mayo 12, 2009

Aportes a Voces de Alerta

Índice de Aportes realizados:

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Tecnologías de punta y desarrollo. Suplemento CASH. ENFOQUE. Domingo, 21 de Junio de 2009. Por Miguel Teubal.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-3931-2009-06-22.html

-Sobre las tensiones del saber.Página 12 Viernes, 29 de Mayo de 2009.
Ciencia y principio precautorio Por Norma Giarracca y Enrique Matías Viale
La industria en las facultades. Por María Eugenia Rovetto y Efraín Benzaquen

-Entrevista a Andrés Carrasco y a Norma Giarracca realizada por Claudia Korol y Liliana Daunes en el programa radial Espejos Todavía de FM LaTribu

-Contribuciones del Prof. Gilles Eric Seralini

-Alicia Massarini: Naturaleza y Sociedad: El caso de los cultivos transgénicos

-Walter Mignolo:Retórica del desarrollo y colonialidad del saber

-Diego Dominguez y Pablo Sabatino: La muerte que viene en el viento. Los problemática de la contaminación por efecto de la agricultura transgénica en Argentina y Paraguay

-Marta Sahores: Trabajos científicos versus Empresas y sus expertos

-Gloria Cucullu:Respuesta al pedido de difusión y firma de la declaración de un grupo de colegas frente a la situación creada por las declaraciones públicas del Dr Carrasco.

-Sobre la Epidemiología Popular

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Tecnologías de punta y desarrollo
Suplemento CASH. ENFOQUE. Domingo, 21 de Junio de 2009.

Por Miguel Teubal*.

En años recientes se ha intensificado en nuestro país el interés por las denominadas “tecnologías de punta” presumiblemente como factores esenciales del “desarrollo”. Por tecnología de punta puede entenderse “cualquier tecnología que fue recientemente inventada y que es de avanzada”. La creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva tendría entre sus finalidades la promoción de estas tecnologías. Si bien por lo general se remiten a tecnologías cuyos campos de aplicación se vinculan con la frontera del conocimiento científico, por ejemplo, la biotecnología, la informática, la nanotecnología, también pueden incidir sobre el desarrollo de otros campos de aplicación entre los cuales se encuentran los recursos naturales. En efecto, las tecnologías que se impulsan en el campo de los recursos naturales, concretamente aquellas vinculadas con la soja transgénica y la minería metalífera a cielo abierto, e incluso las nuevas pasteras como la de Botnia en el Uruguay pueden ser consideradas tecnologías de punta. Tras muchos años de neoliberalismo, de multiplicidad de desregulaciones y medidas promocionales hacia estos sectores, se han comenzado a aplicar cambios que son considerados portadores e impulsores de tecnologías de punta.

Por lo general se piensa que la tecnología de punta es forzosamente buena, impulsora del progreso y del bienestar del país y de la comunidad en general. Pero esto no es necesariamente así. La semilla transgénica fue inventada no para paliar el hambre en el mundo, sino para acrecentar la rentabilidad de las empresas que la promueven juntamente con el paquete tecnológico que la acompaña. Monsanto, la principal proveedora de semilla en el mundo, incrementa sus ganancias con la difusión de la semilla transgénica. Una vez establecida en el mercado, los productores agropecuarios –contrariando 10 mil años de agricultura durante los cuales éstos reproducían su propia semilla– se ven obligados a comprarla año tras año a la empresa transnacional. Por ahora, eso no ocurre al ciento por ciento: los productores pueden también reproducir su propia semilla. Pero eso ocurrirá cuando Monsanto imponga en el mercado terminator, una semilla “de última generación” que se suicida después de su primer (y único uso). Entonces sí, los productores agropecuarios se verían obligados a comprar a Monsanto o a sus licenciatarias esa semilla año tras año. Y no sólo eso. También tendrían que comprar el paquete tecnológico que la acompaña, incluyendo los agrotóxicos que son provistos por la empresa o sus licenciatarias. No resulta descabellado pensar que aquello que dicen productores canadienses de que Monsanto quiere controlar la producción alimentaria mundial sea cierto. Escasas son las perspectivas críticas que se plantean sobre la materia.

La minería “a cielo abierto” también involucra la utilización de una nueva tecnología de punta. En vez de utilizar los tradicionales socavones de la minería de antaño, se dinamitan grandes extensiones del territorio involucrando montañas y glaciares enteros y se aplica el método de lixivización para separar aquellos materiales valiosos que se buscan, de los que no lo son. El sistema de lixivización es una tecnología de punta que utiliza una cantidad exorbitante de cianuro y otros elementos, así como agua a raudales que escasea y que termina siendo contaminada. Todos estos factores inciden sobre la actividad agropecuaria, turística, y la vida misma en las provincias en las que se ha establecido o se proyecta establecer estos emprendimientos mineros.

En el caso de las pasteras también se introducen métodos nuevos de cloración, aunque se sigue tirando cloro elemental a los ríos, se utiliza ácido sulfúrico –50.000 litros diarios en el caso de Botnia–, 14 millones de metros cúbicos de gases, que van a la atmósfera. El ácido sulfúrico se transforma en ácido sulfídrico, el cual genera un olor a podrido insoportable en todos los lugares donde hay plantas de este tipo. También en este caso hay una utilización masiva del agua, y contaminación no sólo del agua sino también del aire.

Las denominadas tecnologías de punta en el campo de los recursos naturales tienen muchas cosas en común: fueron impulsadas en el marco del neoliberalismo económico; se vinculan necesariamente con el interés de grandes corporaciones que las impulsan; se remiten a escalas de producción mucho mayores a las tradicionales desplazando multiplicidad de actividades preexistentes; desplazan masivamente tanto a trabajadores rurales, al campesinado, a la agroindustria en general, como a pobladores cordilleranos; significan la depredación, el saqueo y la contaminación de recursos naturales esenciales, como por ejemplo el agua, que no son reproducibles; se orientan fundamentalmente hacia las exportaciones, con lo cual no contribuyen necesariamente a resolver necesidades internas; y, por último, aunque parezca extraño, no son esenciales para la vida de las comunidades, o del mundo en general. Podemos vivir sin oro y también sin soja, pero no podemos vivir sin agua ni alimentos. En efecto, generan mucho valor de cambio, grandes rentabilidades para algunas pocas grandes empresas, pero muy poco valor de uso para la comunidad. No sólo eso: se asocian a actividades de altísimo detrimento para las comunidades locales ya que sus efectos “externos” o “deseconomías” superan con creces las presuntas ventajas que generan para las grandes empresas que las impulsan y utilizan

* Economista, profesor consulto de la UBA-Conicet.
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DOS REFLEXIONES EN TORNO DE LA RELACION ENTRE CONOCIMIENTO, CAPITAL Y SALUD

Sobre las tensiones del saber Ciencia y principio precautorio.
Por Norma Giarracca y Enrique Matías Viale

Hace unos días, el Comité Nacional de Etica en Ciencia y Tecnología (Cecte) recomendó al Ministerio de Ciencia crear una comisión para analizar los múltiples aspectos relacionados con el uso del glifosato. El debate se generó porque un científico de UBA y Conicet difundió resultados de su investigación en embriones sobre los efectos dañinos del agroquímico. La Cecte propuso abrir una segunda comisión, diferente de la que debería funcionar en el Ministerio de Salud, originada por solicitud presidencial. Es decir, en estos momentos estarían por funcionar dos comisiones en dos ministerios elaborando información y recomendaciones sobre el uso del glifosato.
El primer interrogante que surge es por qué las autoridades gubernamentales, que deben constituirse como garantes de la salud y el bien común, permitieron que pasara tanto tiempo y tantas denuncias judiciales para realizar lo que ameritaba hacerse antes de poner el agroquímico (y todo el paquete tecnológico sojero) en producción. Y si esto vale para todos los funcionarios técnicos de gobierno (INTA, INTI, Secretaría de Agricultura, etc.), es todavía más significativo en el caso de los miembros del sistema científico, donde circula vasta bibliografía que señala daños de los agroquímicos en general y del glifosato en particular. Es más, llama mucho la atención que en el informe enviado por la Cecte al ministro Barañao se mencionara como “bibliografía” la que prueba la “inocuidad” del glifosato y como “denuncias” (restándole status científico) las que señalan los daños del agroquímico. Llama la atención que los funcionarios y hombres de ciencia de la Cecte hayan procedido de esta forma en Argentina, uno de los 19 países del mundo que produce soja y uno de sólo cinco que lo hace en gran escala, colocándose así en situación de grave peligro ambiental.
Habría que interrogarse por qué funcionarios y científicos interpretan una pieza clave del derecho ambiental, el principio precautorio, al revés de lo que ocurre en sociedades responsables e informadas. El principio precautorio, incorporado en nuestra legislación a través del artículo 4 de la ley nacional 25.675, establece que en caso de ausencia de información o certeza científica y ante la posibilidad de que se produzcan daños graves e irreversibles deben adoptarse medidas eficaces para impedir la generalizada degradación del ambiente, sin importar costos o consecuencias.
La rama del derecho que enmarca este principio es el derecho ambiental, que es dinámico y objeto de re-interpretación al compás de los progresos del conocimiento. Es evidente que, cuando se autorizó y comenzó a utilizar el glifosato, se estaba al menos frente a una incertidumbre científica, que disparaba la aplicación del principio. Pero se autorizó y podemos suponer que estábamos en tiempos en que sólo se respetaban las leyes del “mercado”. Pasado todo este tiempo de aplicación y tras la aparición de numerosos trabajos de médicos, estudios sociales rurales, informes de ingenieros agrónomos preocupados por las poblaciones y la vasta bibliografía internacional de las “ciencias duras” involucradas y, lo que es aún más importante, de las reiteradas y coincidentes denuncias de comunidades y organizaciones sociales en distintas provincias, quedan pocas dudas de lo que sucede.
Algunos conocedores del derecho ambiental consideran que en nuestro país el principio precautorio se encuentra perversamente subvertido. En lugar de que la ausencia de certeza científica genere la obligación de aplicar medidas preventivas, la falta de certidumbre es utilizada para “legalizar” la mayoría de los agroquímicos que se usan en forma generalizada en nuestros campos. Peor aún, se les exige a las comunidades perjudicadas por estos químicos que carguen con la ciclópea tarea de acreditar científicamente su peligrosidad, cuando, por aplicación del principio señalado junto con otros principios ambientales, son los que introducen la sustancia química en la sociedad quienes tienen la responsabilidad de probar irrefutablemente su inocuidad.
En materia ambiental, la prevención tiene una importancia superior a la que tiene en otros terrenos, ya que la agresión al ambiente y los seres humanos se manifiesta en hechos que provocan un deterioro, la mayoría de las veces, irreversible.
En definitiva, se produce “una inversión de sentido” como mecanismo de producción de “ausencias” –de víctimas y del drama social– en la agenda de discusión y toma de decisiones políticas. En Patas para arriba, Eduardo Galeano escribe sobre Alicia en el País de las Maravillas para interpelar estos núcleos de sentidos invertidos por la colonialidad del poder. “Si Alicia renaciera en nuestros días –sostiene– no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.” ¿Es posible en la Argentina actual modificar lo que Alicia podría ver por la ventana del campo argentino? Deseamos que sí y creemos que sólo la política, representada en los tres poderes de la Nación, puede lograrlo.
*Giarracca es profesora de Sociología Rural en la UBA; Viale preside la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.

La industria en las facultades
Por María Eugenia Rovetto y Efraín Benzaquen *
El dilema ético sobre el financiamiento de la formación de grado y la investigación en las ciencias de la salud se planteó recientemente con una denuncia pública de la Asociación Americana de Estudiantes de Medicina sobre la influencia de la industria farmacéutica en la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.), alegando que las universidades abocadas a las ciencias de la salud deben estar dirigidas a cumplir con los objetivos científicos de la medicina académica.
La influencia de la industria –regida por la lógica del mercado y el afán de lucro– no se limita a direccionar las investigaciones, sino que está presente también en las aulas: algunos docentes reciben onerosos subsidios por consultorías privadas a los grandes laboratorios, lo cual incide en la información que brindan u ocultan en sus cátedras sobre los efectos de los medicamentos fabricados por dichos laboratorios.
En los últimos años, hemos asistido a un proceso de mercantilización de la educación superior y la investigación científica que tiene serios riesgos, especialmente para los países con menor desarrollo relativo. Las funciones esenciales de la universidad son la docencia, la investigación y la extensión, esto es, se encargan de crear, preservar y difundir el conocimiento socialmente relevante.
Si partimos de la certeza de que el desarrollo del conocimiento y la investigación es la condición necesaria para que los países avancen hacia estados más consolidados de autonomía, debemos comenzar por priorizar las instituciones que se especializan en dar respuesta, no sólo a las demandas de la sociedad, sino también a las necesidades de aquellos sectores más desfavorecidos. Si acordamos en que es la universidad pública la que se aboca a profundizar las problemáticas socialmente relevantes para alcanzar un desarrollo sostenido con igualdad y libertad, las instituciones universitarias deben mantener su grado de independencia para definir las prioridades de investigación que la comunidad académica, en diálogo con la sociedad en la que está inserta, defina como necesarias.
Son diversos los avances que se han logrado gracias a los descubrimientos neutrales y socialmente comprometidos surgidos del seno de la universidad pública orientada a las ciencias de la salud, de sus claustros, laboratorios y hospitales. Los científicos más prestigiosos de nuestro país han sido formados en sus aulas y albergan el mayor volumen de investigaciones independientes (básicas y clínicas) no financiadas por la industria farmacéutica. La fuerte tradición en investigación propia, la pluralidad y el compromiso social de los docentes y el conocimiento como capital social que existen en los hospitales universitarios protegen a esas instituciones de eventuales influencias corporativas, así como ofrecen a los futuros graduados una visión más independiente y libre de presiones financieras sobre los resultados de las investigaciones publicadas en el mundo.
Mantener esta usina de formación en el pensamiento crítico independiente y proteger a la sociedad de que los futuros médicos sean modelados de acuerdo con los intereses de las compañías farmacéuticas o de los actores del mercado de servicios diagnósticos, exige garantizar presupuestos adecuados para que las universidades no recurran al financiamiento privado y puedan sostener dignamente su autonomía e independencia intelectual al servicio de la sociedad toda
*Rovetto es especialista en educación superior (UNR), Benzaquen es médico y docente de Medicina (UBA)

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Entrevista a Andrés Carrasco realizada por Claudia Korol
y Liliana Daunes. Espejos Todavía.

El 11 de mayo en el programa de radio emisión del Proyecto de Resistencias Populares a la Recolonización del Contintente, fue entrevistado el prestigioso investigador de la UBA y el CONICET, Andrés Carrasco, quien durante los últimos días ha sido víctima de una campaña de desprestigio y amenazas, luego de que diera a conocer los resultados de una investigación sobre los efectos devastadores del glifosato (herbicida) utilizado en la siembra de soja. Andrés Carrasco es profesor de embriología, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de Embriología Molecular, y una trayectoria de treinta años de investigación científica con reconocimiento internacional.

Los invitamos a escuchar y a difundir la entrevista, que se puede bajar libremente de la web de la Agencia Pulsar:

Espejos todavía se emite los días martes a las 17 horas (horario de Argentina/ GMT -3 h), por la radio comunitaria FM La Tribu de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

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Contribuciones del Prof. Gilles Eric Seralini

http://pubs.acs.org/doi/full/10.1021/tx800218n

http://www.springerlink.com/content/d13171q7k863l446/fulltext.html

http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/tx800218n

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Un debate que se pretendió silenciar: daños ambientales, sanitarios y sociales del paquete tecnológico de la soja transgénica en Argentina

En relación con los agravios recibidos por el Dr. Andrés Carrasco debido a su denuncia acerca de los daños que produce el glifosato en la salud humana, quiero compartir un episodio que experimenté personalmente en el año 2005 a raíz de los ecos en Conicet de un artículo en que criticaba el modelo de la soja transgénica en Argentina. Dada la situación actual, creo que cobra renovado interés la reacción de algunos conocidos miembros de la comunidad biotecnológica, cuando se iniciaba el proceso de denuncia que ahora está saliendo a la luz en toda su magnitud. Este documento contiene una recopilación de lo ocurrido en 2005. A.M.

El siguiente artículo fue originalmente publicado en portugués con el título “Tecnociência, natureza e sociedade: o caso dos cultivos transgênicos”, en el número dedicado a “Conhecimento e liberdade” (noviembre de 2004) de la Revista Comciencia, una publicación de divulgación científica de la Sociedad Brasilera para el Progreso de la Ciencia (SBPC) conjuntamente con el Laboratorio de Periodismo Científico de la Universidad de Campinas en Brasil (LabJor) http://www.comciencia.br/reportagens/2004/11/08.shtml. Después fue traducido y levantado por el sitio rebelión.org, de donde lo tomó la encargada de prensa de Conicet y lo incluyó en la sección Conicet en los Medios, de la página de Conicet

Tecnociencia, Naturaleza y Sociedad: El caso de los cultivos transgénicos

Alicia Massarini. Investigadora de Conicet. Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología. Facultad de Farmacia y Bioquímica. Universidad de Buenos Aires. Argentina
E-mail: amassarini@ffyb.uba.ar

Las aplicaciones de las tecnologías del ADN recombinante para la producción de nuevas variedades de cultivos transgénicos constituye una problemática compleja, cuya discusión no puede restringirse a la evaluación de argumentos científico - técnicos, sino que debe incorporar la consideración del impacto económico-social, ambiental y en la salud humana, así como el marco jurídico, ético y político en que se inscribe el problema. Al mismo tiempo, a la hora de evaluar críticamente las distintas posiciones en juego, debe tenerse en cuenta que los actores involucrados -empresas transnacionales de biotecnología, productores agropecuarios, ONGs, comunidad científica, ciudadanos como sujetos políticos y como consumidores, y el propio Estado-, constituyen una trama diversa e intrincada que no siempre resulta visible en los debates.
Generalmente la discusión se presenta fragmentada y polarizada y los intereses de los distintos actores aparecen encubiertos o mimetizados. Esto es especialmente notable cuando las empresas biotecnológicas se expresan a través del discurso de los científicos. Frecuentemente son los científicos quienes, autolegitimados desde el lugar de autoridad en que pretenden situar a la ciencia, utilizan argumentos engañosos y ajenos a sus especialidades tales como “la necesidad de resolver el problema del hambre en el mundo”, “aumentar la competitividad” o “la urgencia de encontrar nuevas variedades”, para justificar la necesidad de la rápida adopción de estas tecnologías. Enmascaran así la existencia de una disputa en la que compiten distintos intereses en juego -entre los que se cuentan los de su propia corporación-, y se hacen cargo de las banderas de las compañías transnacionales de agrobiotecnología, asumiendo que el cambio tecnológico es un acontecimiento inevitable e inherentemente progresivo.
Si se acepta que en el problema en cuestión están involucrados diversos actores con distintos intereses, cuando se discute la conveniencia de adoptar estas tecnologías, es indispensable definir al mismo tiempo cuáles son los objetivos e intereses que se pretende satisfacer. Asumiendo que ésta -como toda nueva tecnología- involucra riesgos aun no dimensionados, para dar una respuesta a este problema desde una posición equilibrada y socialmente responsable, es indispensable evaluar quiénes son los beneficiados por el cambio tecnológico, y quiénes los afectados por los impactos negativos y los riesgos asociados.
Dado que los cultivos transgénicos disponibles actualmente en el mercado no presentan ninguna ventaja para los consumidores, los únicos beneficiados son, en principio, las empresas que los comercializan y aquellos productores que aspiran a aumentar su rentabilidad adoptando el paquete tecnológico. Como contraparte, resulta claro que la introducción de cultivos transgénicos en ambientes abiertos y la incorporación masiva de alimentos que contienen organismos genéticamente modificados (OGMs) en la dieta, involucran riesgos que afectan a toda la sociedad y comprometen la calidad de vida de generaciones actuales y futuras.
La contaminación genética de cultivos tradicionales y de especies silvestres, la pérdida de variedades locales, el estrechamiento de la base genética de cultivos milenarios, los posibles efectos en cascada de los genes introducidos y sus productos en los ecosistemas naturales y agroecosistemas, constituyen algunos de los riesgos más significativos que involucran al ambiente y a la seguridad alimentaria. El abordaje reduccionista de la biología molecular no puede predecir ni evaluar estos impactos, sólo los modelos sistémicos de la ecología o la biología evolutiva permiten dimensionar su alcance ya que se trata de alteraciones que pueden afectar drásticamente a sistemas coadaptados, complejos y dinámicos, que son el resultado de miles o aun millones de años de evolución. Debido a la naturaleza multicausal y contingente de estos procesos, resulta claro que una vez desatadas, estas transformaciones no son reversibles y que sus consecuencias no resultan predecibles.
Al mismo tiempo, dado que la introducción de genes extraños en un organismo puede tener efectos inciertos sobre su fisiología y bioquímica, se ha señalado el posible impacto en la salud humana que podría ocasionar a corto, mediano o largo plazo, la ingesta de alimentos que contengan OGMs, potencialmente portadores de sustancias nocivas. En este sentido, la falta de etiquetado de los alimentos transgénicos, violenta las voluntades y las conciencias de los ciudadanos, bloquea la posibilidad de realizar estudios poblacionales en el presente y en el futuro y protege a las compañías transnacionales de las demandas de los consumidores frente a futuros daños.
En virtud de la magnitud de los riesgos y de la incertidumbre propia del conocimiento científico disponible para evaluar estos riesgos, se ha invocado la pertinencia de aplicar el Principio Precautorio como marco legal para el tratamiento de este problema. Ello significa que, dado que la “ausencia de evidencias” de efectos perjudiciales no puede ser considerada como “evidencia de ausencia” de daños y riesgos potenciales, el cultivo y consumo de OGMs no debería ser autorizado hasta que existan mayores y mejores criterios de evaluación.
Notablemente, pese a la clara necesidad de contar con más elementos de juicio para la toma de posición frente a este problema, son casi inexistentes las líneas de investigación independientes que apunten a una mayor comprensión y evaluación de estos riesgos, siendo las “evidencias científicas” disponibles producto casi exclusivo de la investigación de las propias empresas biotecnológicas.
La dimensión ecológica, social y ética del problema, pone de manifiesto que su curso no puede quedar en manos de científicos y tecnócratas, ni librado a las fluctuaciones de los intereses del mercado. Esta advertencia es especialmente significativa en países periféricos como Argentina o Brasil, en que las compañías transnacionales de agrobiotecnología promueven el rápido avance de los paquetes tecnológicos (que incluyen la semilla patentada y los agroquímicos asociados), mediante políticas comerciales agresivas, comprando a las empresas periodísticas a través la publicidad y ejerciendo presión sobre los estados para obtener un marco legal relajado que favorezca la introducción y comercialización de OGMs.
Por su parte, y en ausencia de políticas públicas definidas, cuando la rentabilidad inmediata resulta conveniente, los productores adoptan masivamente las nuevas tecnologías, independientemente de los costos ambientales o sociales de tales decisiones. A este panorama se suma la falta de espacios de debate y de canales de participación, de lo cual resulta que la mayor parte de la sociedad queda excluida de toda decisión y el paquete tecnológico y sus productos se imponen rápidamente en ausencia de debate público. Unos pocos disfrutan los beneficios inmediatos y la sociedad toda paga los costos sociales y ambientales y asume los riesgos ecológicos y sanitarios.
En este sentido, el caso de la soja transgénica resistente al herbicida glifosato (sojaRR) en Argentina, resulta paradigmático. Actualmente, la mitad de la producción de cereales y oleaginosas esta constituida por soja, casi 100% transgénica, la cual es destinada a la exportación para ser usada como forraje. El país produce 35 millones de toneladas anuales que representan un 20% de la producción mundial, abastece el 50% del mercado mundial de aceites, es el principal productor de harina de soja y el tercer productor mundial de poroto de soja. ¿Cómo se estableció este modelo en un país típicamente productor y exportador de alimentos variados y de buena calidad?
El avance de la soja, tuvo un auge sostenido desde la década de 1970, pero en los últimos siete años el incremento del área cultivada se aceleró notablemente, conjuntamente con la introducción del paquete tecnológico soja RR-glifosato-siembra directa. El liderazgo en el mercado se estableció debido a la rápida y masiva adopción de esta tecnología, favorecida por la relajación de los procedimientos para autorizar el cultivo y el consumo de transgénicos.
Varios factores adicionales contribuyeron a incrementar el ritmo de las transformaciones sufridas por el sistema de producción agropecuario: el alto precio internacional de la soja, el bajo costo del glifosato cuya patente había vencido, y la existencia de la llamada “bolsa blanca” de semillas, práctica que consiste en que los productores resembraban su propia semilla, con la permisividad de las empresas que apostaban a imponer sus modalidades productivas para garantizar la conquista del mercado en el mediano plazo.
El resultado de este proceso fue que en unos pocos años, la producción de soja transgénica reemplazó a otros cultivos, desplazó a otras actividades agropecuarias y avanzó sobre ecosistemas naturales. El área sembrada con soja pasó de 5 millones de hectáreas en 1990 a 12,6 millones de hectáreas en 2003. Este aumento en la producción de soja, se corresponde con una notable reducción en la producción de girasol, maíz y arroz. En las provincias del Noroeste y el Noreste argentino, la soja avanzó sobre cultivos tradicionales que requieren mano de obra intensiva, como el algodón, la batata, la caña de azúcar y los frutales. Al mismo tiempo, las plantaciones de soja RR reemplazaron a otras explotaciones agropecuarias destinadas a ganadería de vacunos, ovinos y porcinos, y a establecimientos tamberos y hortícolas.
El aumento del área sembrada también involucra una expansión de la frontera agropecuaria. En los últimos cinco años, en la región chaqueña fueron taladas un millón de hectáreas para plantar soja, y en la región de las yungas salteñas está ocurriendo un proceso similar, que puede conducir a la destrucción de uno de los ecosistemas más biodiversos de Argentina. Esto es especialmente penoso si se asume que estos suelos vulnerables y no aptos para la agricultura, sobreexplotados y erosionados, se agotarán en sólo cinco años.
El cuadro presentado pone en evidencia que, en el caso argentino, a los riesgos e impactos asociados a la introducción de cultivos transgénicos, se suma el deterioro de los agroecosistemas que introduce la práctica del monocultivo. Es claro para cualquier especialista que el monocultivo es perjudicial para la sustentabilidad de la tierra, ya que provoca un consumo desproporcionado de algunos nutrientes y favorece la proliferación de plagas y malezas. La soja, tiene la particularidad de ser un extractor de nutrientes muy eficiente y es capaz de crecer aun en suelos empobrecidos. Como resultado de ello, los productores continúan sembrando y cosechando sin fertilizar, de manera tal que la concentración de fósforo, potasio, nitrógeno y azufre en el suelo está bajando drásticamente. Ello significa que junto con la soja, Argentina está exportando parte de su suelo fértil, de modo que el monocultivo se ha convertido prácticamente en una actividad extractiva.
En cuanto al uso de agroquímicos, si bien se ha presentado a esta tecnología como amigable para el ambiente, el uso recurrente de un mismo herbicida aumenta la frecuencia de las malezas resistentes lo cual conduce a utilizar concentraciones cada vez mayores. Así, el consumo de glifosato se duplicó al pasar de 28 millones de litros en el período 1997-98 a 56 millones en 1998-99, y llegó a 100 millones en la última temporada, con las consecuentes secuelas de contaminación creciente de suelos y aguas.
Pero el más significativo de todos los impactos de este modelo se expresa en el ámbito social y económico. La transformación de la estructura agroproductiva durante la última década muestra la exacerbación de tendencias preexistentes que abonan la inequidad y la exclusión social: mayor concentración de la riqueza, aumento del tamaño de la unidad productiva y reducción de puestos de trabajo. Entre 1990 y 2003 desaparecieron el 30% de los establecimientos agropecuarios medianos y pequeños (103.000 unidades productivas) y el tamaño medio de la unidad productiva pasó de 250 Ha a 538 Ha. Durante ese mismo periodo se produjo un notable aumento de los alquileres de las tierras, debido a lo cual, los pequeños productores pasaron a rentar sus parcelas a grandes corporaciones y abandonaron el campo. Así desaparecieron alrededor de 600 pueblos agrícolas y miles de pequeños productores y trabajadores agrarios, excluidos de sus prácticas de trabajo tradicionales, migraron del campo para pasar a engrosar los cinturones de pobreza de las ciudades.
Las transformaciones en la estructura productiva del agro asociadas al nuevo paquete tecnológico conducen a un modelo de agricultura sin agricultores, industrializada y concentrada en la producción de materias primas y forrajes para exportar a los países centrales. Como contraparte, la pérdida de modos de producción tradicionales, la exclusión social y la destrucción de un modelo equilibrado de producción de alimentos que abastecía el mercado interno y permitía exportar, contribuye a poner en riesgo la soberanía alimentaria, al provocar la disminución de la calidad de los alimentos y el aumento de su precio en el mercado interno.
Estas transformaciones constituyen la expresión a nivel del agro de la política neoliberal implementada por el gobierno de Carlos Menem y promovida por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial durante la década de 1990, que condujo a la privatización de las empresas públicas, a la desarticulación del Estado y al cierre masivo de industrias, en el marco de una economía basada en la especulación financiera. La retirada del Estado y la reducción del gasto público afectó los sistemas de salud y educación. Del mismo modo, el sistema público de investigación científica quedó arrinconado por la falta de recursos. En estas circunstancias la conciencia de una buena parte de la comunidad científica fue cooptada por las empresas multinacionales de biotecnología, que encontraron en los científicos locales a promotores acríticos, calificados para el desarrollo de nuevos ensayos transgénicos y dispuestos a impulsar la rápida instalación de sus negocios. Ello explica, al menos en parte, porqué en Argentina el modelo asociado a la introducción del paquete tecnológico de la soja transgénica se estableció temprana y rápidamente, alcanzando una masividad única en el mundo, sin atravesar mayores escollos y en ausencia de un debate público.
Para revertir esta situación es indispensable ampliar la discusión y promover la participación ciudadana en la definición de políticas de estado que reflejen un marco concensuado respecto a este problema, orientado por la necesidad de atender, en primer lugar, al bien común y resolver las necesidades de las mayorías en un marco de sustentabilidad. Pero este proceso requiere asumir un nuevo desafío: la democratización del conocimiento científico. Resulta claro que el acceso a dicho saber se ha convertido en fuente de desigualdades sociales en el interior de cada país, a la vez que se acrecienta el distanciamiento entre países centrales y periféricos.
En este contexto reapropiación social de conocimiento científico representa una clave para el desarrollo económico-social de los países y un aspecto fundamental en la construcción de políticas científicas autónomas. Así entendido el problema, el desafío no sólo consiste en difundir los modelos hegemónicos del conocimiento científico actual, decodificando el lenguaje esotérico y hermético de la ciencia contemporánea para hacerlo accesible a todos los ciudadanos. El principal escollo para favorecer el protagonismo ciudadano desde una posición crítica, es demitificar la condición de “verdad” que se atribuye al conocimiento científico, situándolo como una construcción social, atravesada por supuestos y prejuicios culturales, provisoria, perfectible, controversial, problemática y cargada de incertidumbres. Sólo así el saber científico podrá servir al pueblo como un instrumento transformador. Al respecto hacemos propio el reclamo de Gérard Fourez quien en su libro “Alfabetización científica y tecnológica” advierte que, generalmente, la divulgación ...consiste en una actividad de relaciones públicas de la comunidad científica que se interesa por mostrar al “buen pueblo” las maravillas que los científicos son capaces de producir...; pero precisamente en la medida en que no se ofrece un conocimiento que permita actuar, da un conocimiento superficial; es un saber que no lo es, porque no es poder.

Como consecuencia de su publicación en la página de Conicet, al menos dos investigadores, Hopp y Burachik publicaron sus réplicas en una sección creada en ese momento para ese fin, lo cual no tenía precedentes.

Esta sección fue creada ad-hoc para responder al artículo. Aun puede verse en: http://www.conicet.gov.ar/NOTICIAS/ACTUALIDAD/2005/julio/053.php

Conicet - Ciencia en los Medios
Julio 2005 Secretaría de Agricultura, Ganadería y PescaComunicación y percepción pública de la biotecnología agropecuaria
ClarificacionesEn esta sección se intenta responder a aquellas publicaciones que contienen aseveraciones no fidedignas en cuanto a los hechos que se vinculan con la agrobiotecnología. Respuesta de los Doctores Moises Burachik y Esteban Hopp al artículo firmado por la Dra. Alicia Massarini y publicado en la página de Internet del CONICET.Respuesta del Dr. Burachik Respuesta del Dr. Hopp

Dr. BurachikTecnociencia, Naturaleza y Sociedad: el caso de los cultivos transgénicos. Otra Visión.Estoy muy asombrado por el contenido de la nota publicada en el sitio del CONICET, cuya autora es la Investigadora de Conicet Alicia Massarini. Quiero felicitar a la investigadora Massarini, pues ha logrado instalar un tema de enorme importancia para el país, y lo ha hecho con un escrito de lenguaje impecable y abundantes argumentos.Sin embargo, cuando dije arriba que estoy asombrado, quiero decir ingratamente asombrado. No deseo entrar ahora en debates puntuales sobre las numerosas inexactitudes, afirmaciones no fundamentadas e interpretaciones equívocas que la investigadora Massarini hace en su magníficamente redactado artículo. No dispongo del tiempo necesario en este momento.Sólo deseo corregir en esta oportunidad algunas afirmaciones que considero injustas, inexactas y lesivas para con la labor de esta Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPyA), la de la Comisión Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) y la de la Oficina de Biotecnología de la SAGPyA. Esas afirmaciones se refieren al marco regulatorio que rige en el país desde 1991 para la experimentación, desarrollo y liberación al ambiente de los organismos genéticamente modificados para la agricultura (OGM). Este marco normativo, con las modificaciones impuestas por la dinámica del progreso científico, ha resultado (luego de la subsecuente verificación satisfactoria de la inocuidad de los alimentos derivados de ellos y de la determinación de que no tendrán un impacto no deseado en nuestro comercio internacional), en la aprobación comercial de nueve cultivos genéticamente modificados (ver nuestra página: www.sagpya.mecon.gov.ar, luego ir a biotecnología y elegir conabia, y luego los enlaces que desee). Ningún incidente atribuible a fallas regulatorias se ha producido desde la implementación de este marco regulatorio.Sin embargo, es otra la impresión que trasmite el artículo de la investigadora Massarini. Las expresiones:"el cultivo y consumo de OGMs no debería ser autorizado hasta que existan mayores y mejores criterios de evaluación." (párrafo 7) "ejerciendo presión sobre los estados para obtener un marco legal relajado que favorezca la introducción y comercialización de OGMs." (párrafo 9) "El liderazgo en el mercado se estableció debido a la rápida y masiva adopción de esta tecnología, favorecida por la relajación de los procedimientos para autorizar el cultivo y el consumo de transgénicos. " (párrafo 12)son francamente distantes de la realidad.Nuestro marco regulatorio es uno de los más estrictos del mundo. Con orgullo afirmamos que nuestro país regula los OGM con una rigurosidad excepcional, que ha sido incluso elogiada y tomada como modelo por diversos países de la región (por ejemplo, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Uruguay), al mismo tiempo que criticada (por excesivamente estricta) por funcionarios de empresas transnacionales. La regulación de los OGM en Argentina es una referencia para muchas naciones, y en esta capacidad hemos participado en varios eventos internacionales para tratar la problemática de las normas ambientales y alimentarias involucradas y sus impactos en los países en desarrollo.Curiosamente, la posición que expone la investigadora Massarini es extraordinariamente similar a la sostenida por los países europeos (de donde provienen ideologías que, pasando por ambientalistas, condenan a los OGM en base a argumentos pseudo-científicos). Los países de la Unión Europea (UE) subsidian su ineficiente agricultura al mismo tiempo que se oponen fuertemente a los OGM, en abierta discrepancia con los dictámenes de sus propios organismos técnicos de evaluación. Las modalidades de las prácticas agrícolas europeas (que casi no utilizan OGM) han conducido a una irreversible degradación de su ambiente y, por otra parte, las necesidades políticas de los países líderes de la UE (particularmente Francia, en relación con la denominada Política Agrícola Común, PAC) han resultado en la provisión de subsidios cuya clara finalidad es electoral. Véase, por ejemplo, fragmentos del discurso del Presidente de Francia, Jacques Chirac en Nontron, Francia, en plena campaña electoral contra el derechista Jean-Marie Le Pen, promotor de la salida de Francia de la Unión Europea (y consecuentemente, de la salida de la PAC): ".si la política agrícola común fuera suprimida, el rédito de los agricultores disminuiría de un solo golpe en un 40 %" (Cable desde París, agencia ANSA, publicado en Clarín, Buenos Aires, 29 de abril, 2002, pág. 27). Es probable que las fuentes de información de la investigadora Massarini provengan de tal ambiente político-ideológico. Si así fuera, sería conveniente recordar que esta política de subsidios y de resistencia a la aprobación de nuevos OGM (por la que la UE no acepta OGM desde 1998) es altamente perjudicial para nuestra economía, así como la de los países exportadores de la producción agrícola primaria y alimentos (tanto OGM como no-OGM), muchos de ellos del tercer mundo. Si la investigadora Massarini está preocupada por las consecuencias socio-económicas de la adopción de OGM en la agricultura, sería bueno que reflexionara, en este caso, sobre quiénes se benefician y quiénes se perjudican con esta posición.Muchos otros aspectos del artículo de la investigadora Massarini, con los que estoy en desacuerdo, darían lugar para una interesante discusión, mientras con muchos otros puedo afirmar que los comparto. Razones de tiempo (la regulación de los OGM es una actividad que demanda muchísimo tiempo y concentración) me impiden extenderme en esta oportunidad. Solo me queda una reflexión: el artículo de la investigadora Massarini me recuerda fuertemente una aseveración del Sr. Richard Horton, editor de la prestigiosa revista The Lancet, a raíz de la publicación del trabajo del Dr. Arpad Pusztai. En ese trabajo los Dres. Pusztai y Ewen demuestran que si se alimenta a ratas con papas crudas, en cantidad insuficiente paralas necesidades proteicas del animal, pero (atención) conteniendo un gen que expresa una proteína tóxica introducido mediante técnicas de ADN recombinante, entonces las ratas tendrán serios problemas de salud.El Sr. Horton dijo, para justificar la publicación, "que publicó las investigaciones del Dr. Arpad Pusztai porque, aún siendo mal realizadas, sus resultados promoverían un debate útil),. (Se sabe que varios de los evaluadores del trabajo, generalmente anónimos, reclamaran al Sr. Horton que declarara claramente que el trabajo de los Dres Pusztai y Ewen era considerado profundamente defectuoso y que sus conclusiones eran altamente especulativas y no sustanciadas.)Si la intención de publicar el artículo de la investigadora Massarini fue similar a la del Sr. Horton, sin duda los felicito pues, a raíz de algunos comentarios que ya han circulado por vía electrónica, han conseguido su objetivo.La saludo cordialmente,Dr. Moisés Burachik Coordinador General Oficina de Biotecnología Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos Av. Paseo Colón 982, piso 2, of. 236 C1063ACW - Buenos Aires Argentina Tel.: 54-11-4349-2200 Fax: 54-11-4349-2178 mburac@mecon.gov.ar.Dr. HoppEstimados responsables de la página Web del CONICET (Área de Comunicación y Prensa):Me dirijo a Uds por la desagradable sorpresa que me causó ver incorporada a la página Web www.conicet.gov.ar/diarios/2005/julio/056.php un panfleto que falta el respeto a muchos investigadores del área de biotecnología y biología molecular y que se ubica ideológicamente en las antípodas de lo que es la actual política de estado tanto de la Secretaría de Ciencia y Técnica como de la de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación después de la inclusión, en el Boletín Oficial de un decidido apoyo del Estado Argentino a la Biotecnología, incluyendo particularmente a la Agrobiotecnología.Por un lado, el libelo publicado tiene poco que ver con los principios científicos de vuestra Institución. Se entiende que el responsable del Área de CyP trate de difundir ciertos temas publicados por los miembros de CONICET, pero no se puede aceptar que no revise la fuente de origen de lo que publica, especialmente en lo que hace al rigor científico de las mismas. Primero debería verificarse si realmente la Dra. Massarini, una conocida citogenetista de roedores, realmente escribió esta nota o la misma fue elaborada por el sitio Web en base a otro artículo. Resulta el menos sorprendente que una especialista tan alejada de los temas agronómicos y de la salud se ponga a opinar y a desvariar tan ligeramente sobre tantos campos del conocimiento que incluyen un análisis ecológico-económico-social de la situación de un país a partir de los avances en biotecnología agrícola. Digo esto porque conociendo la formación de la Dra. Massarini también sorprende que se cometan tantos errores en conceptos muy básicos de genética, en la cual se conoce desde hace muchos años la relativa frecuencia natural de la transferencia horizontal (interespecífica) de genes (lo que hoy llamaríamos transgenes) siendo un fenómeno que se remonta a tiempos evolutivos muy remotos muy anteriores a la aparición del hombre como especie. Llama la atención parte de la terminología empleada como ser "contaminación" genética, "alteración" (que suena a adulteración) genética cuando la palabra técnicamente empleada es modificación (como en la sigla OGM) lo que indica una falta de rigurosidad científica en el lenguaje lo que resulta incongruente con el currículum de Massarini. Tal vez la respuesta deba buscarse en la frase: "la discusión no puede restringirse a la evaluación de argumentos científico-técnicos", otorgándole al artículo un alto grado de carencia de argumentos científicos. En la primera parte de su ensayo se expresa: "Asumiendo que ésta -como toda nueva tecnología- involucra riesgos aun no dimensionados, …..,es indispensable evaluar quiénes son los beneficiados por el cambio tecnológico, y quiénes los afectados por los impactos negativos y los riesgos asociados". Como la misma autora afirma, resultaría importante ver qué intereses representa esta postura. Estos intereses surgen de la lectura del sitio de Internet en el que fue publicado y son los siguientes: 1) el sistema de subsidios agrícolas (particularmente el europeo) que debe aumentarse a medida que los costos de producción disminuyen y sus agricultores son cada vez menos competitivos, 2) las empresas de agroquímicos perjudicadas por la drástica eliminación o reemplazo de prácticas de manejo que se operó después de la adopción de los cultivos OGM y 3) las multinacionales que supuestamente defienden la ecología y que sacaron un excelente provecho y popularidad usando procedimientos fundamentalistas que recuerdan a las tristemente célebres cazas de brujas de la edad media que afectaron a Galileo, por ejemplo. Como prueba de lo antedicho, es interesante comprobar que la que escribe esto no muestra la misma preocupación escribiendo ensayos similares sobre otras nuevas tecnologías como pueden ser la informática, la nanotecnología, la automotriz o la robótica, todas ellas con efectos socioeconómicos en cuanto al desempleo que tanto le preocupa. Para no dejar todo esto en un plano meramente ideológico, se refutan a continuación sólo algunas de sus afirmaciones sobre la base de argumentos científicos porque son los únicos que otorgan objetividad en una discusión de esta índole. Ya en las primeras frases resulta polémico pensar que los científicos no podemos opinar sobre el "mejoramiento de la competitividad" del sector productivo o de la necesidad de "obtener nuevas variedades mejoradas". Se ve que los autores de la nota están muy alejados de lo que es la ciencia aplicada, la que no tendría mucho sentido si no se vinculara con estos dos aspectos. Tampoco la ciencia es ajena a aportar herramientas tecnológicas que ayuden a solucionar el hambre del mundo (claramente un problema político y económico-social pero que sería necio negar que puede verse facilitado con apoyo científico-técnico).“Dado que la introducción de genes extraños en un organismo puede tener efectos inciertos sobre su fisiología y bioquímica, se ha señalado el posible impacto en la salud humana que podría ocasionar a corto, mediano o largo plazo, la ingesta de alimentos que contengan OGMs, potencialmente portadores de sustancias nocivas ….En virtud de la magnitud de los riesgos y de la incertidumbre propia del conocimiento científico disponible para evaluar estos riesgos, se ha invocado la pertinencia de aplicar el Principio Precautorio como marco legal para el tratamiento de este problema. Ello significa que .... el cultivo y consumo de OGMs no debería ser autorizado hasta que existan mayores y mejores criterios de evaluación". Nuevamente estas sentencias demuestran falta de conocimiento sobre el sistema regulatorio existente en todos los países donde se han aprobado los OGMs para sus distintos usos, incluyendo los países miembros de la UE. Además de no aportar ni una mínima evidencia científica real para tan fuertes aseveraciones (por algo se ponen en tono potencial aunque no así las conclusiones), estas frases denotan una injustificada falta de conocimientos científicos e históricos. Desde el punto de vista científico resultó siempre claro que es absurdo el análisis de riesgo de los OGM desde el punto de vista de la tecnología en sí misma, sino que debe hacerse caso por caso para cada OGM en particular. No es lo mismo para la salud humana un tomate que tiene agregado un gen que permite la síntesis de una vitamina que un tomate al que se le agregó el gen que codifica para la toxina del cólera. Si, como parece, el artículo es reciente, no se entiende por qué se ignora que la comercialización de OGMs no es nueva (lleva más de 20 años de experiencia desde que casi el 100% de los diabéticos se inyecta en la sangre en forma diaria insulina humana producida por una bacteria OGM: la Escherichia coli transgénica para el gen humano de la insulina). El consumo masivo de cultivos OGM también lleva 10 años, sin que ningún científico haya podido comprobar ninguno de todos los riesgos que apocalípticamente fueron predichos. Se calcula que ya se cosecharon más de 300 millones de hectáreas, las cuales, procesadas para alimentación humana y animal se estima que han sido consumidas en más de 100.000 millones de alimentos con alto contenido de OGM, sin reportes de alergias, intoxicaciones u otras alteraciones para la salud, el crecimiento o el desarrollo de las personas o afecciones para la salud humana o animal. La autora afirma que no hay estudios científicos sobre las posibles consecuencias negativas sobre la salud, lo que es falso, ya que desde 1985, se realizaron 81 proyectos de investigación tan sólo en Europa (la más interesada en encontrar efectos negativos para poder seguir defendiendo su postura agrícola) que incluyeron 600 estudios de bioseguridad alimentaria, los que demostraron la inocuidad de los alimentos OGM en el mercado actual.
La Organización Mundial de la Salud en su página Web www.who.int/foodsafety/publications/biotech/20questions/en/index.html claramente define que “Los alimentos GM actualmente presentes en el mercado internacional han pasado las evaluaciones de riesgo del caso y no es probable que presenten riesgos para la salud humana. Además, no se observaron efectos sobre la salud humana como resultado de su consumo en los países en que fueron aprobados”. ¿Qué resulta más confiable para el CONICET? ¿La palabra sin fundamento científico de un artículo publicado en el sitio www.rebelion.org o la de la OMS?. A la OMS podría agregarse una enorme lista de instituciones como la FAO y Academias de Ciencias, Asociaciones Médicas y Asociaciones de Nutricionistas y Dietistas de muchos países del mundo. Dice la autora que hacen falta mayores y mejores criterios de evaluación. Por supuesto que se pueden mejorar y agregar nuevos criterios, pero lo claro es que la experiencia y los resultados demuestran que los actuales criterios han sido muy eficientes para prevenir los potenciales riesgos que fueron planteados en el curso de la evaluación. Es más, las últimas publicaciones de expertos en el tema en prestigiosas revistas como Nature están planteando que las normativas actuales que regulan a los OGM (algunas de ellas surgidas por sobre-reacción del sistema ante los grupos de presión fundamentalista como los del sitio Web que CONICET usó como fuente) son excesivas y deberían ser flexibilizadas excepto para aquellas de uso farmacéutico (las cuales no son mencionadas por el artículo ni por los otros opositores a la tecnología ¿acaso no son OGMs también?). Estaba muy bien invocar el Principio de Precaución hace 20-30 años, por ejemplo cuando se realizó la conferencia de Asilomar a fines de los '70 después de que se descubrieran las aplicaciones potenciales del ADN recombinante (en ese momento se temía mucho más por las consecuencias en las investigaciones biomédicas en bacterias que las investigaciones agronómicas en plantas). Pero hace mucho que esta tecnología dejó de ser una novedad y hace falta algo más que inspirar miedo irracional para fundamentar lo que tan livianamente afirma la nota. En otro fastuoso párrafo se desacredita la capacidad de los “reduccionistas” biólogos moleculares para evaluar los efectos de largo plazo dado que “se trata de alteraciones que pueden afectar drásticamente a sistemas coadaptados, complejos y dinámicos, que son el resultado de miles o aun millones de años de evolución” y sólo los ecólogos sistémicos son los adecuados para opinar. Lamentablemente, parece que la autora tampoco conoce mucho de este tema. De su frase se deduce que confunde un ecosistema natural (como el que encontraríamos en un parque nacional) con un agroecosistema que es de naturaleza artificial: el hombre elimina toda la diversidad natural para reemplazarla por un cultivo (es la esencia de la agricultura que, nos guste o no, es la base de nuestra civilización moderna). Nadie duda de su complejidad y de que tiene factores poco predecibles, pero no tiene millones de años de evolución y tiene bastantes factores predecibles, como lo demuestra la constante evolución y mejoramiento de las prácticas agrícolas. Es más, ya es una cuestión demostrada que la incorporación de OGMs en los agroecosistemas ha ayudado a hacerlos más sustentables gracias a la sinergia con métodos conservativos como la siembra directa o gracias a un control más focalizado de los insectos plaga respetando otros insectos benéficos. Pero el reduccionismo del artículo intenta extrapolar conceptos de los ecosistemas naturales a ecosistemas artificiales en los que estos conceptos son claramente inadecuados.Hay otro punto ligado al anterior que comete la falacia de no considerar algunos conocimientos muy básicos de la genética. Todo genetista sabe que para estudiar la evolución de una especie es esencial estudiar los mecanismos reproductivos de dicha especie. Las especies cultivadas son especies altamente domesticadas por el hombre que difícilmente sobreviven en condiciones naturales. Además, sus semillas son cosechadas año a año por lo que todos los años asistimos a una masiva extinción de estas especies en más del 99% de su área de distribución. ¿Dónde sobreviven y se seleccionan las nuevas generaciones? En los semilleros o en los campos que los agricultores dedican a la multiplicación de su propia semilla. Por eso, la catastrófica frase “Debido a la naturaleza multicausal y contingente de estos procesos, resulta claro que una vez desatadas, estas transformaciones no son reversibles” se ridiculiza cuando aprendemos de la experiencia que eventos OGMs liberados en Argentina o en otros países como son el maíz con resistencia a glufosinato de amonio o el tomate de aroma y sabor (Flavr-Savr) que fracasaron comercialmente o fueron retirados del mercado, desaparecieron totalmente del ambiente de un año para el otro. A nadie se le ocurriría multiplicar una planta que se coma crudos a los chicos. Finalmente, la autora parece ignorar la existencia de ecólogos y genetistas poblacionales en todas las comisiones científicas reguladoras de OGMs del mundo. Respecto a la larga disquisición sobre la agricultura argentina y en particular, la soja, prefiero remitirme a la última edición de la revista Ciencia Hoy (http://www.ciencia-hoy.retina.ar/hoy87/index.htm) que dedica todo el número a la modernización de la agricultura Argentina, donde escriben los que verdaderamente saben del tema y se refutan todos los argumentos expuestos. Simplemente me voy a detener en 2 puntos particulares:En el caso del monocultivo de soja mi posición contraria, es coincidente con la de INTA y está muy bien expresada por el Ing. Agr. Casas en varios medios de difusión incluyendo el citado número de Ciencia Hoy. Sin embargo, frases como: “La soja, tiene la particularidad de ser un extractor de nutrientes muy eficiente … de manera tal que la concentración de fósforo, potasio, nitrógeno y azufre en el suelo está bajando drásticamente… de modo que el monocultivo se ha convertido prácticamente en una actividad extractiva” olvidan que la soja es una leguminosa y, como tal, es capaz de fijar nitrógeno atmosférico por lo que requiere menor fertilización nitrogenada que otros cultivos, por lo que en gran medida, el nitrógeno es, para la soja, un recurso renovable y estamos hablando del principal fertilizante en la agricultura.El otro punto es la preocupación por el reemplazo de ecosistemas naturales por artificiales (expansión de la frontera agrícola) que es, en varios aspectos, una preocupación legítima (caso de las yungas). Sin embargo, me da la sensación que para la autora, el sobrepastoreo que está desertificando la Patagonia, el reemplazo de bosques nativos por exóticos en el NEA (y muchos otros) parecen ser problemas inexistentes frente a la tremenda amenaza del monocultivo de soja y no puedo evitar pensar, ante esta dualidad, que existen otros intereses más allá de una legítima preocupación por la ecología. La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos publicó en su sitio de internet un documento donde responde a las preguntas que frecuentemente se hace la gente sobre los transgénicos:http://www.sagpya.mecon.gov.ar/new/0-0/programas/biotecnologia/respuestas.phpPara más información sobre el sistema regulatorio en Argentina:http://www.sagpya.mecon.gov.ar/new/0-0/programas/conabia/index.phpDr. Esteban HoppProfesor Titular FCEyN UBAInvestigador Principal del INTAInvestigador Científico de la CIC


La carta de Esteban Hopp, además de aparecer en la página de Conicet circuló en la FCEYN donde trabajé durante 20 años. En respuesta, envié a Conicet y a la red de mails de la FCEyN la siguiente carta:
Buenos Aires, 31 de agosto de 2005
Sr. Presidente de CONICET
Dr. Eduardo H. Charreau

De mi consideración: Hago llegar a Ud. una copia de la carta que en esta misma oportunidad estoy enviando al Area Comunicación y Prensa de CONICET. En la misma expreso mi opinión sobre las posiciones que el Dr. Esteban Hopp ha manifestado en una carta previa dirigida a los responsables de la Página Web del CONICET, en relación con la difusión de un artículo de mi autoría. Adjunto asimismo la carta del Dr. Hopp, en la versión que hizo pública a través de la red informática de la FCEyN de la UBA. Agradezco su atención y me despido de Ud. cordialmente. Dra. Alicia Massarini - Investigadora Adjunta.

Estimados Colegas:
Hago llegar a ustedes los términos de la carta que he enviado a Conicet en respuesta a la que previamente el Dr. Esteban Hopp presentó ante ese organismo e hizo pública por esta misma vía. En su carta Hopp cuestiona a quienes, como responsables de la página Web de Conicet, decidieron incluir en la misma una publicación de mi autoría. Dado que, entre otras cosas, el Dr. Hopp pone en duda mi condición de autora, comienzo por aclarar que se trata de una versión en español incluida en el sitio rebelion.org del artículo “Tecnociência, natureza e sociedade: o caso dos cultivos transgênicos”, que fue originalmente publicado en portugués en el número dedicado a “Conhecimento e liberdade” (noviembre de 2004) de la Revista Comciencia, una publicación de divulgación científica de la Sociedad Brasilera para el Progreso de la Ciencia (SBPC) conjuntamente con el Laboratorio de Periodismo Científico de la Universidad de Campinas en Brasil (LabJor). Su elaboración me fue solicitada por los editores de la revista, luego de una serie de seminarios y actividades académicas en las que participé durante setiembre de 2004, como parte del programa de intercambio entre el Departamento de Posgraduación en Política Científica de la Unicamp y la Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología de la UBA, que constituye mi actual lugar de inserción académica y docente. El artículo puede consultarse en
http://www.comciencia.br/reportagens/2004/11/08.shtml.
No discutiré aquí las diversas críticas que el Dr. Hopp hace a su contenido ya que no considero que este sea el ámbito ni la oportunidad adecuados. La mayor parte de los aspectos que el Dr. Hopp critica en su carta parten de una interpretación sesgada o fragmentada de algunos de los argumentos que expongo en mi trabajo, de modo que para centrar la discusión sería necesario comenzar por aclarar y contextualizar mis posiciones originales, lo cual resultaría tedioso para los lectores y probablemente poco provechoso como contribución al debate sobre la problemática en cuestión.
Sin embargo entiendo que resulta indispensable dar a conocer mis ideas sobre las apreciaciones, los juicios de valor y las consideraciones políticas e ideológicas que el Dr. Hopp asume en su carta ya que las implicancias de sus posiciones no sólo me involucran personalmente sino que lesionan valores colectivos tan sensibles como la libertad de expresión, el espacio del pensamiento crítico y el respeto al disenso.
El Dr. Hopp manifiesta sentirse desagradablemente sorprendido porque Conicet haya decidido incorporar mi trabajo a su página Web, argumentando que dicho artículo, al que denomina “panfleto”, se ubica “ideológicamente en las antípodas de lo que es la actual política de estado tanto de la Secretaría de Ciencia y Técnica como de la de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación”. En primer lugar, resulta altamente preocupante que este investigador, que hace mención a su participación en múltiples comisiones asesoras del Conicet, descalifique la opinión de una colega y censure a quienes la difunden porque, a su criterio, esta posición se sitúa en las antípodas de la política oficial. Más allá de discutir lo acertado de su apreciación, me interesa centrarme en el significado ético y político de su argumentación. Por un lado, sorprende que un planteo semejante sea expuesto tan impúdicamente, sin disimular su parentesco con una lógica autoritaria que no condice con el pensamiento crítico que debe distinguir a la comunidad científica. Por otra parte, en el contexto de nuestra historia política y académica, es difícil no recordar épocas relativamente recientes y que aun duelen, en que la imposición de este tipo de criterios significó la expulsión del sistema científico y del país de muchos colegas.
En otro tramo de su carta el Dr. Hopp descalifica mi artículo al que entonces llama “libelo”, por encontrarlo reñido con los principios científicos de CONICET al mismo tiempo que cuestiona mi idoneidad para opinar sobre temas que no considera de mi especialidad. En relación con estas apreciaciones, se me ocurre plantear algunos interrogantes: ¿a qué principios científicos se refiere el Dr. Hopp? ¿Toma en consideración que la ciencia se construye colectivamente en una atmósfera de debate y contrastación constante o la entiende como una colección de verdades únicas, incuestionables y sagradas? ¿Interpreta que el pensamiento divergente en la actividad académica es enriquecedor y estimulante o anticientífico y oscurantista? ¿Honra el privilegio de desempeñarse en un ámbito en que el pensamiento crítico es condición de primer orden o es incapaz de tolerar el disenso y se ve en la necesidad de denostar a quien, por manifestar opiniones que no son de su agrado, pasa a considerar su enemigo?
La intolerancia, el autoritarismo y el protagonismo excluyente no pueden ser el signo de este, ni de ningún otro debate académico. El problema que nos ocupa es especialmente complejo; en él intervienen diversos actores, afecta intereses sectoriales y colectivos e involucra aspectos científicos, tecnológicos, sociales, ambientales, económicos, sanitarios y éticos. Requiere por ello una reflexión integradora, que permita considerar sus múltiples dimensiones. ¿Quién tiene entonces legitimidad para analizar y expresar sus opiniones sobre este tema? ¿Sólo los especialistas expertos en los modelos y técnicas biotecnológicas son idóneos para hacerlo? Si una investigadora del campo académico Ciencia-Tecnología-Sociedad (CTS), con una larga trayectoria en biología evolutiva es descalificada por no ser éste un tema de su especialidad, ¿qué se puede decir entonces del lugar que ocupan las opiniones de los científicos sociales, de los filósofos, de los miembros de las organizaciones no gubernamentales, de los estudiantes? ¿y la opinión de los ciudadanos?
Personalmente considero que las decisiones acerca de temas como el que nos ocupa no pueden quedar sólo en manos de especialistas sino que deben ser discutidas y consensuadas con la participación de toda la ciudadanía. En ese sentido, el hacer visibles las controversias presentes en el campo científico, comunicándolas de manera accesible y prescindiendo de tecnicismos innecesarios, constituye un paso indispensable para la democratización del conocimiento, achicando la brecha entre expertos y no expertos que el Dr. Hopp insiste en apuntalar.
Finalmente quiero manifestar mi indignación y asombro ante la intención del Dr. Hopp de cerrar la discusión poniendo en duda mi integridad moral, diciendo: “no puedo evitar pensar, ante esta dualidad, que existen otros intereses que una legítima preocupación por la ecología”. La descalificación de quien sustenta una posición controvertida sugiriendo su vinculación con “oscuros e innombrables intereses”, es un recurso tristemente conocido en nuestro medio que no resulta digno de un debate académico.
Más allá del desagravio personal, he decidido hacer públicas estas líneas en defensa del espacio para el disenso, convencida de la necesidad de promover el debate científico y de ampliar el ejercicio de la democracia hacia adentro y hacia fuera de nuestra comunidad.

Dra. Alicia Massarini
Investigadora de Conicet
Docente e investigadora en la Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología. UBA
Agosto de 2005


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Página 12. Viernes, 15 de Mayo de 2009

Retórica del desarrollo y colonialidad del saber


Por Walter Mignolo *


Los sucesos desarrollados alrededor de las investigaciones de Andrés Carrasco sobre el herbicida empleado en la siembra y cultivo de la soja son un eslabón de una larga cadena y una creciente tendencia de varias caras que miran en la misma dirección. Las investigaciones de Carrasco ponen de relieve un principio general de la economía llamada capitalista. En ella, todo se somete al aumento de producción y de las ganancias, no importa quién caiga. Como el fin son las ganancias, el fin justifica los medios. Esto fue así desde el comienzo histórico del capitalismo en el siglo XVI, cuando la trata de esclavos hizo que las vidas humanas fueran desechables en pos de la producción, la acumulación y las ganancias.


Ese principio se ha generalizado de tal manera que, curiosamente, el director del departamento de estudios de las religiones en la Universidad de Columbia, Mark Taylor, publicó un artículo hace un par de semanas en el New York Times, titulado “El fin de la universidad como la conocimos”. Compara la universidad actual con el colapso de Wall Street y de la industria automotriz en Detroit: sistemas ya fuera de funcionamiento que necesitan remozamiento y regulación. La universidad –argumenta– necesita remozamiento y regulación. Uno de los lastres que carga es haberse convertido en centros de investigación y docencia alejados de los problemas actuales de la sociedad. Hasta ahí estamos de acuerdo. El filósofo jamaiquino Lewis Gordon adelantó argumentos semejantes hace un tiempo describiendo esta situación como una “decadencia disciplinaria”, que pone la ortodoxia del método en primer lugar y los problemas en segundo. El método precede y supera al problema.


¿Qué propone Taylor? Plantea que en vez de la organización actual en departamentos disciplinarios se organicen unidades de investigación en torno de problemas urgentes. El problema del agua, por ejemplo. Ahora bien, como la describe Taylor, la investigación creativa en torno del problema del agua estará guiada por dos tipos de intereses. Una vertiente es la de las corporaciones que ya hicieron del agua una mercancía. La investigación en esta orientación tendrá primero el ojo puesto en las ganancias, en cómo se puede hacer más dinero con la comercialización del agua. Usará la retórica del progreso y el desarrollo sustentable, sin duda. Otra vertiente es la que defiende Vandana Shiva en su libro Las guerras del agua: investigaciones creativas para revelar los subterfugios de las corporaciones interesadas en las ganancias y la mercantilización del agua, no en la vida. La mercancía-agua viene primero, después se verá cuántos la pueden comprar y cuánto adelantan los inversores de Bolsa para incrementar el precio del agua a futuro.


La visión de la universidad futura que propone Taylor coincide con el enunciado de una circular lanzada por los organizadores del Foro Universitario Mundial que se hará en Davos en 2010: “Una de las paradojas de nuestro tiempo es que el pensamiento más creativo proviene más de las empresas, los políticos y los líderes sociales que de la academia. El Foro Universitario Mundial se ha creado en la creencia de que hay una necesidad urgente para los académicos de conectarse más directa y arriesgadamente con las cuestiones fundamentales de nuestro tiempo. De la misma manera en que el Foro Económico Mundial se ha forjado un rol de liderazgo global para los políticos, los empresarios y los líderes sociales”. En este párrafo se asume que hay un solo tipo de creatividad, la creatividad positiva para el desarrollo. No se tiene en cuenta, por cierto, la creatividad investigativa que pone de relieve lo que la investigación positiva oculta (como los casos de Andrés Carrasco o Vandana Shiva). La filosofía que subyace en la organización del Foro Universitario Mundial es la creatividad para el desarrollo. La misma creatividad que desembocó en el derrumbe de Wall Street.


Lo que necesitamos es otro tipo de creatividad: respuestas como las que ha dado la comunidad académica en Argentina ante el “affaire Carrasco”. Oponerse al proyecto de Davos es sólo una parte y quizá mínima del problema en vista a la tarea de construir futuros globales comunales, no capitalistas. Es necesario trabajar creativamente en opciones descoloniales (en vez de reproducir y remozar las opciones desarrollistas) del saber y la investigación, con miras a la creación de futuros globales comunales (ya no la universalidad capitalista ni la comunista, hermanas gemelas de la Ilustración). La ecuación desarrollo/libertad es cada vez menos evidente. Tal creatividad tendrá que comenzar a partir de horizontes en los que ya no será posible por puro sentido común ni aun para los propios terratenientes argentinos ni para la propia Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes, aceptar acciones devastadoras como las de Monsanto y corporaciones semejantes. Los organizadores del Foro en Davos tendrán que advertir que están azuzando el fuego de una carrera hacia la devastación. El problema ya no es declararse anticapitalista. El problema es de vida o muerte si el capitalismo se reconstruye después de su propio intento fallido de suicidio. El problema fundamental del capitalismo es haber generado sujetos moldeados por el éxito y el éxito por las ganancias, y la felicidad por la posesión de objetos. Subjetividades de muerte bajo la convicción (o la mala fe) de ser generadores de vida y de bienestar.


* Director del Centro de Estudios Globales y Humanidades de la Universidad de Duke (EE.UU.).








Versión larga en inglés:

http://www.jhfc.duke.edu/globalstudies/pdfs/Transcultural%20Humanities%20-%20Conference%20Report1.pdf

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La muerte que viene en el viento. Los problemática de la contaminación por efecto de la agricultura transgénica en Argentina y Paraguay. Informe final del concurso: Los impactos socioculturales y económicos de la introducción de la agricultura transgénica en América Latina y el Caribe. 2005.
Por Diego Domínguez y Pablo Sabatino.
En:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/2005/soja/domsa.pdf -----------------------------------------------------------------

Trabajos científicos versus Empresas y sus expertos
Por Marta Sahores
Lic. En Química. Docente Jubilada de la UNPat
Miembro de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados por el NO A LA MINA Esquel.

Desde las empresas multinacionales se contrapone el supuesto saber de sus ¨expertos¨ al saber científico producto de trabajos serios desarrollados por investigadores de reconocida experiencia. Las empresas y sus voceros hacen campañas mediáticas de desprestigio al saber debidamente documentado. Es el caso de la campaña mediática que realiza Monsanto con el trabajo de investigación del Dr. Andrés Carrasco quien demuestra la toxicidad del glifosato. En ningún momento los ¨expertos¨ acompañan sus dichos con bibliografía adecuada que demuestre sus afirmaciones. Mucho menos presentan trabajos de investigación que avalen sus aseveraciones.

En el caso de la minería de oro y plata a cielo abierto, con el uso de tóxicos como el cianuro y otros componentes, considerada como una de las industrias químicas más contaminantes por científicos, de la talla del hidrogeoquímico Robert Moran y del Dr Korte, actuaron del mismo modo. Me refiero concretamente a lo sucedido en Esquel desde el 2002 hasta la fecha y que desarrollaré brevemente.

Ante la falaz información presentada a la población por la empresa y el gobierno en agosto del 2002, docentes e investigadores de la UNPat (Universidad Nacional de la Patagonia SJB Sede Esquel) realizaron conferencias de difusión del conocimiento científico relevado en bibliografía científica. Con distintas modalidades como ¨Cátedra Abierta”, “Extensión Universitaria” y otras, se brindaron conferencias en la universidad, escuelas, centros de salud y hasta en el Consejo Deliberante sobre recursos hídricos, leyes, exenciones impositivas y contaminación con cianuro, metales pesados y drenaje ácido entre otros.

Todas estas conferencias fueron acompañadas por la bibliografía consultada. Es mas, en el caso de las conferencias sobre contaminación, se contó con la visita del Dr Robert Moran quien avaló todo lo difundido por las docentes de la UNPAT, además de analizar el Informe de Impacto Ambiental del cual dijo ser el peor de todos los consultados en su larga trayectoria. También contamos con la presencia del conocido limnólogo Fernando Máximo Días y otros valiosos disertantes..

No obstante, después de la derrota en el plebiscito, en el cual el “NO A LA MINA” obtuvo el 81 % de los votos, los mineros y políticos llamaron a la consultora trasnacional BSR para investigar por que el pueblo otorgó ese impresionante NO al emprendimiento. Estas empresas tienen como antecedentes una guía sobre el modo de obtener una licencia social para operar: traducido a “buen criollo”, las instrucciones para imponer lo que ha sido rechazado por una comunidad.

El informe de la BSR está dirigido a los habitantes de Esquel y a tratar de convencerlos que se cometieron muchos errores, pero dejando subyacente la idea de que en el futuro no se repetirían. Se habla nuevamente de las bondades de las buenas prácticas en la minería dejando absolutamente de lado todas las cuestiones de fondo negativas que hicieron tomar una posición fundada y firme a los ciudadanos de Esquel. Nuevamente el cianuro aparece como “no tan peligroso”, el drenaje ácido se puede evitar, la ciudad puede transformarse en un mejor destino turístico, el progreso etcetera.

El informe presenta a la empresa minera como ¨respetuosa de los valores éticos, las personas, comunidades y el medio ambiente¨. Su trabajo de campo se limitó a entrevistar “mas de 100 personas”en forma individual o en pequeños grupos, un número exiguo en el cual la mayoría era perteneciente a instituciones partidarias del Si a la MINA antes del plebiscito. Menciona que la empresa desconocía las nuevas prácticas que favorecen una mayor información compartida con las “comunidades afectadas”. Admite que los habitantes a falta de “buena información buscaron por su cuenta y recibieron información de los autoconvocados por el no ….¨

Hace poco tiempo nos enteramos, ya que siempre actúan en las sombras, que también la Fundación Cambio Democrático [1] realizó a mediados del 2003 un informe titulado ¨ El conflicto minero en Esquel: evaluación y análisis ¨

Simultáneamente políticos y empresarios intentaron desprestigiar el saber brindado en las conferencias y difundido ampliamente por la Asamblea aduciendo que los disertantes (docentes e investigadores) no eran mineros (supuestos conocedores de la temática). Hoy siguen atacando a las asambleas, que difunden el conocimiento adquirido por años de lucha en todo el país, con los mismos conceptos.

Todo este trabajo de desprestigio, difundido a la comunidad tiene como objetivo el logro de la famosa ¨licencia social¨ que los pueblos se niegan a concederles!

Retomando el inicio de esta nota… La campaña de Monsanto en contra del Dr. Andrés Carrasco ha sido una campaña mediática con intento de descalificar al Investigador del CONICET y docente de la Fac. de Medicina de la UBA, sin fundamentación científica que respalde las acusaciones. En cambio el Dr. Carrasco se ha referido a trabajos anteriores al suyo como ser el de los investigadores Belle y Seralini en Francia, el de Alejandro Oliva de Rosario con la colaboración del INTA y Federación Agraria y trabajos de la Universidad Nacional del Litoral. Así como relevamientos de los doctores Rodolfo Páramo de Santa Fe y Darío Gianfelici de Entre Ríos.

En síntesis, en vez de refutar con conocimiento científico, en particular de las ciencias llamadas ¨duras¨, con otros trabajos que justifiquen sus expresiones en cuanto al tratamiento de los contaminantes, se sitúan como ¨expertos¨ por el solo hecho de poseer un título y trabajar en minería o como productores de agroquímicos, etc. Si esos trabajos existieran ya los hubieran presentado.

Es hora de que las Universidades y los Centros de Investigación exijan el respeto que se merece el saber debidamente fundado, generado en espacios autónomos de los intereses de las grandes empresas multinacionales

[1] ONG creada en 1998 en Bs. As. Es miembro de la red internacional Partners For Democratic Change (se ocupan de la gestión de conflictos a nivel mundial)

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Respuesta al pedido de difusión y firma de la declaración de un grupo de colegas frente a la situación creada por las declaraciones públicas del Dr Carrasco.

Gloria Cucullu

En el texto que se propone para ser firmado y dentro del contexto que le da el artículo periodístico y la entrevista realizada al investigador Carrasco que lo acompaña hay una variedad de temas y no el solo tema de una declaración de repudio al supuesto intento por parte de las grandes empresas de agronegocios de coartar la libertad de hacer públicas las investigaciones y de llevarlas adelante.

En realidad lo que alzó las voces que Uds. consideran como “contratadas y a sueldo de las multinacionales del agronegocio que quieren silenciar la investigación científica” fue el llamado a la prohibición del uso y venta del glifosato y no los primeros pasos de una investigación científica...

El texto parece desconocer que nos encontramos inmersos en nuestra vida cotidiana en un mundo de sustancias químicas utilizadas en la industria y en las últimas décadas en el agro a la par que desconoce el amplio alcance económico y social unilateral que acarrearía para todas las producciones del agro argentino una prohibición del glifosato a la que obviamente apunta.

Con el antecedente de las numerosas medidas sorpresivas y destructivas que se han tomado en el curso de un año por parte de organismos cuya competencia fue harto discutible, resulta temible que aparezcan prohibiciones tajantes e improvisadas. Por décadas ha habido múltiples oportunidades de conocer y discutir medidas de control frente a la toxicidad de los productos químicos empleados en la producción agraria, incluido por supuesto el ya ampliamente conocido glifosato y sus marcas comerciales. Desde hace tiempo el país cuenta con organismos con rango ministerial para que conciente y responsablemente se puedan decidir los pasos a seguir para una política general sobre productos químicos y en el caso del agro sobre el conjunto de los insecticidas, funguicidas y herbicidas que están llevando a los campos al nivel de emergencia ambiental en que se encuentran las ciudades. Efectivas limitaciones en la modalidad de empleo se derivarían de consideraciones como el nivel de riesgo y la extensión del riesgo sobre la biosfera, el agravante de la vecindad de poblaciones humanas, el análisis de los distintos modos de aplicación accesibles, el nivel de residuos permitidos en los alimentos y sobre todo la presión sobre las grandes empresas para la búsqueda de sustitutos efectivos y competitivos en términos de precios. Pero los propulsores de esta firma dan la impresión de una embestida contra la soja y no de un cuestionamiento responsable de la toxicidad.

La prohibición propuesta resultó y resulta alarmante para miles y miles de pequeños y medianos empresarios (las grandes empresas agropecuarias se mudan de país) que aplican este producto y que verían su producción de siembra de trigo, maíz, girasol, pasturas para el ganado imposibles de implantar. Toda la tecnología de la labranza mínima, del trabajo sin remoción de la tierra entra en colapso, es decir entra en colapso la conservación del suelo y por lo tanto se reduce enormemente su extensión y aumenta su demanda de agua a la par que aumenta enormemente la cantidad de combustible a emplear. Salvo las zonas núcleo, las más productivas de zona pampeana, la aptitud del resto de las tierras cuyas cualidades han sido torpemente exageradas entrarían en producción agrícola declinante al volver a la siembra convencional que requiere años de barbecho para evitar su degradación. Los promotores del texto que se propone para la firma con su insistente referencia exclusiva a la soja parecen simplemente ignorar esta realidad o bien tratar de confundir a una opinión que la ignora. Por último pero no menos importante es que al mencionar en forma despectiva y despreciativa el enfoque mercantilista y pragmático están entrando en el terreno filosófico de la adopción de valores y estilos de vida que cuestionan el mundo en que estamos insertos y que tiene esas características. De ello simulan no darse cuenta. Si tienen un enfoque diferente de las expectativas de la inmensa mayoría de la población lo tienen que explicitar frontalmente pues de otro modo generan falsas y ambiguas solidaridades hacia un estilo de sobriedad y renunciamiento que es ajeno aún a su propio medio.

No puedo dejar de hacer una referencia personal. En el año 1989 di dos conferencias sobre agroquímicos patrocinadas por la Fundación Vida Silvestre sobre la base de cursos de posgrado con examen y tesis sobre el tema de Salud Ambiental y Derecho Ambiental tomados en el Institute for Environmental Studies de la Universidad de Toronto. Canada. Para ello realice un amplio trabajo de campo entre los paperos de la Provincia de Carchi, en Ecuador y un proyecto de investigación en el Alto Valle de Rio Negro. Por esos años y por muchos años más no pude encontrar eco a mis preocupaciones salvo en sectores muy particulares de defensa del medio ambiente más bien volcados a la conservación de la vida silvestre. Celebro el interés que se ha despertado por este tema y espero que se maneje con una mejor información y un mayor grado de autenticidad.

Gloria Cucullu

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Sobre la Epidemiología Popular: Phil Brown y Richard W. Clapp

Richard W. Clapp:
Popular Epidemiology in Three Contaminated Communities.
Annals of the American Academy of Political and Social Science, Vol. 584, Health and the Environment. (Nov., 2002)
Stable URL:
http://links.jstor.org/sici?sici=0002-7162%28200211%29584%3C35%3APEITCC%3E2.0.CO%3B2-S


Phil Brown:

Popular Epidemiology and Toxic Waste Contamination: Lay and Professional Ways of Knowing.
Journal of Health and Social Behavior, Vol. 33, Nº 3 (Sep. 1992).
Stable URL:
http://links.jstor.org/sici?sici=0002-%28199209%2933%3A3%3C267%3APATWC%3E2.0.CO%3B2-H

(En caso de no poder abrir los enlaces, enviar correo a
muchasredes09@gmail.com y enviaremos el documento)





Regulaciones Internacionales del Glifosato
por David Cordero Heredia y Francisca Sánchez
Agradecemos a Gloria Cullulu enviar este material
El objetivo de este estudio es describir las normativas de varios países, así como de organismos internacionales, sobre el uso del glifosato. Las regulaciones varían de acuerdo al estándar de protección que cada Estado ofrezca a sus habitantes en materia de salud y nutrición. Muchas de las cosechas que se realizan en la zona de frontera con Colombia se encuentran contempladas en estas regulaciones e indican el residuo máximo de glifosato que pueden contener para que sean aptas para el consumo humanos.

Cabe destacar que parte del negocio de Monsanto es crear semillas transgénicas resistentes a sus productos a base de glifosato, esto da a entender que la empresa reconoce tácitamente que sus pesticidas son nocivos para cultivos genéticamente no alterados.

1.- Estados Unidos de América
a) EPA
En 1974 el Congreso aprobó la ley sobre seguridad del agua potable. Esta ley requiere que la EPA determine niveles seguros de químicos en el agua potable que puedan hacer o causar problemas de salud. Estos niveles no obligatorios, basados únicamente en posibles riesgos de salud u exposición, son llamados metas máximas de niveles contaminantes (Maximum Contaminant Level Goals).

El MCLG para el glifosato se fijó en 0,7 partes por millón (ppm) porque la EPA cree que este nivel de protección no podría causar ningún problema se salud potencial descrito.

Basado en el MCLG, la EPA fijó un Standard obligatorio llamado nivel de contaminación máximo (MLC). Los MLCS son fijados lo más cercano posible a los MCLG, considerando la capacidad de los sistemas públicos de agua para detectar y remover contaminantes usando convenientes tecnologías de tratamiento.

El MCL ha sido fijado en 0,7 ppm porque la EPA cree que con los recursos y tecnología actuales, este es el nivel mínimo en que los sistemas de agua pueden razonablemente ser requeridos para remover el contaminante en el caso en que ocurra en el agua potable.

Estos standards de agua potable y las regulaciones para asegurar estos standards son denominadas regulaciones primarias nacionales del agua potable. Todos los proveedores públicos de agua potable tienen que respetar estas regulaciones

El glifosato está clasificado por la EPA como clase E (evidencia de no carcinogénesis en humanos). Exposiciones continuadas a residuos en aguas en concentraciones superiores a 0,7 mg/l pueden causar efectos negativos en seres humanos.

Valoraciones sobre exposición y riesgo

Exposición dietética: Tolerancias han sido establecidas (40 CFR 180.364) para residuos de glifosato en o sobre una variedad de comida y mercancías alimenticias. Tolerancias están también establecidas para órganos de animales que puedan ser consumidos por humanos (riñón a 4,0 ppm e hígado a 0,5 ppm) y para carne de aves a 0,1 ppm, huevos a 0,05 ppm y productos de carne de aves a 1,0 ppm, basados en estudios para alimentación de animales y razonables dietas de ganado del peor caso.

Según la EPA, en Estados Unidos el glifosato se propone usar en vegetación indeseada, dentro y fuera de sembradíos, bosques, áreas industriales y áreas residenciales. La etiqueta del producto que ha venido utilizando hasta la fecha estipula “Este producto es solamente para uso en áreas donde no hay cultivos o árboles. No para uso en cultivos, árboles, u otras plantas cultivadas para la venta u otros usos comerciales”. la fumigación de cultivos de alimentos ciertamente no es consistente con el uso “no-agrícola” de herbicidas en los ESTADOS UNIDOS, de acuerdo con los requisitos de la EPA.

En los Estados Unidos los usos principales de glifosato son aplicados para eliminar maleza. Con el único fin de fumigar plantas indeseables, el uso “no agrícola” en EE.UU. consiste en aplicaciones de soluciones concentradas de herbicida donde hay poco o ningún contacto de trabajadores con las plantas que han sido fumigadas. La EPA sostiene que en dicho país, el uso en “sitios agrícolas es en promedio de menos de 0,75 libras de ingrediente activo de glifosato por acre.” La EPA usa especificaciones en formulaciones significativamente menos tóxicas, autorizando el uso de un máximo de 2,94% de solución. La mayoría de las etiquetas para uso forestal y vías de transporte de glifosato en Estados Unidos sugiere la aplicación con helicóptero.

b) Farm Chemicals Handbook (1990)
No se recomiendan las aplicaciones aéreas, únicamente en áreas no agrícolas y cultivos con las consideraciones anotadas y el ingrediente activo está clasificado como categoría II.
c) Forest Service Pacific Northwest Region
La máxima tasa de aplicación designada para el glifosato es de 8 lbs. a.i/acre. El Servicio Forestal no planea usar glifosato en las tasas máximas de aplicación designadas. En los parques nacionales, las tasas de aplicación varían de 0,3 a 0,4 lbs a.i./acre.
d) Standards de agua y criterios de salud (USA)
Nivel máximo contaminante (MCL) 700,0 µg/L
Meta del nivel máximo contaminante (MCLG) 700,00 µg/L
Nivel de exposición consultivo de salud por un día 20,000 µg/L
Nivel de exposición consultivo de salud por 10 días 20,000 µg/L
Nivel de exposición consultivo de salud de por vida 700,0 µg/L
Dosis de referencia 100,0 µg/kg/día
Nivel equivalente de agua potable en los ESTADOS UNIDOS 4,000 µg/L
2.- Ecuador
El INIAP establece que el uso del glifosato está dirigido al combate de malezas anuales y perennes de hoja angosta y ancha en áreas cultivadas y no cultivadas. Es aplicado sobre el follaje y traslocado al sitio de acción donde ejerce su acción tóxica. Para este propósito el INIAP recomienda el uso del glifosato en áreas agrícolas considerando aplicaciones dirigidas con pantalla en cultivos perennes y totales sobre áreas no cultivadas. La dosis que se recomienda aplicar varía de 2 a 4 litros de producto comercial por hectárea, considerando dosis menores para especies anuales y mayores para especies perennes.

3.- Colombia
EL Ministerio de interior y de justicia/ dirección nacional de estupefacientes establece que para la asperción de cultivos de coca se utiliza:
- Mezcla de glifosato, agua y coadyuvante: 23,65 lts./ha (10,4 lts. de glifosato/ha)
- Asperción de 1,04 ml por mt2
- Concentración máxima de 480 mg/l
- Cada mt2 asperjado recibe 0,499mi de ingrediente activo

Carga del avión 300-450 galones 1137-1705 litros
Descarga efectiva (de Roundup Ultra con 43,9% de glifosato) 23,4 l/ha (30 a 50 gotas/cm2) 10,3 l/ha de glifosato
Depósito de mezcla 0,4-0,7mn3/cm2 40-70 l/ha
4.- Canadá
Dirección General de producción e inspección de alimentos.
Dirección de pesticidas
Documento de decisión E92-02

Glifosato, uso pre-cosecha

Este documento de decisión consiste la etapa final en el proceso de regulación del uso pre-cosecha de glifosato (Roundup) herbicida utilizado en trigo, cebada, frejol (soybeans), guisantes, lenteja, (canola) y lino.

El texto para tratamiento pre-cosecha que va a aparecer en la etiqueta de Roundup incluye afirmaciones sobre: (1) impedir contaminación de agua, (2) mantener una zona parachoques de 15 M alrededor de áreas de no concentración, (3) impedir derivación o sobre-asperción en áreas de no concentración de habitats de vegetación y fauna La etiqueta contiene también una declaración que prohíbe la aplicación por avión. La entidad registrada, Monsanto Canadá S.a., ha concordado en desarrollar material educativo para los granjeros para destacar las restricciones en la etiqueta.

Texto de la etiqueta

Para el control en Canadá, Roundup puede ser aplicado antes de la cosecha de trigo, cebada, soyas, guisantes, lenteja y lino.

Para el control de quackgrass y cardo de Canadá y del control estacional-largo del cardo perenne de la cerda, Roundup se puede aplicar antes de cosecha de trigo, cebada, lino, lentejas, guisantes y soyas. Este tratamiento puede proporcionar también beneficios de la administración de la cosecha, secando hacia abajo cosecha a través de hidratación de vegetación de cultivos y mala hierba, por ejemplo donde hay abundancia tardía de hierbas anuales, vegetación de cultivos verdes o cultivos tardíos puede intervenir con operaciones de cosecha. Roundup se debe aplicar en la pre-cosecha en 2,5 L/ha en 50 a 100 L/ha de agua limpia por la aplicación únicamente del suelo. Roundup se debe aplicar cuando el cultivo tiene 30% o menos contenido de humedad de grano. Esta etapa ocurre típicamente 7 a 14 días antes de la cosecha. El cardo de Canadá y el cardo perenne de la cerda deben estar creciendo activamente, y en o más allá de la etapa de brote para mejores resultados. Las aplicaciones para el control de hierba (tanto para la administración de cosecha o no) debe ser hecho en la etapa correcta de tanto del crecimiento de hierba como cosecha. Aplique sólo durante el período 7 a 14 días cosecha antes asegurar mejor control de hierba y para llevar al máximo los beneficios de la administración de cosecha. La aplicación más temprana puede reducir el rendimiento de la cosecha y/o la calidad, y puede llevar a residuos excesivos de glifosato en la cosecha. NO APLIQUE A COSECHAS MADURAS PARA SEMILLAS, NO APLIQUE A lA CEBADA MADURA PARA HACERLA GERMINAR.

Evitar sobre-asperción o deriva hacia habitats importantes de fauna tales como las masas de agua, fuentes de agua, bosques y otra cubierta en las orillas de campos frecuentados por fauna. Dejar una zona parachoques de 15 metros entre la última ringlera de asperción y la orilla de cualquiera de estos habitats. No exponga ni contamine cualquier vegetación de la masa de agua ni la vegetación no concentrada por aplicación directa, asperción, ni al limpiar ni enjuagar el equipo de asperción. No APLIQUE POR AVION
Standards para agua potable en Canadá y criterios de salud
Concentración máxima aceptable intermedio (IMAC) de glifosato es 0,28 mg/L (Guideline January 1987)
Cantidad admitida insignificante diariamente para el glifosato (NDI) de 0.03 mg/kg bw por día

Líneas guía de calidad del agua ara la protección de la vida acuática en Canada
Líneas guía de agua fresca 65 µg/L

Líneas guía de calidad del agua ara la protección del uso de agua en la agricultura en Canada
Líneas guía de agua para ganado 280 µg/L
HEALTH CANADA
Regulaciones que enmiendan la regulación para alimentos y drogas (1198-Glifosato y Trimethylsulfopnium)
P.C. 2002-1794 24 de octubre, 2002

Límite máximo de residuos en fracciones de avena molida, excluyendo la harina: 35 p.p.m
Límite máximo de residuos p.p.m en soyas: 20 p.p.m.
Límite máximo de residuos p.p.m en fracciones de cebada y trigo molido, excluyendo harina y avena: 15 p.p.m
Límite máximo de residuos p.p.m en cebada y canola: 10 p.p.m.
Límite máximo de residuos en guisantes y trigo: 5 p.p.m
Límite máximo de residuos en frejol y lenteja: 4 p.p.m
Límite máximo de residuos en cereales, lino: 3 p.p.m
Límite máximo de residuos en riñón de ganado, cabras, cerdos, aves y ovejas: 2 p.p.m
Límite máximo de residuos en asparagus: 5 p.p.m
Límite máximo de residuos en hígado de ganado, cabras, cerdos, aves y ovejas: 0,2 p.p.m
5.- Países Bajos

Índices de aplicación recomendad para el Roundup son 0,3-2,9 kg a.i./ha. El glifosato puede ser aplicado a cereales, papas y espárragos inmediatamente (más de 7 días) antes de la cosecha, pero solo cuando la maduración está completa. Tratamiento para cultivos no maduros van a resultar en niveles mayores de residuos, cultivo desecación.
6.- Brasil
Desde 1998 organismos genéticamente alterados fueron prohibidos gracias a una demanda presentada por grupos de consumidores. Por tanto el uso del glifosato quedó restringido. Monsanto impulsa campañas para su legalización.
7.- Dinamarca
Después de estudios que revelaron que el agua que consumían los daneses contenía 5 veces más glifosato de lo permitido para el consumo humano, el Ministerio de Salud prohibió su uso en sitios cercanos a fuentes de agua, así como en temporadas o sectores lluviosos, de tal forma que no pueda llegar a contaminar el agua. Esta prohibición se encuentra vigente desde 2003.
8.- Unión Europea
1996 se estableció el límite máximo de glifosato residual en soya: 20 mg/kg. La compañía Montsanto, por su parte, consiguió un permiso en el que se establece una concentración máxima de glifosato en alimentos derivados de cultivos transgénicos de 20 ppm en la soya transgénica.

a) Directiva 2006/60/CE de la Comisión de las Comunidades Europeas
Según esta directiva los límites máximos de residuos de glifosato son:
Producto Glifosato(mg/kg) Producto Glifosato(mg/kg)
Mandarinas 0,5 Fresas 0,1
Naranjas 0,5 Frutas de caña 0,1
Frutos de cáscara 0,1 Bayas 0,1
Judías 2 Papas 0,5
Guisantes 10 Lúpulo 0,1
Frutos de pepita 0,1 Tuberculos 0,1
Frutos de hueso 0,1 Bulbos 0,1
Hortalizas 0,1 Leguminosas 0,1
Uvas 0,5 Frutos 0,1

9.- Paraguay
El 30 de junio de 2005, Hermann Schlender y Alfredo Laustenlager fueron condenados por homicidio culposo, por la muerte de Silvino Talavera. Silvino Talavera murió el 7 de enero de 2003 víctima de un seria deshidratación por vómito y diarrea producidos por la exposición a Roundup de Monsanto.

En dicho caso se determino que el uso irresponsable del agrotóxico en aspersiones aéreas y sin utilizar las recomendaciones del fabricante generan responsabilidad penal. El litigio se concentró en demostrar el nexo causal entre la fumigación y la muerte de Silvino Talavera, los jueces del caso determinaron que dicho vínculo quedó demostrado con los síntomas que presentaban los pobladores de la región.


10.- FAO/OMS
Hoja de datos de pesticidas Nº 91 Glifosato

Recomendaciones en la regulación de su compuesto
Transporte y almacenamiento

Formulaciones en la categoría 4.- Debe ser transportado y almacenado con una clara etiqueta, en un envase rígido a prueba de filtraciones, hecho de acero inoxidable, fibra de vidrio, aluminio, plástico o plástico revestido de acero. No mezclar, rociar o guardar en un envanse galvanizado o no revestido de acero. El almacenamiento debe ser bajo llave, mantener fuera del alcance de los niños o personas no autorizadas y mantener bien lejos de la comida o bebidas.

Formulaciones en la categoría 5: Debe transportarse y almacenarse con una clara etiqueta, en un envase rígido a prueba de filtraciones, hecho de acero inoxidable, fibra de vidrio, aluminio, plástico o plástico revestido de acero. No almacenar en envases galvanizados ni envases no revestidos de acero. Transporte y almacenamiento debe estar fuera del alcance de los niños y lejos de alimentos y bebidas

Manejo
Formulaciones en la categoría 4: Vestimenta de protección debe ser utilizada por todas las personas que manejen el componente. Adecuadas facilidades deben estar a disposición todo el tiempo durante el manejo y el lugar de manejo debe ser cerrado. Comer, beber y fumar debe ser prohibido durante el manejo y antes y después debe limpiarse.

Formulaciones en la categoría 5: Deben proveerse todas las facilidades requeridas para el manejo de cualquier químico.

Regulaciones adicionales recomendadas si es distribuido por avión
Todas las formulaciones: Pilotos y cargadores deben tener entrenamiento especial en métodos de aplicación y reconocimiento de síntomas tempranos de envenenamiento por pesticidas. Los cargadores deben vestir overoles, guantes de plástico y gafas. Hombres de pabellón deben adicionalmente vestir un sobrero impermeable, y tienen que estar localizados lejos de la zona de fumigación.

Descripción
Formulaciones en la categoría 4- recomendaciones mínimas de precaución: Glifosato es un herbicida que puede ser venenoso si se ingiere. Irritaciones de piel y ojos pueden ser consecuencia del contacto. Evitar todo contacto con la boca y la piel y la inhalación de aerosoles generados durante los procedimientos de mezcla o aplicación. Lavar salpicaduras hacia la piel y los ojos inmediatamente. Lavar manos y cara antes de comer o fumar, después de manejar el pesticida. Cambiar vestimenta inmediatamente después del trabajo. Cuando se maneja concentrados se debe usar guantes protectivas, gafas y vestimenta protectiva limpia. Almacenar lejos de comida y mantener fuera del alcance de niños. Deshacerse de los envases vacíos. Si ocurre envenenamiento, buscar atención médica. No almacenar o aplicar este producto en envases o tanques de aspersión de acero galvanizado o no revestido de acero (excepción acero inoxidable)

Formulaciones en la categoría 5- disposiciones mínimas de precaución: Esta fórmula contiene glifosato, un herbicida que puede ser venenoso si se ingiere. Evitar todo contacto con la boca, piel y ojos. Puede ser irritante en los ojos y piel. Lavar las manos y la cara después del uso. Almacenar en contenedores etiquetados fuera del alcance de los niños. Deshacerse de los envases vacíos. No almacenar o aplicar este producto en envases o tanques de aspersión de acero galvanizado o no revestido de acero (excepción acero inoxidable).

Residuos en comida
El límite máximo de residuos (MRLs) fue propuesto por la FAO/OMS en la Reunión para residuos de pesticidas. La cantidad admitida aceptable diariamente (ADI) fue establecida en 0-0,3 mg/kg b.w.

a) Glifosato DuPont
Glifosato DuPont es un herbicida de uso agrícola, no selectivo, para el control post-emergente de las malezas anuales y perennes, que se puede utilizar en pre-siembra de soya, maíz, girasol; en pre-cosecha de trigo; y en cultivos perennes en aplicaciones dirigidas.
Glifosato DuPont es de acción sistémica: Una vez aplicado sobre las malezas, es absorbido por hojas y tallos verdes, y translocado hacia las raíces y órganos vegetativos subterráneos, ocasionando la muerte total de las malezas emergidas.
Los efectos son lentos, sobre todo en especies perennes, donde después de transcurridos 4-5 días desde la aplicación comienza el amarillamiento y marchitamiento de hojas y tallos que culminan con la muerte total de las malezas.

La FAO/OMS regula las cantidades que deben utilizarse dependiendo el tipo de cultivo en el cual se utiliza (ver cuadro en el anexo 2).

b) Dupont Premium (Principio activo glifosato: 74,7%)
DUPONT PREMIUM WG es un herbicida, de uso agrícola, selectivo para cultivos genéticamente modificados (soya RR, maíz RR y algodón RR), tolerantes al principio glifosato, para el control postemergente de las malezas anuales y perennes

DUPONT PREMIUM WG es de acción sistémica, siendo absorbido por hojas y tallos verdes, y traslocado hacia las raíces y órganos vegetativos subterráneos, ocasionando la muerte total de las malezas emergidas. También se puede usar como no selectivo para el control de malezas en áreas agrícolas, industriales, caminos, vías férreas etc.

Los efectos son graduales, sobre todo en las especies perennes, donde después de transcurridos 4-5 días desde la aplicación comienza el amarillamiento y marchitamiento de hojas y tallos que culminan con la muerte total de las malezas.

La FAO/OMS regula las cantidades que deben utilizarse dependiendo el tipo de cultivo en el cual se utiliza (ver cuadro en la anexo 2).

c) OMS (1994) Glyphosate (Environmental Health Criteria 159), Geneva
Glifosato y AMPA tienen estructuras químicas similares. Estudios de metabolismo del glifosato en animales experimentales indica que esencialmente nada es biotransformado en AMPA. Datos toxicológicos sobre el metabolismo son esencialmente para asistencia de riesgos. La Reunión comparó el perfil de toxicidad de la AMPA con la del glifosato y concluyó que los mayores destinatarios de la toxicidad de AMPA han sido investigados. Los resultados demuestran una leve toxicidad. La Reunión concluyó que los dos componentes tienen perfiles toxicológicos similares y considera que una base de datos completa sobre AMPA es innecesaria. AMPA no fue considerado como una preocupación toxicológica grande como su componente. LA Reunión estableció un grupo ADI para AMPA sola o en combinación con glifosato de 0-0.3 mg/kg b.w. sobre la base de un estudio de 26 meses de toxicidad en alimentos para ratas gradados técnicamente con glifosato, usando un factor seguro de 100.

Después de la última evaluación de JMPR para toxicidad en 1986, nuevos datos están disponibles sobre el glifosato, algunos de ellos son evaluados en EHC 159. La Reunión para ello recomendó que el glifosato debe ser re-evaluado por JMPR

EVALUACIÓN TOXICOLÓGICA
Niveles que no causan ningún efecto tóxico
AMPA
Rata: 400 mg/kg del bw por el día (estudio 90-day de la toxicidad)
150 mg/kg del bw por el día (toxicidad maternal en un estudio de la toxicidad de desarrollo)
400 mg/kg del bw por el día (toxicidad fetal en un estudio de la toxicidad de desarrollo)

Perro: 300 mg/kg del bw por el día (la dosis más alta en el estudio de 90 días de la toxicidad)
Glyphosate (a partir de 1986 JMPR)
Ratón: 0.5% en la dieta, igual a 814 mg/kg del bw por el día (estudio de dos años de la toxicidad y del carcinogenicity)

Rata: 31 mg/kg del bw por el día (estudio 26-month de la toxicidad y del carcinogenicity)

Perro: 500 mg/kg del bw por el día (estudio anual de la toxicidad)
Estimación de la dosis diaria admisible para los seres humanos
0-0.3 mg/kg del bw (suma de glifosato y de AMPA)
Los 1997 JMPR fueron solicitados evaluar las nuevas aplicaciones del glyphosate en algodón, maíz y zahína según GAP. Estas nuevas aplicaciones son (1) usos tópicos pre-cultivo (2) usos de la en-cosecha a las cosechas del algodón y del maíz que genético se han modificado para ser resistentes al glifosato.

11.- Monsanto
a) Monsanto Estados Unidos
Con la finalidad de apreciar la exposición potencial dietética, Monsanto ha estimado una exposición agregada basada en las tolerancias para el glifosato en campos de granos de trigo en 1,0 ppm, en campos de forraje de trigo en 1,0 ppm, en campos de forraje de trigo en 100 ppm, en fracciones de trigo aspiradas en 200 ppm, en grano de sorgo en 15 ppm, en forraje de grano de sorgo en 40 ppm y en avena a 20 ppm. Forraje de trigo, forraje de sorgo y fracciones de granos aspirados son alimento de animales, por lo tanto, la exposición a residuos para consumo humano en estas circunstancias puede resultar si estos residuos son transferidos a carne, leche, aves o huevos.

Sin embargo, basados en los resultados de estudios del metabolismo animal y la cantidad de residuos esperados de glifosato en alimentos de animales, Monsanto ha concluído que no hay ninguna expectativa razonable que los residuos de glifosato va a exceder tolerancias existentes en la carne, huevos, aves o leche. Monsanto ha hecho una asunción conservativa, 100 % de todos los cultivos van a contener residuos de glifosato y estos residuos van a estar en el nivel de tolerancia, lo que resulta en una sobreestimación de la exposición en humanos.

Otra fuente potencial de exposición de la populación en general a los residuos de pesticidas son los residuos en agua potable y la exposición de las fuentes no ocupacionales. Un nivel de concentración máxima (MCL) ha sido establecido para los residuos de glifosato en agua potable en 0,7 mg/l desde que el glifosato fue aprobado para la directa aplicación al agua. EL MCL representa que el nivel al cual no puede ocurrir efectos de salud conocidos o anticipados, permitiendo para un adecuado margen de seguridad y basandose en la dosis de referencia (RfD).


Exposición no ocupacional al glifosato está esperado basado en la los usos actuales registrados, sin embargo, debido a la toxicidad cutánea baja y otras preocupaciones toxicológicas, el riesgo debido a una exposición de glifosato provenientes de fuentes no ocupacionales es mínima.

El máximo residuo teorético (TMRC) existente, publicado las tolerancias para el glifosato es 0,021460 mg/kg bwt/día o 1,0 porciento de la RfD para toda la población americana. Usando las asunciones conservativas de la exposición descritas anteriormente, las nuevas tolerancias propuestas en trigo, sorgo y avena van a contribuir 0,023 mg/kg/día al TMRC. Esta exposción agregada va a ser utilizada como un adicional 0,12 porciento de la RfD para toda la población americana.

La EPA generalmente no tiene preocupaciones para exposiciones por debajo de 100% de la RfD. Basados en los estudios de toxicidad, Monsanto concluye que no existe ninguna certeza razonable que ningún perjuicio puede resultar de la exposición agregada a los residuos de glifosato, incluyendo todas las exposiciones dietéticas anticipadas y otras exposiciones no ocupacionales.

b) Monsanto Europa

Expone los residuos de Roundup permitidos en los alimentos o exposición directa para no causar daños en la salud de animales y seres humanos:

Toxicidad oral aguda: 5.000 mg/kg de peso corporal
Toxicidad dérmica aguda: 5.000 mg/kg de peso corporal
Efectos crónicos/carcinogenicidad: tumores con cantidades mayores de 30.000 mg/kg dieta, toxicidad 5.000 mg/kg dieta.
Toxicidad para el desarrollo/teratonicidad: 1.000 mg/kg de peso corporal
En todos los casos se presentan efectos histopatológicos


FUENTES
http://www.inchem.org/documents/jmpr/jmpmono/v86pr08.htm
http://www.mindfully.org/GE/2004/RR-Creeping-Bentgrass24sep04.htm
http://www.mindfully.org/Pesticide/Monsanto-Roundup-Glyphosate.htm
http://www.ciepac.org/boletines/chiapasaldia.php?id=503
http://www.michica.org/aniderechos/documentos/legislacioncol.html
http://www.aida- americas.org/templates/aida/uploads/docs/2002_Comments_on_DoS-SP.pdf
http://www.pmra-arla.gc.ca/english/pdf/rdd/rdd_e9202-e.pdf
http://www.fao.org/docrep/w8141e/w8141e0u.htm
http://www.pesticideinfo.org/Docs/ref_waterair2.html#MCL
http://www.pitt.edu/~relyea/Roundup.html
http://pmep.cce.cornell.edu/profiles/herb-growthreg/fatty-alcohol-monuron/glyphosate/pest-tol-pet-glyphosate.html


CARTA DE LA BIOLOGA LILIAN JOENSEN AL PROGRAMA MARCA DE RADIO (EDUARDO ALIVERTI) QUE ENTREVISTO AL DR LINO BARAÑAO

Mi nombre es Lilian Joensen, soy biologa, Dra. de la UBA, area biologia celular. Entre 1991-1995/1998-2003 forme parte del equipo de investigadores del INP Dr. Mario Fatala Chaben, ANLIS, Malbran y entre 1998-2008 tambien en la Catedra de Farmacologia de la Facultad de Odontologia de la UBA, trabajando en Chagas. Tambien soy miembro del Grupo de Reflexion Rural desde hace unos años.

Por la presente quisiera hacerles llegar las referencias sobre las cuales la OMS, la FAO y la EPA basan, mayormente, su revisiones para la clasificacion del glifosato y AMPA. Lo que salta a la vista es que no hacen ninguna mencion a los trabajos publicados mas recientes del grupo de Seralini de la Universidad, de Seralini de 2005, 2008 y 2009, por ejemplo. Hay muchos mas para mencionar de otros grupos que tambien indican la toxicidad del glifosato para celulas humanas, para mamiferos y otros vertebrados, asi como para los ecosistemas, si solo se hace una busqueda en el banco de datos del PUBMED del NIH, una herramienta utilizada por todos los cientificos del mundo. Supongo que el ministro Barañao sabe usar esta herramienta tambien. Es incomprensible que entonces no se haya molestado en hacerlo antes de hablar a los medios difamando a un cientifico del CONICET, que si se tomo este trabajo antes de comenzar el suyo propio. Es significativo que la OMS y la FAO tampoco se tomen esta molestia, cuando clasifican a los pesticidas, como en este caso, el glifosato.

A continuacion, ennumero algunos datos que me parece importantes destacar.

Es importante tener en cuenta que las clasificaciones de la OMS y FAO no estan basadas en estudios propios o de grupos independientes de los intereses de las empresas, sino que en informes de estudios no publicados, hechos por las empresas mismas.

Barañao critica al Dr. Andres Carrasco porque no espero a publicar sus resultados, para que ellos fueran revisados por referis pares utilizados por las revistas cientificas, normalmente. Lo que no veo que es que se critique a los organismos de la ONU o a la EPA por clasificar los agrotoxicos en base a informacion de las mismas transnacionales que los producen y comercializan. En este caso es la famosa Monsanto.

A contiuacion, copio las referencias utilizadas en algunos ejemplos de documentos publicado en la OMS, FAO y EPA sobre glifosato y AMPA . Recordemos cómo fue criticado Carrasco por dar a conocer resultados “no publicados”. Nótese todos las menciones de documentacion no publicada presentada por Monsanto a las agencias mencionadas. Remarco en verde algunos comentarios mios al respecto:

1) (http://www.who.int/water_sanitation_health/dwq/chemicals/glyphosateampa290605.pdf
Las referencias para esta revision y recomendación de este documento sobre agua potable de la OMS son:
Bio/Dynamics Inc. (1981b) A three-generation reproduction study in rats with glyphosate. Final
report. Unpublished report prepared by Bio/Dynamics Inc., Division of Biology and Safety Evaluation,
East Millstone, NJ. Submitted to WHO by Monsanto Ltd. (Project No. 77-2063; BDN-77-147).
Bio/Dynamics Inc. (1983) A chronic feeding study of glyphosate (Roundup technical) in mice.
Unpublished report prepared by Bio/Dynamics Inc., Division of Biology and Safety Evaluation, East
Millstone, NJ. Submitted to WHO by Monsanto Ltd. (Project No. 77-2061; BDN-77-420).
CCME (1989) Canadian water quality guidelines. Ottawa, Ontario, Environment Canada, Canadian
Council of Ministers of the Environment.
FAO/WHO (1986) Pesticide residues in food — 1986. Evaluations — 1986. Part I — Residues. Rome,
Food and Agriculture Organization of the United Nations, Joint FAO/WHO Meeting on Pesticide Ni la FAO ni la WHO hacen los estudios, sino que hacen una revision donde se basan en estudios hechos por la industria principalmente y entregados por Monsanto mismo.
Residues (FAO Plant Production and Protection Paper 78).
FAO/WHO (1987) Pesticide residues in food — 1986. Evaluations — 1986. Part II — Toxicology.
Geneva, World Health Organization, Joint FAO/WHO Meeting on Pesticide Residues (FAO Plant
Production and Protection Paper 78/2). Ni la FAO ni la WHO hacen los estudios, sino que hacen una revision donde se basan en estudios hechos por la industria principalmente y entregados por Monsanto mismo.
FAO/WHO (1998) Pesticide residues in food — 1997 evaluations. Part II — Toxicological and
environmental. Geneva, World Health Organization, Joint FAO/WHO Meeting on Pesticide Residues
(WHO/PCS/98.6). lo mismo en este caso
IPCS (1994) Glyphosate. Geneva, World Health Organization, International Programme on Chemical
Safety (Environmental Health Criteria 159). El IPCS tampoco hace los estudios, sino que hace una revision donde se basan en estudios hechos por la industria principalmente y entregados por Monsanto mismo.
IRDC (1980a) Test article — Technical glyphosate: Teratology study in rats. Unpublished report
prepared by International Research and Development Corporation, Mattawan, MI. Submitted to WHO
by Monsanto Ltd. (Study No. 401-054; Reference No. IR-79-016).
IRDC (1980b) Test article — Technical glyphosate: Teratology study in rabbits. Unpublished report
prepared by International Research and Development Corporation, Mattawan, MI. Submitted to WHO
by Monsanto Ltd. (Study No. 401-056; Reference No. IR-79-018).
Kjaer J et al. (2004) The Danish pesticide leaching assessment programme: monitoring results 1999–
2003. Copenhagen, Geological Survey of Denmark and Greenland
(http://pesticidvarsling.dk/monitor_uk/2003.html).
Monsanto (1987) 90 day study of glyphosate administered in feed to Sprague-Dawley rats.
Unpublished report No. MSL 7575, prepared and submitted to WHO by Monsanto Ltd., Monsanto
Environmental Health Laboratory, St. Louis, MO (Project No. ML-86-351/EHL 86128).
Monsanto (1990a) Chronic study of glyphosate administered in feed to albino rats. Unpublished report
prepared and submitted to WHO by Monsanto Ltd., Monsanto Environmental Health Laboratory, St.
Louis, MO (Project No. MSL-10495).
Monsanto (1990b) Two generation reproduction feeding study with glyphosate in Sprague-Dawley
rats. Unpublished report prepared and submitted to WHO by Monsanto Ltd., Monsanto Environmental
Health Laboratory, St. Louis, MO (Project No. MSL-10387).
NTP (1992) NTP technical report on toxicity studies of glyphosate (CAS No. 1071-83-6). Research
Triangle Park, NC, National Toxicology Program (Toxicity Report Series No. 16).
WHO (1996) The WHO recommended classification of pesticides by hazard and guidelines to
classification 1996–1997. Geneva, World Health Organization, International Programme on Chemical
Safety (WHO/PCS/96.3).


2) En este documento de la FAO, sus revisiones se basan en resultados provistos por Monsanto y Cheminova, quienes producen y comercializan el glifosato en el momento de evaluacion: http://www.fao.org/ag/AGP/AGPP/Pesticid/Specs/docs/Pdf/new/glypho01.pdf

3) Esta evaluacion de la FAO tiene las mismas caracteristicas que las demas mencionadas: http://www.fao.org/ag/AGP/AGPP/Pesticid/JMPR/Download/94_eva/glyphos.pdf
Allin, J.C. 1989. Glyphosate residues in wheat grain and straw after pre-harvest treatment. Report No. MSL-8959. Unpublished.
Cowell, J.E 1977. Glyphosate residue in soya bean following post-directed treatments of glyphosate. Agricultural
Research Report No. 469. Monsanto. Unpublished.
Cowell, J.E., Kunstman, J.L, Nord, P.J., Steinmetz, J.R. and Wilson, G.R. 1986. Validation of an analytical
residue method for analysis of glyphosate and metabolite: an interlaboratory study. J. Ag. Fd Chem. 34, 955-980.
Kunstman, J.L. 1983. Glyphosate residues in soya beans and soya bean fractions following recirculating sprayer
and pre-harvest topical treatments. Report No. MSL-3259. Monsanto. Unpublished.
Kunstman, J.L 1984. Glyphosate residues in soya beans and forage in crops from Canada following selective
equipments treatments with glyphosate herbicide. Report No. MSL-3353. Monsanto. Unpublished.
Kunstman, J.L. 1989. Glyphosate residues in soya bean grain and fodder following topical or directed application.
Report No MSL-7894. Monsanto. Unpublished.
Mueth, M.G. 1988. Glyphosate residues in Canadian soya beans after pre-harvest treatment. Report No. MSL-
8120. Monsanto. Unpublished.
Oppenhuizen, M.E. 1994. Magnitude of glyphosate residues in soya bean seed following pre-harvest application of
glyphosate, 1993 trials. Report No. MSL-13283. Monsanto. Unpublished.
Steinmetz, J.R 1985. Glyphosate residues in soya beans and dry beans from Canada following selective equipment
treatments with Glyphosate. Report No. MSL-5068. Monsanto. Unpublished.
Steinmetz, J.R. 1987. Reanalysis of glyphosate residues in soya beans and cotton following spot treatment of
glyphosate at late stages of plant growth. Report No. MSL-5642. Unpublished.
Steinmetz, J.R. and Cowell, J.E. 1984. Glyphosate residues in wheat grain milling/fractionation products. Report
No. MSL-4005. Monsanto. Unpublished.

4) Lo mismo sucede cuando se miran las referencias de la EPA de EEUU para la clasificacion del glifosato: http://www.epa.gov/iris/subst/0057.htm
Solo como ejemplos:
I.A.2. Principal and Supporting Studies (Oral RfD) Monsanto Company. 1981a. MRID No. 0081674, 00105995. Available from EPA. Write to FOI, EPA, Washington, DC 20460. ...
...Additional Studies/Comments (Oral RfD)...Reproduction - rat: Principal study - see previous description; core grade minimum 2) 2-Year Feeding (oncogenicity) - rat: Dietary levels tested: 0, 30, 100, and 300 ppm (Male...(Monsanto Co., 1981b), etc.

Saludo con toda atencion

Lilian Joensen,
Grupo de Reflexion Rural


Carta enviada por la Lilian a Marca de Radio en respuesta a la bibliografía utilizada por el Dr. Lino Barñao para fundamentar la inocuidad del glofosato




Ministra de Salud de Paraguay se compromete a actuar contra el envenenamiento de campesinos.

Escrito por Jorge Zarate - jueves, 11 de diciembre de 2008
«Ocuparse de este problema es un compromiso ético», dijo la ministra de Salud, Esperanza Martínez, al anunciar que una Comisión especial integrada por el MSP y otros órganos del estado controlarán los impactos de las fumigaciones con agroquímicos en las más de 2,6 millones de hectáreas de soja que se siembran en el país. La ministra dijo que es necesario tener normas para regular el tema. «Podría ser en principio un decreto y después sancionar una ley, tenemos que ocuparnos y dejar de preocuparnos», expuso.
Solo 307 intoxicados con agroquímicos registró el sistema de salud durante el año 2007 aunque los técnicos de Vigilancia de Salud calculan que la cifra debería multiplicarse por cinco. Esto es debido a desconocimiento de los médicos, amedrentamientos y otros elementos que fueron expuestos en el foro de discusión sobre «La problemática de los plaguicidas y la salud» que se desarrolló el miércoles 3 en el teatro García Lorca de la Manzana de la Rivera, organizado por Base de Investigaciones Sociales, la red de ONGs Pojoaju, Altervida, Red Rural y la Red de Acción en Plaguicidas (Rap-Al).

Allí se presentó en extenso el estudio médico «Malformaciones Congénitas Asociadas a Agrotóxicos» [descargar el informe] de Elena Benítez, María Luisa Macchi y Marta Acosta. Las médicas detectaron 52 casos de malformaciones en un año en el hospital de Encarnación, fotos escalofriantes acompañaron la presentación. «No creímos que fueran a reaccionar así», dijo Benítez al comentar la serie de amenazas y acciones que los grupos de presión de los sojeros hicieron contra las médicas. «Fueron a reclamar a la universidad un dictamen de la validez científica de nuestro estudio, por ejemplo», comentó.

En el estudio se expone que «del análisis de los datos de las entrevistas de la comparación entre los recién nacidos sanos con los que tenían malformación congénita se encontraron las siguientes asociaciones que fueron significativas:

Si la vivienda estaba situada a un kilómetro o menos de campos agrícolas fumigados, los bebés tenían 2 veces más riesgo de tener malformaciones congénitas. Si se había dado contacto directo o accidental con plaguicidas durante el embarazo el riesgo aumentaba 3 veces. Si los pesticidas eran almacenados en el hogar el riesgo aumentaba 15 veces. Si había antecedentes de malformación congénita en la familia el riesgo se acrecentaba 6 veces más». Contundente y silenciado por los medios masivos de comunicación.

Testimonios y compromisos

Después fue el turno de los campesinos de distintas organizaciones y departamentos que dieron ejemplos directos de lo que está pasando en este momento en los campos ya que entre octubre y marzo, los tiempos de siembra y cosecha, se fumigan constantemente los sojales. «Nosotros tenemos 260 hectáreas en un mar de soja», describe Genaro López de la Asociación de Agricultores del Alto Paraná (Asagrapa), señalando que después de muchas luchas consiguieron que la fumigación no se hiciera con aviones y que al menos ahora los sojeros usan tractores. «El MSP nunca controló lo que pasa en nuestra comunidad», explicó. Alto Paraná, Itapúa, Caníndeyu, San pedro y Caazapá son las zonas críticas según los registros, indicó Graciela Gamarra, de Vigilancia Epidemiológica del MSP que aseguró que «existe un compromiso de fortalecer el Registro nacional de casos por intoxicación por plaguicidas».

Agroquímicos

Entre febrero del 2006 y marzo del 2007 se registraron al menos 52 casos de nacimientos con malformaciones congénitas en el Hospital Regional de Encarnación todas ligadas al uso indiscriminado de agrotóxicos Unas 736 mil toneladas de fertilizantes, 8 millones de litros de herbicidas, 1.700.000 litros de fungicidas y 2.450.000 litros de insecticidas se usaron en el 2007.

El Servicio Nacional de Sanidad Vegetal (Senave) no pudo precisar qué porcentaje de ellos está en la franja roja de alta toxicidad. Más de 300 casos de personas intoxicadas por año se registran

http://www.lasojamata.org/es/node/302


Lic. Adriana C. Husni
Lic en Quimica Especialista en Higiene y Seguridad en el Trabajo
Cel 15-56332228



1 comentario:

  1. Es interesante: el martes de la semana pasada (5 de mayo) escucho a un funcionario de la Secretaría de Agricultura en el área de biotecnologia, Dr. Burachik, en el programa de canal 7 "Historia presente", diciendo precisamente que cuando los europeos etiquetan alimentos transgénicos "el problema lo tienen ellos, por suerte nosotros no lo tenemos". Me sorprendió esta afirmación de un funcionario técnico del gobierno. ¿Cómo se puede decir tal cosa para estos alimentos o cualquier otro? ¿Cómo se anima a mostrar de esa forma cuán desprotegidos están las poblaciones de este país con funcionarios como él? ¿Dónde están los derechos de los consumidores respetados más y más en el mundo? Al leer el comentario a la Dra Massarini, comprendí frente a que sujeto social estamos y a no tener dudas de que la soja es, a pesar todo, una política del Estado argentino.
    Norma Giarracca. Prof. Titular de Sociología Rural, FCC-UBA
    PD: además me parece de muy mal gusto que un funcionario de Estado hable como habla de las decisiones de la Unión Europea en materia agraria (que evidentemente no es su espcialidad)

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