordeste de la ciudad de Córdoba–, de una de las plantas más grandes que tiene en el mundo, con una inversión de 1.500 millones de pesos. Aunque no se pudieron conseguir mayores detalles del emprendimiento (Monsanto no respondió los pedidos de entrevista y de información que le hizo este diario), ya se sabe que será un establecimiento para tratar y acondicionar semillas de maíz. Se espera que sea inaugurada a fines del año próximo y cuente con una capacidad de producción de hasta 3,5 millones de hectáreas. La noticia de la radicación de la planta, que incluye además dos estaciones experimentales ubicadas en Córdoba y en Tucumán, aterrizó en esta provincia en momentos en que se sustancia en los Tribunales un sonado juicio por fumigaciones ilegales en un barrio de la periferia capitalina, Ituzaingó Anexo. Si bien en esta audiencia sólo se juzga la conducta de dos productores agropecuarios y un piloto aeroaplicador, alrededor del conflicto flota la denuncia vecinal referida a supuestas muertes y enfermedades que habrían sido producidas por la aplicación de los químicos sobre personas que vivían en las cercanías de los cultivos de soja. La coincidencia bastó para poner en alerta a numerosos grupos ambientalistas y a algunos habitantes de Malvinas Argentinas, que temen ser afectados.XXXXXXXXXXXXXXXXXXxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx PRIMER COMENTARIO de HORACIO BRITOS MNCI Creo que el artículo contiene un exceso de simplificación, aunque es oportuno, con algunos párrafos errados técnicamente y no encara el problema de fondo como es la política agroalimentaria en el marco del gobierno kirchnerista, procurando equidistancia ideológica el autor, sólo logra relativizar todo sin encarar los problemas de fondo. Puntualizo: La biotecnología no es lo mismo que la selección genética tradicional basada en la genética cuantitativa. La mayor parte del paquete genético existente de las variedades actuales transgénicas o convencionales procede de agricultores y comunidades indígenas que las vienen conservando, cruzando y seleccionando por milenios. La base actual de germoplasma es mucho más estrecha que las variedades criollas o especies naturales pero cuando se necesitan se vuelve a estas para buscar resistencias y mejores comportamientos frente a palas, enfermedades o circunstancias climáticas. Los bancos de germoplasma pretenden mantener todo ese paquete de historia de la tierra en el ADN, privatizado de las comunidades humanas y biológicas que lo preservan y originan . La introducción de genes en las especies transgénicas provienen de otros organismos muy distantes en términos de parentesco genético en el mundo animal, son sucesos extraños, muy poco conocidos y con potencialidades de impacto no clarificada, generalmente sobre el germoplasma animal o vegetal se inserta uno o dos genes que provienen de bacterias, nada que ver una fuente de ADN con otra. Son actividades que sólo pueden hacerse en laboratorios con altísima tecnología. En la naturaleza muy poco frecuentes. La introducción del gen de resistencia a Glfosato implicó un aumento en el consumo de agrotóxicos, especialmente glifosato por hectárea, lo que llevó al incremento de especies de malezas resistentes, hoy en la provincia los técnicos hablan de más de 10 especies con comportamiento resistente. Además el monocultivo implicó: aumento del uso de insecticidas, la incorporación de funguicidas de manera creciente al cultivo, promotores del crecimiento, y un paquete de adherentes, surfactantes, antiveaporantes de toxicidad importante. En Argentina el uso propio de la semilla es una costumbre muy extendida, desde los primeros eventos que introdujo monsanto en el 94, la expansión del cultivo se descontroló en parte gracias a la estrategia de uso propio en estas variedades. Hoy hay empresas que venden servicios para acondicionar y seleccionar cereal para destinar a semilla de uso propio. Las plantas se especializaran en Maiz y Girasol, pero monsanto ya tiene las patentes de los desarrollos locales de cultivos estratégicos como el Maiz y Soja. Las empresas que multiplican semillas son de una importancia clave para la provision de insumo, en Argentina hay faltante en los cultivos de verano, por ejemplo se estima que este año escaseará la semilla de Soja y Maíz. Sabemos que Monsanto ha presionado fuertemente a Europa y todos los países para: Restringir la importanción-exportación de productos basados en cultivos OGM que no pagan regalías de patentes, Que se endurezca la estrategia del uso propio de la semilla en favor de la siembra con contrato y monitoreo para que no se “robe” germoplasma a monsanto para la campaña siguiente, el intento repetido de incorporación del gen terminator para garantizar el monopolio e impedir la multiplicación propia de la semilla. La pregunta que queda es: ¿Que más se la va a garantizar a Monsanto?. Ya se le abre las puertas para que disponga del germoplasma, de la distribución y comercio, de los agrotóxicos, ahora le entregamos la llave dorada de las campañas agrícolas a una trasnacional? Cuál es el significado estratégico de esta movida en comparación con otras del gobierno nacional como la re-estatización de la producción y suministro de hidrocarburos, cuando se entrega soberanía de esta forma? Que significa soberanía alimentaria en términos nacionales, autoabastecimiento y autonomía alimentaria, germoplasma propio, biodiversidad y sustentabilidad agrícola, alimentos baratos para el país y fortalecimiento de la producción familiar impidiendo la migración del mundo rural a las ciudades?. Esto no esta tenido en cuenta en el análisis. Entonces falta tomar el tema de manera más amplia, con más voces y miradas tenidas en cuenta, sin simplificar (hay todo un párrafo a parte de las disputas entre el gobierno, las trasnacionales y la mesa de enlace-FAA por el comercio de las semillas) pensar en la sociedad en su conjunto, se juegan la ética y los conflictos en ésta.

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